Especiales Semana

El proyecto Transmetro. una posibilidad de cambio para el área metropolitana de Barranquilla

Enrique Berrío Mendoza*
16 de febrero de 2003

Inicialmente el Distrito de Barranquilla y el Area Metropolitana incluyeron en sus planes de desarrollo la ejecución de un proyecto de transporte masivo. Luego, hace ya un año, un grupo de especialistas en transportes, coordinado por la Cámara de Comercio, presentó ante el señor Alcalde y la comunidad los estudios preliminares de un sistema que para la ciudad se denominó TRANSMETRO.

Desde entonces, numerosos han sido los comentarios, inquietudes, imprecisiones y especulaciones que han surgido, especialmente por el carácter revolucionario de este proyecto de transporte masivo que persigue, principalmente, mejorar la calidad de vida en nuestra urbe mediante su modernización y optimización. Con esta intervención se pretende aclarar algunos comentarios que aunque erróneos, por lo frecuentes, confunden a la opinión pública y en ocasiones se toman como ciertos.

En primer lugar, se comentó en forma superficial que la demanda de transporte público en la ciudad no justificaba introducir un sistema de transporte masivo. Además, se dijo por algunos que tal vez el único corredor que ameritaba este tipo de tratamiento era el de la Calle Murillo. Al respecto, se debe aclarar que Barranquilla actualmente cuenta con cuatro corredores que justifican en forma sobrada un sistema de transporte masivo, éstos son: 1) Calle 30-Avenida Olaya Herrera, 2) Calle Murillo-Vía 40, 3) Vía Cordialidad, y 4) Vía Circunvalar. El corredor de la Avenida Olaya Herrera agrupa toda la demanda de transporte público del sector norte de Barranquilla.

Conteos minuciosos muestran volúmenes de pasajeros superiores a 10.000 en la hora pico y en un solo sentido, siendo el corredor de la Calle Murillo el mayor con 16.000 pasajeros por hora pico por sentido, y el de la Vía Cordialidad el menor con 10.000 pasajeros por hora pico por sentido. Estas cifras son lo suficientemente altas como para justificar una optimización en la operación del sistema.

En segundo lugar, se indicó que la problemática de los arroyos de Barranquilla era más apremiante que el proyecto Transmetro, por el factor de inseguridad que encierran y por las interrupciones que ocasionan en el Área Metropolitana, especialmente en el Municipio de Soledad y en el Distrito de Barranquilla. No hay duda que la existencia de los arroyos son un grave inconveniente, pero esa es una realidad vergonzosa o curiosa con la que tendremos que vivir por más tiempo los barranquilleros, y cuya solución es mucho más costosa y traumática que la que encierra la del transporte público.

La propuesta del Transmetro recomienda que se consideren soluciones puntuales en aquellos sitios de conflicto entre el sistema y los arroyos. Pretender solucionar éstos es un propósito costoso, para el cual se requiere acopiar recursos nacionales dada la escuálida realidad de las finanzas locales.



Respecto a la inseguridad, las cifras anuales de decesos y heridos son contundentes. Durante el 2001, aproximadamente 41 personas murieron y 200 más resultaron heridas en accidentes que involucraron vehículos dedicados a la prestación de este servicio público. En lo corrido de este año, ya se ha reportado la muerte de 21 personas y 55 más han resultado heridas en estas circunstancias. Por otro lado las cifras de accidentes que generan los arroyos no se comparan con las que se han mencionado.

En tercer lugar se ha dicho que el Transmetro es costoso y que las administraciones Distrital y Metropolitana no cuentan con recursos propios para su implementación. Por estos días la Alcaldía procura el saneamiento de sus deudas, lo cual favorecerá la financiación del Transmetro cuya construcción deberá acometerse por etapas y pensando en el largo plazo. Además, los recursos provenientes de la concesión de la malla vial deben dirigirse a la concreción de este proyecto. De hecho, es lo más razonable puesto que los ingresos de la concesión de la malla vial provienen de la sobretasa a la gasolina, y deben utilizarse en obras como ésta y no en trabajos de mantenimiento rutinario.

Respecto al costo, es conveniente aclarar que la Nación puede contribuir hasta con un 70% del monto del proyecto de transporte masivo, y además, éste cuenta con un componente que proviene del sector privado, lo cual facilita su financiación. Considerando costos preliminares para el proyecto, cercanos a $611 mil millones, una participación del sector privado con $191 mil millones, y un aporte de la Nación de $294 mil millones, el Área Metropolitana y el Distrito de Barranquilla tendrían que invertir unos $126 mil millones, lo cual es muy factible de ejecutar dados el plazo de ejecución y la multiplicidad de beneficios que se obtendrían.

En cuarto lugar, se ha preguntado sobre la necesidad de un proyecto como el Transmetro y si el Área Metropolitana de Barranquilla cuenta con vías adecuadas para su construcción. La obsolescencia del sistema actual, su inseguridad, las ineficiencias en su operación, y la cruel "Guerra del Centavo", ciertamente justifican la construcción del Transmetro.

Además, la inversión en la infraestructura transportadora de Barranquilla ha sido prácticamente nula durante muchas décadas. Ninguna de las ya viejas nuevas obras incluidas en el plan vial propuesto desde 1985 por la Misión Japonesa se ha realizado. Hemos sido objeto de burla por la construcción de planes fantasmas como la ampliación de la Carrera 50.

Y también hemos pasado por mediocres. Así ocurrió con la construcción incompleta de vías como la Circunvalar. Qué decir de los "puentes sordos", por aquello de que no tienen orejas, como el de Murillo con la Vía 40 y el de la Carrera 50 sobre la Calle 48, que se robó el campeonato; además es único en el mundo pues cuenta con cuatro carriles a lo largo de una vía que sólo tiene un carril. Hasta cuándo continuaremos con ese perfil tan bajo, y ese estilo de construir las cosas a medias?

Respecto a la disponibilidad de espacios para que opere el Transmetro, por fortuna Barranquilla y su Área Metropolitana sí cuentan con vías por donde pueden circular sus equipos; es sólo cuestión de redistribuir el uso de las áreas disponibles con los diseños adecuados. Tradicionalmente las ciudades se han dedicado a construir nuevas vías y a ampliar las existentes para ofrecer una mayor capacidad transportadora. Sin embargo, y debido a la preferencia que se le ha dado al transporte individual, estas expansiones de la red vial vuelven a colmarse de carros en forma rápida.

En nuestro caso, ni hemos construido nuevas vías de carácter metropolitano ni mucho menos hemos ampliado las existentes. Estamos pues, en la antesala del colapso pero en el momento justo para actuar. La mejor opción es dirigir nuestra voluntad hacia un propósito colectivo de ciudad, y orientar los escasos recursos a dignificar, modernizar y optimizar el transporte público ya que por este medio se realizan alrededor del 76% de todos los viajes motorizados de la ciudad. Tradicionalmente hemos dirigido la inversión a reconstruir vías, pero ¿cuándo hemos pensado en mejorar el transporte público para el bienestar de los usuarios, que somos casi todos, a través de un sistema eficiente, seguro, cómodo y moderno?

Optar por el transporte público implica un cambio radical en la manera de invertir los recursos; implica, por ejemplo, dedicar el corredor de Olaya Herrera al transporte público y peatonal, y adecuar vías alternas para la circulación del transporte particular.

En sexto lugar, se ha afirmado que en vez del Transmetro se deben construir puentes y obras complementarias que faciliten la circulación vehicular, y que se debe trabajar también por acabar con la "Guerra del Centavo". Precisamente, uno de los objetivos del Transmetro es terminar de una vez con ésta a través de un cambio radical en la operación del transporte público. La propuesta menciona que este servicio debe ser prestado por empresas realmente comprometidas con sus usuarios, con sus empleados y con la comunidad en general. Se remunera al operador por kilómetro recorrido y no por pasajero transportado, acabando así con esa competencia peligrosa que produce la feroz cacería de pasajeros.

En cuanto a la inversión a ejecutar, el proyecto Transmetro va más allá de construir unas vías especiales, estaciones organizadas, e introducir equipos modernos. Es un proyecto integral de inversión social que busca mejorar la calidad de vida en el Area Metropolitana de Barranquilla. Además de la infraestructura mencionada, incluye mejoras en las aceras para facilitar la circulación peatonal, tratamiento paisajístico para mejorar la calidad visual del entorno, especialmente en el Centro de Barranquilla; el sistema favorece la accesibilidad de los discapacitados, puentes vehiculares y peatonales que facilitan la circulación general, sistemas de semaforización modernos que garantizan la seguridad vial, mejoramiento en el diseño geométrico de las vías e intersecciones, y lo más importante, un transporte público eficiente, moderno, digno y seguro que defienda y respete la vida, pues está concebido para personas de nuestro tiempo.

En séptimo y último lugar, se ha afirmado que existen otras necesidades más prioritarias en las áreas de salud y educación que merecen ser atendidas antes que un proyecto como el Transmetro. Son incuestionables los problemas que presenta el Area Metropolitana de Barranquilla en materia de salud y educación. No obstante, vale aclarar que los recursos con los que se cuenta para manejar todas estas deficiencias provienen de fuentes distintas, y resulta imposible utilizar recursos que se deben destinar al sector transportes en salud o educación. Nuestra recomendación es, por un lado, optimizar los recursos disponibles en el sector de transportes en un proyecto de gran impacto, y aprovechar al máximo los posibles aportes provenientes de la Nación. Por el otro lado, los sectores de salud y educación deben esforzarse también por maximizar la utilización de los recursos disponibles en proyectos que mejoren la calidad de vida de la comunidad. También es útil indicar que las ciudades compiten por la asignación de recursos nacionales dirigidos a soluciones de transporte masivo. En consecuencia, lo que Barranquilla no logre del presupuesto nacional para ese fin, le corresponderá a otra ciudad y tales partidas se habrán perdido para nuestra comunidad.

Para finalizar, recordando que no podemos continuar haciendo las cosas a medias, es necesario que el proyecto se haga y bien hecho. De lo contrario, perderá credibilidad y continuaremos con el desorden actual. Es clave que los estudios técnicos por realizar sean de excelente calidad y que se tomen el tiempo necesario para su ejecución. De esta forma evitaremos incurrir en improvisaciones que perjudiquen el producto final.

Y los procesos licitatorios para la ejecución de los estudios, la construcción de las obras públicas y la entrega en concesión de la operación deben ser claros y transparentes. Tenemos muchas necesidades y pocos recursos y no los podemos dilapidar. Una última recomendación a la Administración Pública: como existe el compromiso de hacer público lo público, hay que mantener muy bien informada a la comunidad sobre los avances del Transmetro, pues las especulaciones e imprecisiones que circulan, sólo desacreditan e interfieren con el éxito del proceso.

*Presidente Ejecutivo, y Jorge Bermúdez Celín, Director de Desarrollo Urbano, de la Cámara de Comercio de Barranquilla