Especiales Semana

ESPECIAL

25 de diciembre de 1995

VERDE, VERDE
LEJOS DE PENSAR QUE algún día se debía trabajar por preservar el medio ambiente, debido a la contaminación tanto visual, auditiva y ambiental que está acabando con la capa de ozono y que atenta contra la vida de todos los seres en el planeta y de acuerdo con los expertos, ha llegado la hora de tomar conciencia de los riesgos a que está expuesta la humanidad por culpa de su desarrollo.
Hoy en día proliferan las campañas ecológicas en donde las construcciones modernas venden sus proyectos bajo este concepto, donde la moda en texturas y colores tanto en maquillaje como en trajes imponen las nuevas tendencias. Pero, ¿qué de cierto hay en todo esto?
Sin duda habrá empresas que realmente estén comprometidas en sacar adelante los procedimientos a través de los cuales reducirán su aporte a la contaminación.
Este es el caso de cuatro empresas del sector industrial y bancario de Cali, las cuales han demostrado con sus grandes inversiones y hechos a través de varios años su propósito de preservar el medio ambiente tanto a nivel externo como dentro de sus instalaciones.
Una de las líderes en esta campaña es Varela S.A., empresa que lleva más de 60 años elaborando y comercializando, tanto nacional como internacionalmente, artículos para el uso y consumo personal.
Ocupa el primer lugar en el mercado colombiano en jabones para lavar y detergentes líquidos. Esta compañía, dirigida por Luis Carlos Varela V., Adolfo Varela G. y Oscar Varela V., empezó hace más de 12 años ha reformular sus productos para que se convirtieran en lo que hoy son, es decir 100 por ciento biodegradables, los cuales están hechos de materias primas naturales que hacen que al entrar en contacto con el agua y en menos de seis horas se involucren con ella y no afecten su naturaleza.
No en vano Varela entregó el año pasado al país la planta más grande en jabones de barra en Latinoamérica, la cual tuvo un costo de 9.000 millones de pesos, ubicada en Palmira y que cuenta con sistemas de control en la emisión de gases y efluentes líquidos.
Así mismo, y de acuerdo con Julia Elvira Ulloa, gerente de comunicaciones, en los últimos tres años han invertido cerca de 600 millones de pesos en la campaña ecológica, cuyo producto bandera es Puro.
A partir de 1983 arrancó el programa educativo, con ayuda del gobierno, que busca crear las condiciones pedagógicas para fortalecer la conciencia y el compromiso sobre la problemática y las alternativas del recurso hídrico. Los resultados saltan a la vista, son 8.000 los niños que hoy conforman el club 'Amigos de Purita', los cuales gozan de las ventajas del material didáctico, juegos educativos y eventos en donde se tratan temas alusivos a la ecología.
Ha sido tal el éxito del programa, que el Ministerio de Educación piensa seriamente incluir a partir del próximo año esta materia dentro del pénsum académico. Pero no solo los niños están en la mira de Varela, pues los jóvenes también han conformado 900 grupos ecológicos en todo el país, los cuales han desarrollado 20 proyectos que ha financiado en su totalidad la empresa caleña. Para este año, según Carmenza Tenorio, directora del programa, se invertirán 200 millones de pesos, y esto sin contar con los costos de la campaña en los medios de comunicación.
Pero el proceso no se estanca allí, a nivel interno también se trabaja para reducir los impactos visuales, de aire y ruido y, como si fuera poco, Varela ha patrocinado desde su creación el Día del Agua, institucionalizado por el Ministerio de Salud, que se celebra el primer sábado de octubre de cada año.

DECISION CORTANTE
Gillette de Colombia S.A. se lanzó también a la titánica tarea de contribuir a restablecer el medio ambiente a través de un comité que está siendo operado por 10 personas bajo la dirección de Carlos Julio Barreto, gerente de control de calidad, y Jorge A. Gómez, gerente de ingeniería.
De acuerdo con Barreto, la empresa productora de máquinas de afeitar, cuchillas, esferos, cepillos y desodorantes redujo en tan solo cinco años el 60 por ciento de los desperdicios que se arrojaban diariamente al exterior, pasando de 220.800 libras por año de emisión de vapores contaminantes a 83.600 libras por año. Una labor bastante compleja que implicó la compra de un equipo denominado recuperador de tricioro -el tricioroetileno es un solvente altamente contaminante, utilizado para lavar las cuchillas- traído de Boston y que costó la suma de 300.000 dólares.
Sin embargo, con sólo esta máquina no se llegaría al límite de reducción de desperdicios que la casa matriz de Gillette impuso hace cinco años. Por tal razón se necesitó una inversión cercana a los 500 millones de pesos para reubicar gases, eliminar el uso de amoníaco y sustituirlo por nitrógeno, acondicionar techos de aluminio, con los cuales se reduce el consumo de energía y se consigue un ahorro de 30.000 a 50.000 dólares anuales, e instalar cabinas disminuidoras de ruido, que lo reducen en 15 por ciento.
Al mismo tiempo se realiza una campaña interna de reciclaje, en la cual se recogen 20.000 kilos de papel y 60 de cartón, y las ganancias de este material se donan a fundaciones sociales como la de ciegos.
Aunque parezca insólito, el tema de la adopción también entra a jugar un papel importante en la campaña ecológica de Gillette, pero contrario a lo que muchos piensan no se trata de niños sino de animales. Hace poco el comité ambiental adoptó una ballena de la Fundación Yubarta y ayuda a ésta con recursos para la realización de estudios que permitan preservar esta especie.

UN ARBOL... UNA VIDA
Dicen las malas lenguas que la industria papelera es la que está acabando con las selvas, con los pulmones del país. Sin embargo lo que no se conoce es que, al igual que en Europa y Estados Unidos, la mayoría de la industria colombiana crea sus propias plantaciones de árboles para fabricar el papel y, en el peor de los casos, planta de tres a cinco árboles por cada uno que corta.
Pero uno de los casos particulares y ejemplo ante el mundo es el de Propal S.A., líder en la producción de papel ecológico a base del bagazo de la caña de azúcar. De acuerdo con Jaime Gómez, presidente de la compañía, "la planta de Propal es la primera en Latinoamérica que cambió al proceso alcalino y la primera a nível mundial en bagazo de caña".
Y mientras que un árbol se demora ocho años en crecer, la caña de azúcar lo hace en tan solo nueve meses, ventaja que se refleja en las 225.000 toneladas de papel que se producen al año sin necesidad de causar ningún daño ecológico. Esta empresa que desde sus inicios, es decir hace más de 36 años, ha fabricado este tipo de papel, ha hecho inversiones en protección del medio ambiente por más de 62 millones de dólares durante los últimos cinco años, y para complementar su labor ha colaborado además en el área social con 65 millones de pesos este año a través de su fundación para la reconstrucción de escuelas, entrenamiento a microempresarios y construcción de viviendas en el norte de Cali.

BANCO ECOLOGICO
Aparte de dedicarse al negocio de transacciones y movimientos de capital, el Banco de Occidente se destaca por su compromiso de más de 11 años en la divulgación y conservación de los recursos naturales del país. Actúa en cuatro frentes; cada año publica un libro con fotografías y contenido científico sobre los diferentes ecosistemas en Colombia, entre los que se encuentran la Sierra Nevada de Santa Marta, la Amazonia, Manglares de Colombia, Bosques de niebla y Arrecifes del Caribe, entre otros.
Su comité directivo, conformado por ocho miembros entre los que resaltan personalidades de la talla de Efraín Otero Alvarez, presidente del Banco, Ernesto de Lima, presidente de De Lima & Cía., y Gloria Valencia de Castaño, han organizado campañas como las de ahorro con el símbolo del chiguiro, cuidemos lo nuestro: tortuga verde, flamenco y oso de anteojos. Al mismo tiempo ha patrocinado seminarios y congresos alusivos al tema y anualmente entrega el 'Premio Nacional de Ecología Planeta Azul', hasta por 24 millones de pesos, como un reconocimiento a las personas que desarrollan proyectos de alta magnitud.
Definitivamente los empresarios e industriales del Valle del Cauca están con las pilas puestas y no sólo le han abierto las puertas a la ecología, sino que además le están apostando a la erradicación de la contaminación.