K.O. AL PALUDISMO
Investigadores colombianos a un paso de lograr la vacuna sintética antimalaria
Después de tres años y medio de arduo trabajo, de haber conseguido un 95 por ciento de pureza en las proteínas del virus de la malaria y de haber logrado resultados positivos con numerosos monos de Leticia en la búsqueda de una vacuna contra la malaria (paludismo), el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo alcanzó el máximo reconocimiento a su labor por parte de los tres Premios Nobel que asistieron al simposio sobre "Las perspectivas de la química en la medicina".
El destacado médico, que ha sido merecedor de tres "Premios Nacionales de Ciencia", aclaró que aún falta mucho para hacerla realidad, que es necesario adelantar un gran número de pruebas experimentales en otros animales y comprobar su no toxicidad, entre otras cosas, antes de poder aplicarla en humanos.
También resaltó el trabajo de los 25 jóvenes que integran su grupo de investigación y señaló la importancia de esta vacuna teniendo en cuenta que 200 millones de personas que viven en países tropicales sufren de malaria y sólo en Colombia se registraron 450 mil casos en 1983.
Hoy en día el Servicio de Erradicación de la Malaria está atacando el mal por medio de la fumigación, el saneamiento ambiental y drogas para contrarrestar sus efectos pero nadie ha logrado inmunizar a la población expuesta.
Tanto los Premios Nobel, David Baltimore y Gobind Korama como el pionero en investigación sobre vacunas contra la malaria Peter Perlman, profesor de la Universidad de Estocolmo, manifestaron su admiración por el esfuerzo, la gran coordinación y los logros alcanzados por el equipo del investigador Patarroyo y reconocieron que han asumido un liderazgo en este campo.
Perlman, por ejemplo, dijo que incluso él ha necesitado de la información obtenida por el galeno Patarroyo para adelantar sus propias investigaciones. "Hemos compartido nuestras experiencias porque es la mejor manera de hacer frente a enfermedades tan complejas y nocivas como la malaria", señaló.
Asimismo, el investigador Richard Lerner, director del departamento de biología molecular del Scripps Clinic and Research Foundation dijo a SEMANA que es un gran mérito para el instituto colombiano el haberse colocado al mismo nivel de los más prestigiosos centros de investigación del mundo.
Al término de la completa exposición desarrollada por Patarroyo en el simposio celebrado en Bogotá, cientos de investigadores se acercaron a felicitarlo y algunos afirmaron que sin lugar a dudas él se ha convertido en el mecenas de la ciencia que necesitaba Colombia.
"Para alcanzar este logro--explicó Patarroyo a SEMANA-- necesitamos una altísima tecnología, secuencias de anminoácidos, síntesis química de proteinas y genes, secuencias de genes, ácidos nucleicos, alta computación, permanente contacto con diversos centros de investigación y ante todo una gran mística. Lo que importa es la actitud, la búsqueda de la excelencia en el campo que uno se proponga. Básicamente aquí nos ponemos una meta, trazamos una convicción y después no nos importan los horarios, ni el sacrificio con tal de lograrlo, es un acto casi suicida" expresó quien también fue nombrado profesor asociado de la Universidad de Estocolmo.
Actualmente, señaló con pesadumbre, existe una falla en la actitud general del país. "En Colombia no existe una política científica de Estado; la gente ve en los investigadores unas aves raras y me preocupa enormemente ver el desperdicio de gente joven y capaz que existe".
Esta es la filosofía de la vida de quien fue merecedor al título de uno de los siete jóvenes más sobresalientes del mundo durante 1985. Inspirado en ese afán decidió, con el apoyo del secretario de Asuntos Económicos de la Presidencia Diego Pizano, luchar por "exponer al país a niveles máximos de pensamiento a que está llamado el desarrollo científico y tecnológico del mundo trayendo los más prominentes investigadores del mundo entero".
Los organizadores del simposio señalaron que "ellos vienen a dar ejemplo de realizadores a todos, porque es mucho más fácil teorizar--como se acostumbra en el país--que darse golpes contra las paredes para hacer algo una realidad".
Y una de las realidades más importantes que ha logrado Patarroyo para el país es el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios. En 1971, y por su iniciativa, empezó a trabajar como una sección de reumatología de la Universidad Nacional de Colombia, se organizó después con sede independiente dentro del Hospital San Juan de Dios y fue inaugurado oficialmente por Belisario Betancur en 1984, quien dio también su respaldo al certamen científico que según los conferencistas invitados ha cambiado la imagen del país.
En cuanto al grupo de investigación, Patarroyo dijo que se ha formado sólo y luego explicó: "Aquí fueron llegando médicos, biólogos, físicos, químicos y microbiólogos con ansias de aprender o que estaban realizando su tesis de grado y poco a poco decidieron quedarse entusiasmados por los proyectos del Instituto".
Desde entonces, el grupo ha logrado realizar investigaciones sobre la susceptibilidad genética a la artritis reumatoidea, el lupus eritematoso, la fiebre reumática, la tuberculosis, la lepra y estudios de genética y biología molecular entre otros.
Y muchos son los proyectos que aún faltan por realizar, según se puede deducir al ver las decenas de folders acerca de diferentes enfermedades y nuevos proyectos que se encuentran en la biblioteca del científico Patarroyo. Y muchas más aún las inquietudes de este hombre que al verlo trotar por las calles --como lo encontró SEMANA, cuando esperaba un científico de bata blanca--nadie puede imaginarse que ahí va la esperanza de vida de millones de personas.
Una estrella de la ciencia
Jairo Hernando Arévalo es un joven delgado de 25 años que tiene cara de bachiller inquieto. Sin embargo, es un microbiólogo graduado en la Universidad de Los Andes, miembro del equipo de investigación del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios y el único colombiano que se encuentra trabajando en la Scripps Clinic and Research Foundation, SCRF, en California, al nivel de los Phd en ciencias, a pesar de no tener ese título.
"Yo pensé que allá iba a empezar por lavar tubos", confesó el investigador quien aclaró que "no es que dudara de sus conocimientos sino que conocía el alto nivel del laboratorio".
Una de las anécdotas que recuerda de su ingreso a ese centro científico es que le presentaban los aparatos con los que él ya había trabajado desde tiempo atrás. "Creían que jamás los había visto y esto más que disgusto me producía risa" comentó el científico que regresó temporalmente a Colombia para participar en el simposio sobre "Las perspectivas de la química en la medicina" que se realizó la semana pasada en Bogotá.
Durante el certamen, el propio director del SCRF, Lerner, quien es autor de más de 200 publicaciones acerca de las vacunas sintéticas, dijo a SEMANA que Arévalo es excelente investigador e informó que gracias a ello planea llevar al instituto 10 jóvenes profesionales más de la Universidad de Los Andes, la Universidad Nacional y el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios.