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El 'eje del mal' definido por Bush se completa con Irán y Corea del Norte. ¿Cuál de ellos sigue?

24 de marzo de 2003

Desde antes de que la guerra a Irak fuera una realidad ya muchos se preguntaban qué vendría después. La política de la administración Bush está marcada por la línea dura de los 'halcones' y el ataque a Hussein es la primera muestra de la "guerra preventiva", pero puede no ser la última. Hay desde ya dos candidatos para futuros ataques: Corea del Norte e Irán.

Los dos completan la terna que compone el "eje del mal" al que Bush se refirió en el famoso discurso del Estado de la Unión. Pero en ambos casos se trata de ejércitos más fuertes que el desmantelado de Irak. Tanto Corea del Norte como Irán tienen programas nucleares activos y la primera ya tiene, por lo menos, dos bombas atómicas.

Ambos países tienen fuertes razones para tener armas nucleares. "Primero, es un deseo de protegerse de la interferencia externa y de disuadir a otros países, como Estados Unidos, de ir tras ellos, explicó a SEMANA Gideon Rose, ex funcionario de la administración Clinton y editor de la revista Foreign Affairs. El segundo factor es un deseo de incrementar su influencia. Y el tercer factor, como en el caso de Norcorea, es obtener concesiones a cambio de desarmarse. La mezcla precisa de ingredientes en cada caso es difícil de evaluar".

El gobierno de Irán, que todavía hace parte del tratado de no proliferación de armas nucleares, anunció en febrero su decisión de desarrollar tecnología nuclear con fines energéticos. Pero el argumento no es convincente si se tiene en cuenta la riqueza del país en otras fuentes como el petróleo y el gas.

La preocupación de Irán es la instalación de un gobierno satélite de Estados Unidos en Irak. Quedará rodeado por aliados de ese país y sus relaciones con el Tío Sam han sido hostiles. Incluso durante la guerra entre Irak e Irán, en los años 80, Washington apoyó a Hussein para contrarrestar el fanatismo religioso de los ayatollahs.

A pesar de que fue uno de los primeros países en condenar los atentados del 11 de septiembre y de que Teherán odiaba al régimen Talibán afgano, Bush lo incluyó dentro de la terna y sostiene que Irán ha albergado sospechosos del grupo terrorista Al Qaeda. Eso sería excusa suficiente para aplicarle la misma medicina que a Irak.

Sin embargo Washington podría considerar que declarar la guerra a otra nación musulmana sería interpretado como un ataque contra el Islam y por otro lado el poderío militar iraní es seis veces mayor que el de Irak. Además Iran está en el proceso reformista de su presidente, Mohamed Kathami, e interrumpirlo iría en contravía de los intereses norteamericanos (ver la página 34.)

Corea del Norte parece mucho más crítica. El país de Kim Jong Il ha sido desafiante y desde que se retiró del tratado de no proliferación nuclear y reanudó su programa atómico ha efectuado varias pruebas de misiles en el mar del Japón. Además de tener el cuarto ejército del mundo y de la sospecha de sus dos armas nucleares, los expertos sostienen que Corea del Norte pronto estará en capacidad de producir una bomba por mes a tiempo que ha desarrollado misiles como el Taepodong-2, que podría alcanzar la costa de Estados Unidos.

Aunque el secretario de Estado Colin Powell ha dicho que no es una crisis, muchos, como Henry Kissinger, piensan que la amenaza en la península coreana es más real que el supuesto peligro que representó Irak. Incluso Pyongyang afirmó que cualquier sanción en su contra será una declaratoria de guerra.

Otros argumentan que la actitud de ese país comunista es sólo un chantaje nuclear, pero el peligro está ahí. "Corea del Norte no puede sobrevivir. Necesita de Estados Unidos, dijo a SEMANA Ralph C. Hassig, autor de La nueva Corea del Norte. Como la administración Bush no está dispuesta a dialogar, ellos tendrán que incrementar sus provocaciones. Tarde o temprano Washington tendrá que entablar conversaciones y negociar un acuerdo o se verá forzado a responder militarmente. Es una gran apuesta para los norcoreanos, y apostar no es una buena manera de ganarse la vida".

La victoria rápida de Estados Unidos en Irak podría alentar la idea de nuevas intervenciones. Pero los otros dos miembros del "eje del mal" no se ven tan indefensos como Hussein, después de más de una década de aislamiento y sanciones, y están aprovechando el tiempo que les queda para tomar precauciones. Pero si Bush y sus 'halcones' deciden emprender otro ataque 'preventivo' la ventaja no será tan abrumadora. Porque habría bombas atómicas de por medio.