Especiales Semana

GOL Nº 3 - COMO SE CLASIFICARON LOS PAISES PARTICIPANTES

4 de julio de 1994

LAS 493 BATALLAS
El penúltimo sábado de marzo de 1992, República Dominicana y Puerto Rico chocaron sobre el verde escenario del estadio para despertar el león de la afición... Desde entonces el rugido del decimoquinto mundial de fútbol inundo los estadios del planeta.
Ese día se enfrentaron las dos naciones en la primera de las 493 batallas necesarias para consagrar a los protagonistas de la fase final de USA 94.
Ciento cuarenta y una naciones escogieron a sus mejores once y les impusieron la gloriosa responsabilidad de vestir los colores nacionales.
Y detrás de los seleccionados, naciones enteras. Hipnotizadas por la magia del fútbol. Delirantes con cada victoria. Frenéticas pidiendo el desquite después de cada derrota. Apasionadas.
Y con ocasión de cada partido internacionai: ciudades desiertas. Millones de personas pegadas a esa caja repleta de 90 minutos de emociones que llaman televisión. Fuerza telepática internacional. Adrenalina por galones. Fe.
Es el deporte más popular del mundo. El que no tiene clases sociales ni fronteras. El que da silvestres a sus mejores jugadores y los eleva al altar de la fama.
Goles que hacen historia. Derrotas que provocan conmoción nacional. Dramáticos segundos que -como en el caso del último partido de clasificación del Japón- marcan la diferencia entre la apoteosis y la humillación.
Billones de palabras en los despachos de los periodistas. Vocación de técnico en cada aficionado. Provocaciones verbales antes de cada compromiso. Acusaciones mutuas después de cada derrota. Insultos. Sesenta semanas para definir -entre tantos invitados- los afortunados dueños de los 22 tiquetes disponibles para viajar a USA 94, junto con las dos naciones que, por derecho propio, tienen endosado su tiquete. El anfitrión, Estados Unidos de América, y el último campeón, Alemania, completan los 24.
Honores a las 117 naciones que se quedan en casa. Luego de expiar ante sus compatriotas la responsabilidad de no clasificar, vivirán en junio y julio la fiesta universal del fútbol como miembros de la inmensa familia común de 2.000 millones de fanáticos.
En esta tercera entrega de Semana se muestra el laberíntico camino que tuvieron que seguir los 24 privilegiados. Travesía de un año, siete meses y 29 días que concluyó el penúltimo miércoles de noviembre de 1993.-