Especiales Semana

EL VIEJO CALDAS

30 de julio de 1990

SE MUEVEN LAS INDUSTRIAS
Definitivamente no hay mal que por bien no venga. A raíz de las desgracias causadas por la erupción del volcán Arenas, del Nevado del Ruiz, las zonas afectadas recibieron del gobierno nacional un incentivo tributario para contribuir a su reactivación económica.

Y aunque en este caso el mal fue mucho mayor que los beneficios recibidos posteriormente, hay que decir que el Decreto 3830 de 1985 y la Ley 44 de 1987, por medio de los cuales se ofrecía un atractivo plan de exenciones tributarias para las personas y entidades que crearan nuevas empresas o ampliaran la capacidad de las ya instaladas, cumplieron su cometido.

El programa se aplicó en los municipios afectados y en sus zonas de influencia, de manera que áreas importantes de los departamentos de Caldas, Risaralda y Tolima emprendieron una campaña de promoción de las nuevas ventajas para los inversionistas. El resultado no se hizo esperar.

Un estudio reciente sobre el tema, realizado por un grupo de estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Nacional, Seccional Manizales, revela que durante el período 1986-1989 se invirtieron alrededor 46 mil millones de pesos sólo en la capital de Caldas y su zona de influencia. De esta suma, 35.8 mil millones corresponden a nuevas empresas y el resto a ampliación y modernización de empresas ya existentes. (Ver cuadro).
Aunque el estudio - premiado, por cierto, a finales del año pasado por la Escuela de Administración de Negocios de Bogotá se limita a la ciudad de Manizales, constituye en todo caso un valioso indicador de la recuperación del Viejo Caldas luego del desastre del Nevado del Ruiz.
El estudio señala que gracias a la buena cantidad de bienes de capital que fueron importados durante esos años, se puede aseverar que la industria caldense cuenta en la actualidad con ventajas y condiciones favorables para participar del nuevo proceso de apertura e internacionalización de la economía.

Un efecto inmediato de las exenciones se reflejó en la disminución del desempleo indirecto, debido principalmente a la contratación de personal para la construcción de nuevas plantas industriales y la adecuación y ampliación de las existentes, y del desempleo directo, a través de la vinculación de personal con las industrias, a medida que se han ido completando las diversas etapas de los proyectos.

Así mismo, un despliegue empresarial de tales dimensiones plantea nuevos retos a las instituciones locales de formación, capacitación y asesoría, dados los requerimientos tecnológicos en nuevas áreas, lo que induce, sin duda, una rápida y eficaz respuesta de los centros universitarios y técnicos para la actualización y formulación de programas académicos y la construcción de talleres, laboratorios y centros de investigación.

Los autores del tratado son enfáticos al concluir que "queda demostrada la eficiencia de las exenciones tributarias para revitalizar y modernizar tecnológicamente las empresas, siendo más benéfico el proceso cuando la coyuntura que origina la decisión de estímulo a la inversión por parte del Estado, coincide con una actitud administrativa positiva frente al concepto de planeación estratégica de la tecnología".