Especiales Semana

EL REGRESO DE LEMOS

DESPUES DE RECIBIR EL APLAUSO UNANIME POR SU ELECCION, CARLOS LEMOS HIZO LO QUE LES CORRESPONDE A LOS VICEPRESIDENTES EN COLOMBIA Y A LOS REYES DE INGLATERRA: NADA

13 de enero de 1997

En 1996 Carlos Lemos Simmonds supo estar en el momento preciso y en el lugar adecuado. En efecto, cuando todos los colombianos buscaban afanosamente la persona que había de reemplazar a Humberto de la Calle salió del cubilete el nombre de este respetado ex ministro li-beral. Su elección como nuevo vicepresidente logró el milagro de dejar satisfechos a los dos bandos en los que se ha dividido el país por cuenta del proceso 8.000. El país samperista, encarnado fielmente por el Congreso de la República, le reconoció su militancia en el Partido Liberal y sobre todo su lealtad con el presidente Samper en los momentos difíciles; y el país 'conspirador', cuyo principal objetivo es la restauración moral y el acercamiento con Estados Unidos, estuvo de acuerdo en que no había nadie mejor que Lemos para izar la bandera de la moralidad y tener línea directa con Washington.Lemos Simmonds se ha caracterizado por asumir posiciones verticales. Su vida pública no admite términos medios. El país recuerda todavía la valerosa actitud que asumió siendo ministro de Gobierno de Virgilio Barco a fines de 1989 para hundir la reforma constitucional por un narcomico que buscaba eliminar la extradición. Meses antes, luego del asesinato de Luis Carlos Galán, siendo Lemos ministro de Comunicaciones y de Justicia encargado, su concurso había sido vital para establecer la extradición por vía administrativa. El mismo debió firmar varias de ellas sin que le temblara el pulso.Pero quizás una de las virtudes que más le reconocen los colombianos a Carlos Lemos es su solidaridad con Samper en momentos en que el Presidente estuvo al borde de la caída. Cuando varios de sus más importantes funcionarios y hombres de confianza abandonaban al primer mandatario, Lemos no dudó un segundo en ofrecerle su respaldo. Luego del fallo absolutorio de la Cámara de Representantes firmó varias cartas de apoyo y movilizó a varios embajadores en favor de Samper. La gestión realizada por Lemos en esos momentos difíciles fue bien reconocida por Samper, quien postuló su nombre para vicepresidente. La lealtad de Lemos en materia diplomática fue comparada con la de Horacio Serpa en materia política. Pero mientras éste espera convertir ese reconocimiento en votos para las presidenciales de 1998, el vicepresidente parece dispuesto a quedarse quieto en su cargo, que bien puede ser el de su jubilación definitiva.