Especiales Semana

INFORMATICA

21 de marzo de 1988

CLEMENTE FORERO " Colombia todavía está a tiempo"
El ingeniero Clemente Forero Pineda publicó recientemente la obra "Informática e integración económica" en la que prácticamente asegura que los países que no se apresuren a entrar en el engranaje de la producción de sistemas, no tendrán posibilidades de sobrevivir en un futuro no muy lejano. Su trabajo destaca las posibilidades de la industria colombiana en el campo de la computación. Forero es director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo y de la Unidad de Apoyo Informático de Economía de la Universidad Nacional de Colombia.

SEMANA: ¿Hay posibilidades de que Colombia ingrese al engranaje de producción de sistemas?
CLEMENTE FORERO: Claro que sí. Por lo pronto el Estado está apoyando las investigaciones a nivel universitario, y se están adelantando interesantes proyectos. Lo que hace falta es una política industrial que los acoja.

S.: ¿Hay proyectos para compartir los costos de sistematización con otros países andinos?
C.F.:La industria colombiana en materia de informática puede desarrollarse sin necesidad de que medie un previo acuerdo con los demás países andinos. Sin embargo, hay ciertos proyectos en los que conviene la cooperación de todos. Por ejemplo, en Colombia se diseñan chips electrónicos especializados de gran aceptación, pero no existe una planta de fundición para producirlos. Aunque esta planta en primera instancia no es muy costosa, la clave está en tener capital suficiente para actualizarla permanentemente y para acomodarla a las nuevas necesidades que vayan surgiendo. Ahí se necesitaría cooperación andina. Otro caso en el que es indispensable la participación es en el satélite Cóndor. No obstante la cooperación debería iniciarse con la formación de una base de científicos para desarrollar la industria.

S.: ¿Qué ocurriría si Colombia no desarrollara la industria informática?
C.F.: Un país como Colombia tiene pocas opciones de emprender esa industria en el futuro... la oportunidad es ahora. Existen 2 caminos para seguir: que el país siga exportando materias primas, carbón, petróleo, niquel, café y otras hierbas, con poca generación de empleo y con un futuro apocalíptico. Hay que tener en cuenta que los productos agrícolas están amenazados por la biotecnología, que cada vez reduce las importaciones hacia Colombia. Así, seguiremos importando tecnología, productos industriales, y llegará el momento en que compremos alimentos producidos por biotecnología. El otro camino es desarrollar una industria nacional en informática que esté basada en el potencial humano del país. De esta manera vamos a generar empleo mucho más calificado, y las necesidades educativas seguirán creciendo. Hay muchas posibilidades de entrar en el engranaje, produciendo cosas distintas a las de todo el mundo, porque los sistemas son relativamente artesanales todavía, y porque aún no hay claros monopolios a nivel mundial. Pero estas condiciones no durarán mucho tiempo.

S.: Con la experiencia actual en Colombia, ¿hay choque sistematización empleo?
C.F.: Se supone que la sistematización amplia las capacidades investigativas, y esto genera más empleo. Pero la realidad para los países tercermundistas es distinta. En primera instancia la computación reduce el empleo a nivel mundial, sin embargo ese sobrante de empleo se distribuye posteriormente a favor de los países que emprendan un mayor desarrollo industrial. Así, en donde se aplique tecnología más elevada cada vez habrá más empleo, y en los países que no lo hagan el desempleo seguirá en ascenso.

La magia del C.A.D.
Si fuera necesario escoger los campos profesionales que más se han beneficiado con el desarrollo de la computación en los últimos años, posiblemente el área del diseño encabezaría la lista.

En la actualidad es factible diseñar por computador desde una puntilla hasta una compleja urbanización, pasando por todos los campos del diseño: gráfico, textil, industrial, de interiores, urbanístico... No obstante, con excepción del diseño gráfico, de la diagramación, y en definitiva de todos los campos de apoyo a la industria editorial, la alta informática apenas empieza a asomarse en esta área, al menos en países como el nuestro, porque si bien el mercado internacional ofrece grandes oportunidades, el costo de los equipos lo convierten en un privilegio de pocos.

Cuando se habla de la informática en el diseño hay que hablar de C.A.D., que corresponde a la sigla en inglés de Diseño Asistido por Computador. Y en realidad se trata de una asistencia, pues como siempre, el cerebro de las operaciones continúa siendo el hombre. El cerebro humano planea, programa, prediseña, plantea las posibilidades y decide. El cerebro electrónico mejora el dibujo, indica las medidas, presenta diferentes ángulos, visualiza las diversas opciones, lleva el registro de materiales empleados y grafica el plano.

El equipo completo consta del CPU (la unidad tradicional), un monitor a color de alta resolución, una tableta digitalizadora con estilógrafo electrónico, un teclado normal, el plotter y todo el software que se desee, de acuerdo con la utilidad que se le piense dar. Este, por supuesto, es el equipo básico, pero de ahí en adelante se le pueden añadir interesantes accesorios que amplían y agilizan las operaciones.

En Colombia, la firma Diego Obregón y Cia. lo ha venido empleando desde hace algún tiempo con aplicaciones de diseño de interiores y eventualmente de diseño industrial. Para ellos, las ventajas más grandes del diseño asistido por computador se pueden condensar en reducción de tiempo, reducción de espacio, memoria (y archivo diferencial), visualización y ampliación de cualquier aspecto del diseño, alta definición en los planos y gran herramienta para la elaboración de presupuestos.

El tiempo ha sido, tradicionalmente, uno de los mayores inconvenientes en el diseño. En el proceso normal todo se origina en la exposición de necesidades y expectativas del cliente. A partir de esto los diseñadores elaboran un "borrador" que luego debe perfeccionar el dibujante en un plano. Sin embargo, este proceso aparentemente sencilio debe repetirse innumerables veces: el diseñador, al observar el plano, decide cambiar ciertos aspectos; el cliente lo hace modificar cuantas veces sea necesario, hasta quedar completamente satisfecho. Y cada pero y cada objeción de alguna de las partes origina un nuevo plano. En definitiva, para llegar al plano definitivo había que esperar demasiado tiempo y había que emplear a los dibujantes durante muchas horas.

Con el C.A.D., el diseñador hace un boceto de su idea e inmediatemente comienza a dibujarla en la pantalla, por medio de un estilógrafo electrónico. El computador va corrigiendo los trazos y va indicando, a escala la medida exacta de ellos. Cuando el operador lo desee, la pantalla le mostrará un plano general del diseño, un primer plano de algún segmento o destacará cualquier detalle. Por otro lado, el equipo trabaja con multitud de colores, y entonces el diseñador puede señalar, por ejemplo, la mampostería con uno, el circuito eléctrico con otro, los focos con otro, los muebles con otro, y así hasta agotar sus necesidades. Además, el computador se habrá encargado de memorizar los planos en conjunto y separadamente, para facilitar la visualización del trabajo. Lo más interesante es que a medida que van surgiendo las correcciones no es necesario volver a "dibujar" todo, sino que basta con indicarle al equipo qué se debe correr de sitio, cambiar por otro elemento o simplemente eliminar del proyecto, y éste lo hace automáticamente. Ahora bien, sólo hay que oprimir un botón y el plano de la pantalla aparece graficado con toda exactitud sobre el papel. Simultáneamente, el diseñador podrá observar sus planos desde diferentes ángulos, e incluso en tercera dimensión, si así lo ha programado.

De modo que a la hora de hablar con el cliente, cualquier modificación adicional es posible, sobre todo si el equipo va complementado con una pantalla portátil. Y cuando se ha definido el diseño, el propio computador se encargará de informar las cantidades exactas de lo que se ha utilizado, con sus precios unitarios y totales. Así pues, también el presupuesto ha quedado elaborado en un abrir y cerrar de ojos.