Especiales Semana

INFORMATICA

23 de febrero de 1987

REVOLUCION EN LOS MEDIOS
Después de disputar con el editor del Times de Hull-Nantasket, en Massachusetts, la reportera Susan Ovans abandonó su trabajo y decidió montarle competencia, organizando otro periódico en la misma localidad. Como pudo consiguió catorce mil dólares, compró tres computadores Macintosh y luego otros seis mil para adquirir una impresora de láser y comenzó a editar el que ahora es el otro periódico de esa población, el Newsweekley. A los tres meses de estar circulando consiguió cuatro mil ejemplares, lo cual es una hazaña ante los 57 años de experiencia del otro medio.
Mientras tanto, en Sacramento, un corredor de bienes raíces cuya pasión está en los viajes en globos, decidió que miles de personas en el mundo aficionadas a ese deporte, no tenían un medio que les informara sobre ese universo fascinante y necesitaban de noticias frescas, adquirió varios computadores y ya tiene circulando Balloom Life con una circulación superior a los dos mil números mensuales. Una historia semejante ocurre con Robert Jacobson, un maestro de guitarra de Fairbanks que arrancó con el primer número de la revista Fairbanks Music & Entertainment, vendiendo 20 mil copias tamaño tabloide al equivalente de cien pesos. Sorprendido con el éxito de la publicación, Jacobson confiesa que al iniciar su aventura no tenía idea de la diferencia que existe entre los "puntos" y las "picas" pero, "con la tecnología de los computadores, todo fue posible. Había que arriesgarse".
Los computadores con todas sus variables han empujado a centenares de pequeños empresarios y editores norteamericanos, europeos y latinoamericanos, a poner en marcha proyectos científicos, culturales, deportivos, políticos y de otros géneros, trabajando con presupuestos modestos con el fin de producir libros, periódicos y revistas que son más baratos que los tradicionales y más conocidos, pero detrás de los cuales se halla la mística y el entusiasmo que los lectores y suscriptores aplauden. La aparición de miles de estas publicaciones periódicas ha servido también para poner a prueba la capacidad y el alcance de los computadores que cada vez son instalados en mayor número, especialmente para la compañía Apple cuyo modelo, muy fácil de usar, Macintosh, se ha convertido en el símbolo de esta nueva clase de periodismo doméstico.
Estos computadores y los equipos suplementarios de impresión han remplazado los viejos sistemas de la composición en caliente (muchos periódicos siguen usándolo aun en Estados Unidos), o la fotocomposición que proyecta los caracteres sobre película o papel fotosensible que serán cortados en forma de columnas y pegados en un proceso que es conocido por la mayoría de los lectores. Ahora ese mismo proceso se realiza con equipos que caben en un escritorio. El texto de cada página es tipeado en la pantalla del computador según tipos de letras y medidas de las columnas especificados, complementados con líneas y otros adornos, y cuando ese proceso está listo, entra en acción la impresora de láser que podrá multiplicar las páginas.
Utilizando un Macintosh y un Apple Laser-writer, el señor de la revista sobre globos y viajes puede sacar cada página al equivalente de sesenta centavos de dólar mientras con los otros métodos hubiera tenido que gastar un promedio de cuatro dólares por página.
Dicen quienes han utilizado estos equipos que en seis meses y dentro de una economía absoluta de gastos puede recuperarse la inversión, ya que entre otras condiciones favorables, en estas pequeñas publicaciones una persona realiza el trabajo de tres. La lista de publicaciones que aparecen actualmente en Estados Unidos en estas condiciones es larga y entre los títulos más llamativos se cuentan: Good News-Letter del reverendo William McBride, con 300 ejemplares, en Hayward, Wisconsin, hasta el Professional Locksmithing con 15.000 ejemplares en Gilbert, Arizona.
Por supuesto no todas estas publicaciones caseras se convierten en éxitos y uno de los fracasos que pueden ser señalados es el del semanario Visible Calculator, para uso de clientes de aparatos electrónicos y quien, queriendo impresionar a los lectores, lo que lograba era una mezcolanza de tipos y letras que confundía a los eventuales lectores, quienes terminaron por darle la espalda.
El éxito de estas publicaciones caseras ha despertado cierto resentimiento en quienes tienen el negocio profesional de las impresiones y el presidente de una organización de tipógrafos e impresores señaló que la tecnología está saliéndose de los controles mínimos para que todos tengan acceso a las fuentes de trabajo.
En medio de la pasión de los editores domésticos, el respaldo de los lectores y el ensanchamiento de la utilización de los computadores nacen nuevas posibilidades para ese periodismo que llega en forma más barata y directa al público, un periodismo que en ocasiones tiene la misma ingenuidad que la ideología que en otras épocas se expresaba por medio de las hojitas repartidas durante las manifestaciones públicas, impresas a toda carrera y en cuartos oscuros y malolientes.