Especiales Semana

LA APERTURA ECONOMICA

La internacionalización constituyó un cambio de rumbo radical en el sendero del desarrollo económico del país.

23 de junio de 1997

Si en algo están de acuerdo los analistas y los hombres de negocios es en que el hecho económico más importante de los últimos 15 años en el país ha sido la apertura económica. Sin embargo las percepciones de los colombianos sobre este acontecimiento son variadas. Mientras para algunos significó tan sólo la posibilidad de adquirir en el mercado de la esquina lo más selecto de los productos internacionales y para otros representó una amenaza para sus empresas, para las autoridades la decisión de reducir las barreras a las importaciones constituyó un cambio de rumbo radical en el sendero del desarrollo económico del país. Hace 15 años Colombia contaba con una economía altamente protegida de la competencia internacional. Esta situación era el resultado de varias décadas de esfuerzos de las autoridades por sacar adelante un sector industrial nacional, manteniendo altos aranceles para que no sucumbiera frente a productos extranjeros más baratos y de mejor calidad. Esta estrategia permitió una diversificación importante de la base productiva del país entre los años 50 y 70. Pero llegó un momento en que un mercado tan reducido y tan cerrado no planteaba mayores estímulos a los empresarios para innovar sus procesos y aumentar su productividad y su eficiencia. En la década de los 80 ese estancamiento se hizo evidente cuando el crecimiento promedio de la economía apenas superó el 3 por ciento. A esa circunstancia se sumó el que la economía mundial estaba en pleno proceso de integración comercial y financiera de los mercados y en un proceso de globalización internacional que ha marcado el desarrollo económico de final de siglo. De esta manera las autoridades colombianas se encontraron a fines de la década pasada con una economía estancada y sin estímulos para innovar y ante el riesgo inminente de que el país se quedara al margen de los procesos de globalización económica. Por eso al final de la administración Barco se empezó a plantear tímidamente la posibilidad de reducir las barreras al comercio, idea que fue retomada con énfasis y decisión por el equipo económico de César Gaviria. De esta manera, entre 1990 y 1992, el arancel promedio del país se redujo de 39 por ciento a sólo 11,4 por ciento, a la par que se eliminaron las barreras no arancelarias, se simplificaron los trámites de comercio internacional y se adelantó una agresiva política de integración comercial en la región. Tras varios años de crecimiento económico satisfactorio hoy casi nadie duda que la apertura era el camino por seguir. Sin embargo no son pocos los obstáculos que quedan por superar, y la etapa recesiva por la que atraviesa la economía actualmente es muestra de ello. Los analistas opinan que sin una tasa de cambio competitiva y unas tasas de interés moderadas, profundizar en la internacionalización no es viable sin un gran costo para el país. Y para lograrlo el gobierno debe sanear sus finanzas, mejorar la infraestructura física y propiciar la renovación productiva al interior de las empresas. Lo que está claro es que ya prácticamente nadie cree que el país deba retomar la senda de la protección y el aislamiento para impulsar su desarrollo económico y social.