El sueño de EPM
Los retos del mayor grupo de servicios públicos del país son grandes. Juan Esteban Calle, su gerente, dice que quieren ser una multilatina de primer nivel.
El año pasado, el Grupo EPM cumplió anticipadamente las metas que había previsto para 2015. Sus ingresos operacionales ascendieron a 11,6 billones de pesos y las utilidades netas alcanzaron los 1,5 billones. La llamada meta grande y ambiciosa (Mega) que se había trazado se superó con creces.
Pero crecer más en el mercado local impone grandes retos. En el sector de energía, EPM ya alcanzó el tope que le permite la ley. Si se cuenta la energía que empezará a generar la hidroeléctrica de Ituango cuando esté terminada, el porcentaje de participación en el mercado alcanzará el 25 por ciento y no podrá seguir aumentando. "Por eso es importante crecer internacionalmente", dice el gerente general del grupo, Juan Esteban Calle, y hacia allá está apuntando sus mayores esfuerzos. La presencia en otros países ya viene avanzando a pasos gigantes.
En Guatemala, el grupo paisa es dueño de la compañía Eegsa, la distribuidora de energía más grande de Centroamérica, que tiene más de 1 millón de clientes.
En El Salvador tiene la distribuidora de energía Delsur, con 300.000 clientes. Es una de las tres distribuidoras más importantes de ese país.
En Panamá es dueño de la compañía de distribución Ensa, con un poco más de 360.000 clientes. La idea del nuevo gerente es terminar de consolidar los negocios en Centroamérica y empezar a abrir nuevas posibilidades en Chile, Perú y Brasil con el negocio de energía, principalmente.
Dentro de la estrategia internacional, EPM le está apuntando al negocio de aguas en México. "Allá el gobierno tiene un plan para modernizar los acueductos de los municipios. Queremos estar cerca de ese mercado para tener mayores probabilidades de éxito", dice Calle.
En el mercado interno no hay límite para los negocios de agua, gas y telecomunicaciones. "Ahí tenemos mucho por hacer todavía", advierte Calle. Esto quiere decir que mientras se consolidan los negocios internacionales, las nuevas metas dependerán del crecimiento de estos frentes.
En el sector de las telecomunicaciones, las cosas no están muy fáciles. UNE registró pérdidas por 34.000 millones de pesos en 2011. Es la primera vez que el resultado es negativo para esta filial del grupo EPM.
Ese no es el único revés que debe enfrentar el gerente. Ahora su equipo legal se enfrenta a un pleito con la Creg para evitar el pago de 23.680 millones de pesos que cuesta la garantía por no generar la energía prometida en Porce IV. La construcción de esta hidroeléctrica fue suspendida por EPM en diciembre de 2010. Los argumentos fueron dos. El primero, porque el censo de habitantes que debía indemnizar EPM por ocupar sus predios se incrementó exageradamente. En 2006 había 2.400 personas y en 2010 eran 14.500. El otro argumento fue la amenazante presencia de grupos armados ilegales como las Farc, el Eln y bandas criminales. Aunque estos son problemas habituales en proyectos como este, "lo que pasó en Porce IV desbordó lo que existía históricamente", explica Calle. Por eso, EPM no podrá suministrar los 400 megavatios de capacidad que produce esta represa, lo que causó la sanción de la Creg.
Mientras se resuelven las dificultades, las prioridades para el gerente de EPM siguen siendo claras: impulsar más el liderazgo del Grupo en Colombia, llevar a feliz término el proyecto de Hidroituango y entregarlo a tiempo y continuar expandiendo EPM en Colombia y en el exterior. La meta es hacer de esta compañía una multilatina de primer nivel en América.