Especiales Semana

LA APUESTA DE ESQUIPULAS

Centroamérica se juega los restos con el plan de paz

18 de enero de 1988

La palabra "Distensión" no sólo ha vuelto a ponerse de moda a nivel de las superpotencias desde la trascendental cumbre Reagan-Gorbachov, también se ha incorporado al vocabulario político de Centroamérica. En una evaluación personal, previa a la reunión de la comisión internacional de verificación y seguimiento (CIVS) de los acuerdos suscritos en Esquipulas II, que se celebró en Nueva York en los primeros días de este mes, el canciller mexicano Bernardo Sepúlveda dijo que "empieza a notarse cierta distensión en Centroamérica".

Con similar cautela Sergio Ramírez, el vicepresidente nicaraguense acotó días después que "Hay distensión, pero distensión todavía no significa paz".

Ambos aludían implícitamente a lo mismo: el acuerdo firmado por los cinco presidentes centroamericanos en Esquipulas II es un hecho político trascendente que ha abierto un diálogo cerrado hasta entonces, pero sería ingenuo creer que ese primer paso resolverá de inmediato el complejo entramado de los conflictos políticos y militares que han convertido al istmo centroamericano en uno de los puntos más calientes del globo terráqueo.

Sepúlveda lo sabe por experiencia.
Como tenaz operador político-diplomático del grupo de Contadora, conoce los sinsabores y frustraciones padecidas por este instrumento mediador y el largo congelamiento del acta de paz que, aunque registraba un 90% de acuerdos, nunca logró el consenso de los cinco presidentes centroamericanos para ese 10% restante, de carácter estratégico.

Ahora Contadora y Apoyo integran, junto con los secretarios generales de la ONU y la OEA y los propios cancilleres centroamericanos, la CIVS.

En la reunión de Nueva York la CIVS encontró, como no podia ser de otro modo, problemas "politicos" y "técnicos" que ya habian frenado a Contadora y Apoyo. El principal "nudo gordiano" que no pudieron cortar, en tres dias de análisis y debate, fue la famosa cuestión de la "simultaneidad" que tanto Honduras como Nicaragua reivindican desde ópticas opuestas.

Nicaragua plantea que levantará el estado de emergencia y decretará la amnistia cuando "unidades móviles de observación" de la CIVS verifiquen en todos los territorios que no se presta apoyo a grupos armados irregulares. En su caso, los "contras".

Honduras, por su parte, no quiere que la subcomisión "militar" de la CIVS verifique si sigue habiendo o no campamentos contrarrevolucionarios en su territorio, hasta que Nicaragua no decrete el levantamiento del estado de emergencia y pacte un cese del fuego directamente con los "contras".

El 12 de enero la subcomisión de la CIVS encargada de los aspectos militares deberá elaborar un "informe final" sobre estos puntos conflictivos, para elevarla a la nueva cumbre de presidentes centroamericanos que se llevará a cabo tres días después.

¿Será "final" ese informe y la paz sobrevendrá en consecuencia después de la cumbre? Ningún observador serio apostaría a una visión tan optimista. No sólo por los antecedentes, sino porque Juegan otros actores en el conflicto. Actores como la Casa Blanca, por ejemplo, a los que los ocho presidentes reunidos en la cumbre de Acapulco suelen denominar eufemísticamente como "países con vinculos en la región".

Y aunque esa Casa Blanca ha perdido espacio para acentuar su linea beligerante respecto a Managua y no consigue que el Congreso le vote un paquete de ayuda "humanitaria" y "letal" de 270 millones de dólares, no por eso se resigna a dejar de agredir al pais centroamericano.

La reciente captura en territorio nicaraguense del piloto James Jordan Denby, que sucede a la no menos espectacular de octubre de 1986 protagonizada por el mercenario Eugene Hasenfus, demuestra que Estados Unidos sigue directamente involucrado en el conflicto.

Y, además, por los antecedentes de Denby, intimo amigo de John Hull, otro norteamericano con posesiones de tierra en Costa Rica y probadas relaciones con narcotraficantes colombianos, el affaire arroja algunas sombras de duda sobre la neutralidad costarricense. El presidente Oscar Arias ha dicho reiteradamente que, a diferencia de su antecesor, Luis Alberto Monge, no permite actividades militares de los "contras" en territorio costarricense, pero la vigencia de vuelos clandestinos perpetrados por hombres como Denby, perteneciente al grupo de "Los rancheros de Illinois" que trabaja activamente en el soporte logistico de los antisandinistas, abre un interrogante.

Aunque Denby haya despegado de Honduras y no de Costa Rica, aunque el departamento de Estado niegue su pertenencia orgánica a ninguna estructura gubernamental de Estados Unidos, el episodio ha servido--paradójicamente--para robustecer las reiteradas apelaciones del presidente nicaraguense Daniel Ortega para un restablecimiento directo del diálogo entre Managua y Washington, que seria un elemento clave, ese sí, para avanzar desde la "distensión" hacia la paz.

NICARAGUA ¿CONSECIONES O ESTRATEGIA?
Con la famosa "Guerra de baja intensidad" sobre sus espaldas, con miles de muertos y miles de millones de dólares perdidos, con la amenaza siempre latente de una agresión directa y masiva de Estados Unidos, los sandinistas vieron en el plan de paz de Arias y en los acuerdos de Esquipulas una perspectiva favorable para lograr un cierto alivio, alejar algunos peligros y consolidar el proceso revolucionario tanto en lo interno como en la esfera internacional.

Por eso se apresuraron a tomar la delantera a los otros paises signatarios en el cumplimiento de los acuerdos y fueron anunciando sucesivamente una serie de medidas que algunos observadores consideran "concesiones" y para los dirigentes del FSLN forman parte de una estrategia, y aún más: de un modelo de revolución que contiene el pluralismo y la economía mixta como elementos estructurales.

El 25 de agosto Nicaragua fue el primero de los firmantes de Esquipulas que constituyó la comisión nacional de reconciliación. El gobierno sandinista tuvo además el buen tino de conferir la presidencia del organismo al cardenal Miguel Obando y Bravo, con quien existia un largo y áspero enfrentamiento. El arzobispo de Managua pidió y obtuvo el regreso al país del obispo Pablo Vega y el sacerdote Bismarck Carballo--que habían sido expulsados por convivencia con los "contras"--y la comisión comenzó a funcionar aceitadamente el primero de septiembre.

Luego, tras una visita que efectuó Daniel Ortega acompañado del canciller costarricense Madrigal Nieto, a la casa de Violeta Chamorro, propietaria del diario La Prensa, se levantó la clausura que pesaba sobre el diario opositor, desde hace más de un año.

Tres días después el gobierno autorizó la reapertura de la Radio Católica y se suspendió la censura previa a los medios de comunicación que se había establecido en virtud del estado de emergencia.

En los primeros días de octubre, se anunció un cese del fuego unilateral en tres áreas del pais que suman en total 10.800 kilómetros cuadrados y la apertura de un diálogo nacional con la oposicion no armada.
La Casa Blanca, que calificó como "insuficientes" estos pasos, rechazó airadamente el cese al fuego unilateral, exigiendo que fuera concertado directamente entre Managua y los "contras". Exigiéndose un juez de Esquipulas --tras haber pretendido torpedear el acuerdo presentando su propio plan de paz--, Reagan insistió en pedir al Congreso una partida de 270 millones de dólares para ayudar a quienes denomina "los luchadores de la libertad".

Los sandinistas replicaron con su conocida posición de principios: no negociar con los "payasos" sino con el "dueño del circo". Washington, a su vez, siguió en sus trece: no reanudar, las conversaciones bilaterales entre Estados Unidos y Nicaragua, suspendidas hace mas de 2 años.

Entre tanto, en el interior de Nicaragua, el gobierno y sus seguidores se enfrentaban a una contradicción con el problema de la amnistia. Para cumplir con Esquipulas, el gobierno ofreció indultar a todos los "contras" que depusieran las armas sin importar los graves crimenes que hubieran perpetrado, y algunos cuadros medios de la contra se acogieron a la medida. Pero lo que el gobierno, en cambio, no podía hacer era liberar a ex torturadores y asesinos de la guardia nacional somocista que llevan varios años en las prisiones. En gran medida porque estos presos constituyen el símbolo de la tiranía derrotada "para siempre".

Por eso, cuando días atrás, se liberó a 975 presos políticos, la Casa Blanca volvió a la carga hablando de la insuficiencia del perdón y manejando algunas cifras (9 mil presos) que Managua desmiente.

Simultáneamente con esta medida, Daniel Ortega daba en Washington un paso trascendental, que algunos juzgaron un retroceso y otros un acierto político, cuando en una reunión en la nunciatura Apostólica, en la que participaron monseñor Obando y el portavoz (speaker) de la Cámara de representantes. Jim Wright entregó al cardenal primado nicaraguense una propuesta de 11 puntos para concertar el cese del fuego con los "contras".

El gesto significaba una flexibilización respecto a la posición anterior del cese al fuego unilateral, al confiar al arzobispo la intermediación con los cabecillas de la contrarrevolución para una negociación indirecta.
La propuesta descolocó a Ronald Reagan, sobre todo por la participación de Wright, que antes había avalado el plan que el Presidente norteamericano presentó en Esquipulas.
La Casa Blanca condenó esta actitud considerando que era una extralimitación del poder legislativo. Tampoco debe haberle gustado que la reunión se llevase a cabo en la sede del nuncio apostólico, monseñor Pio Laghi, porque supone un cambio notable en la actitud del vaticano respecto al gobierno sandinista.

Ortega, ese hombre que obsesiona a Reagan, al lograr la participación del speaker Wright, demostró que había entendido las razones que llevaron al éxito diplomático a Oscar Arias: desde enero de este año en Washington hay dos interlocutores; uno está en la Casa Blanca y el otro en el Capitolio.

Pero esta visión pragmática respecto al "dueño del circo" no anula automáticamente la guerra con "los payasos" .

La primera ronda de conversaciones indirectas entre Managua y los "contras", en Santo Domingo, terminó en un punto muerto, pues los sandinistas consideran absurdas las propuestas de los "contras".
La semana pasada se produjeron dos hechos contradictorios: primero, se rompió el diálogo de la Comisión de Reconciliación ante la negativa del gobierno de llevar a la Asamblea Nacional unas reformas propuestas por la oposición. Pero dos días más tarde el gobierno anunció su decisión de decretar un alto al fuego unilateral para los días 24 y 25 de diciembre, lo cual imprimió cierto optimismo a un decaído proceso de diálogo. Por otra parte, el gobierno de Managua anunció la integración de una comisión de técnicos extranjeros que debe reunirse a partir del lunes 21 en Santo Domingo con los representantes de los "contras" con el fin especifico de concertar un cese al fuego de mayores proyecciones .

EL SALVADOR: DUARTE
José Napoleón Duarte el presidente democristiano de El Salvador, que en su última visita a Washington besó la bandera norteamericana, se aferra a la letra de los acuerdos de Esquipulas para intentar presionar a Nicaragua con una simetria entre los dos paises.
Según ese criterio, si él negocia con las fuerzas rebeldes del Frente Democrático Revolucionario (FDR) y con las del Frente Farabundo Martipara la Liberación Nacional (FMLN), su colega Daniel Ortega debe hacer otro tanto con los "contras".

Esta simetría ha sido rechazada no sólo por el FDR y el FMLN, sino por la mayor parte de las fuerzas sociales y políticas salvadoreñas que vienen pugnando desde mucho tiempo antes que se firmaran los acuerdos de Guatemala por un diálogo entre el gobierno y los rebeldes. De hecho el diálogo Duarte-guerrilla se inició a fines de 1984, en las localidades salvadoreñas de La Palma y Ayagualo, y estuvo interrumpido hasta fines de septiembre de este año en que se retomó en San Salvador primero y en Caracas después.

Antes de que los insurgentes se sentaran a la mesa de negociaciones en la curia de la capital salvadoreña, Duarte--siempre buscando la equivalencia con el proceso nicaraguense--les había exigido que depusieran las armas y se atuvieran a lo estipulado en Esquipulas. Los comandantes guerrilleros del FMLN se negaron, argumentando que tres años antes ya habían negociado sin cumplir esa exigencia.
También dijeron que lo importante, para ser fieles a Esquipulas, era lograr la paz y que eso suponía reconocer, más allá de las formalidades comunes a los cinco países, las diferentes situaciones imperantes en cada uno de ellos.

Además rechazaron ser comparados con los "contras". A quienes consideran una "fuerza mercenaria armada artificialmente en el exterior" que, a diferencia de ellos, no cuenta con una base social de apoyo y no controla vastas porciones del territorio.

La tercera ronda del diálogo, que debía realizarse en México hace más de un mes, no pudo concretarse debido a un hecho trágico: el asesinato en la capital salvadoreña de Herbert Anaya Zanabria, coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), que tanto los rebeldes como los sindicatos y la universidad cargaron en la cuenta de Duarte.

El crimen provocó consternación y grandes movilizaciones populares en contra del resurgimiento de los escuadrones de la muerte. Y llevó al FMLN a declarar que no había condiciones para dialogar.

No era este, al parecer, el criterio de los dirigentes políticos del FDR y esta diferencia, la más importante que se ha producido entre los dos aliados desde que conformaron su coalición, alimentó especulaciones en medios norteamericanos sobre una posible ruptura entre "políticos" y "guerrilleros" .

Hace 4 semanas esos rumores recibieron un espectacular desmentido cuando los máximos dirigentes del FDR, Rubén Zamora primero y Guillermo Ungo y Hector Oqueli, horas después, llegaron a El Salvador y explicaron su posición política a sus compatriotas, rompiendo 7 años de exilio y atreviéndose a correr el riesgo de un atentado como el que abatió al líder de los Derechos Humanos.

Desde que llegaron a suelo salvadoreño el gobierno de Duarte los presionó para que rompieran públicanente con sus aliados en armas, obteniendo un no rotundo.

El FMLN, por su parte, saludó "la valentía" de sus aliados desarmados y decretó un cese del fuego por varios días para no dar excusas al ejército para que monte una provocación o a la policía para que detenga a Ungo, Zamora y Oqueli.

Esta situación, impensable hace unos meses, ha podido producirse no sólo porque la voluntad mayoritaria de la población ha ido derrumbando los diques del terror imperante en el Salvador desde 1980, sino también gracias a los nuevos espacios que ha ido generando el "espíritu de Esquipulas" .

La riesgosa jugada de Ungo y Zamora, que han sido amenazados por los escuadrones de la muerte, ha servido para afianzar la presencia política del FDR, pero no ha bastado para que Duarte de su brazo a torcer y restablezca el diálogo con la insurgencia.

LOS OTROS PROTAGONISTAS
Aunque Nicaragua y El Salvador constituyen los puntos álgidos del conflicto centroamericano, hay otros tres actores que también adquirieron compromisos en Esquipulas.

Honduras, santuario del grueso de los antisandinistas y base de numerosos efectivos norteamericanos, es un enclave decisivo y de lo que hagan o dejen de hacer los militares hondureños y el presidente civil José Azcona Hoyo, depende mucho que el proceso de paz se frustre o siga ganando terreno.

Azcona Hoyo ha reiterado que su gobierno está cumpliendo con Esquipulas y, al regreso de su viaje a Estados Unidos, Daniel Ortega admitió que Tegucigalpa está emitiendo señales diplomáticas positivas.

Formalmente el gobierno hondureño ya instaló su comisión nacional de reconciliación, el 3 de noviembre último, pero aún se muestra remiso a lanzar una amnistía y a reconocer que tiene presos políticos.

Tampoco hay avances sustanciales en la cuestión principal que es la presencia en su territorio de miles de contrarrevolucionarios que continuamente ingresan a Nicaragua.

El 5 de diciembre pasado, si Honduras se hubiera atenido a la letra y el espíritu de Esquipulas, ya no debería haber contrarrevolucionarios en su territorio. Pero los seguía cobijando y se seguía resistiendo a una inspección en el terreno.

El tema es clave para alcanzar esa "simultaneidad" de los acuerdos que se estipuló en Guatemala y que Managua exige para completar su propia labor de pacificación con otras medidas previstas, como el levantamiento del estado de emergencia.

En menor medida el tema también afecta a Costa Rica, donde ha disminuido notablemente la presencia militar de la contrarrevolución (que era notoria en tiempos de Luis Alberto Monge, el antecesor de Arias) pero donde sigue habiendo una fuerte presencia política de líderes antisandinistas como Alfonso Robelo.

En lo interno, el país del cual partió el plan de paz que se plasmó en Esquipulas, no presenta los desgarramientos y contradicciones agudas de sus vecinos, pero Arias ha cumplido formalmente con uno de los requisitos fijados por el convenio centroamericano, creando una comisión nacional de reconciliacion.

Guatemala, el país anfitrión de la cumbre pacifista, también ha cumplido con algunas exigencias formales pero no ha logrado sustanciales avances en la erradicación de la violencia interna que lleva ya más de tres décadas. Después de Esquipulas, el gobierno de Vinicio Cerezo mantuvo conversaciones en Madrid con representantes de una guerrilla que ya tiene 25 años de edad, pero sin llegar a ningún resultado. Por el contrario, las Fuerzas Armadas, que han impuesto regímenes terroristas durante muchos años, han desatado una nueva ofensiva en vasta escala.

En la comisión de reconciliación no hay guerrilleros, ni siquiera dirigentes políticos remotamente afines con la insurgencia y los escuadrones de la muerte siguen cumpliendo su macabra faena.

"La guerra continúa", dijo días atrás el comandante Humberto Ortega, hermano del presidente y iefe del Ejército Popular Sandinista, 'es una triste pero necesaria constatación para no sobrevaluar los esfuerzos políticos y diplomáticos destinados a suprimir ese dato omnipresente de la realidad centroamericana, pero también un acicate para que los Ocho y la inmensa mayoría de la comunidad internacional redoblen su apoyo a esta nueva apuesta por la paz que nació el 7 de agosto". --

OBSESION PERSONAL
No siempre el antagonismo político e ideológico se traduce en odio personal Algunas memoriosos recuerdan que Douglas Dillon, secretario del Tesoro de Estados Unidos durante el mandato de John Kennedy, escucho admirado un discurso violentamente antiimperialista de Ernesto "Che" Guevara durante la conferencia de Punta del Este de 1961, y que comentó en voz baja a sus compañeros de delegacíon: "Hay que admitir que es un tigre".

No es el caso de Ronald Reagan en relación con el joven presidente nicaraguense Daniel Ortega de 41 años. La manifíesta obsesión antisandinista del septuagenario Mandatario norteamericano parece haberse concentrado, en los últimos años, en el timido e introvertido comandante guerrillero que se convirtió constitucionalmente en presidente en las elecciones de 1985.

Hace pocas semanas, cuandó Ortega visitó nuevamente Nueva York, volvió a intentar, a través de diversos contactos, que Reagan lo recibía en la Casa Blanca. El "jefe de los contras", como el mismo se autodenomínó en varias ocasiones, se negó a concederle audiencia porque no estaba dispuesto a hablar "con un comunista".

El motivo del rechazo no dejo de causar gracia a varios políticos y observadores norteamericanos que recordaron la cumbre entre Reagan y Mijail Gorbachov. Más de uno se preguntba si a causa de la Peresttoika, el Presidente nortearnericano juzgaba que el líder del PCUS había dejado de ser comunista.

Los calificativos y las invectivas del hombre de la Casa Blanca respecto a Ortega han arreciado cada vez que el dirigente sandinista visita Nueva York, generalmente acompañado por su bella esposa la poetisa Rosario Murillo.

El año pasado, después de un viaje del presidente nicaraguense en el que se compró unos anteojos en una optica neoyorquina, Reagan dijo que era "un dictador con lentes a la moda".

Aludía a versiones de alguna prensa norteamericana segun las cuales los famosos lentes, debido a la pronunciada miopía de Ortega, habian costado tres mil dólares.

En una reciente entrevista con la periodista Claudia Dreifus de la revista Signore,el líder sandinista comento el incidente con naturalidad: "Me dio risa--dijo. No pensé que fuera tan importante como para que Reagan se preocupara por mi. Me parece una pérdida de tiempo que el presidente de un país tan poderoso esté obsesionado por un país tan pequeño"
En la misma entrevista Ortega utilizó la displicencia y la ironía cada vez que se refirió a su poderoso antagonista. Cuando la periodista le preguntó cual era su personaje favorito en el escándalo Iran-contras respondio que Reagan, "pues él es el responsable de todos". Y agregó: "Si no es responsable ya podría renunciar pues eso significa que no hace nada en su alto cargo".

Después se refirio a la obsesión del ex actor: "Nos ha tomado como algo suyo, como un niño con sus juguetes haciendo una guerrita. Ha hecho de los "contras" y Nicaragua su hobby, su pasatiempo. Un pasatiempo oscuro".

ITINERARIO HACIA LA PAZ
Enero de 1983: Los presidentes de Colombia, Venezuela, México y Panamá, reunidos en la isla panameña de Contadora crean el grupo del mismo nombre, para intermediar en el conflicto centroamericano a través "del diálogo y la negociación y el respeto a los principios de no intervención en los asuntos internos de los Estados y autodeterminación de los pueblos".

27 de abril de 1983: Ronald Reagan nombra a Richard Stone como "enviado especial" para Centroamérica.

9 de septiembre de 1983: Los cancilleres de Contadora junto con los de los cinco países centroamericanos suscriben el "documento de objetivos", con 21 puntos para lograr la paz, la democracia, la seguridad, la estabilidad y la cooperación para el desarroUo económico y social de la región.

Enero de 1984: El gobierno de Estados Unidos mina los puertos nicaraguenses.

8 de Junio de 1984: Contadora elabora la primera versión de su "Acta para la paz en Centroamérica".
Sólo Nicaragua acepta firmarla en su totalidad.

Sepliembre de 1984: Los cancilleres de Contadora, Centroamérica y la Comunidad Económica Europea declaran su apoyo a Contadora. Estados Unidos decreta el embargo comercial contra Nicaragua. La acción de Contadora entra en un largo letargo.

29 de julio de 1985: Reunidos en Lima, los gobernantes de Perú Argentina, Brasil y Uruguay crean el grupo de Lima o grupo de Apoyo a Contadora.

12 de enero de 1986. Los prupos de Contadora y Apoyo lanzan, en forrna conjunta, el mensaje de Caraballeda, donde se pide el cese del apoyo a los grupos irregulares, la Casa Blanca lanza una campaña tendiente a que el Congreso le apruebe la ayuda militar a los "contras".

Abril de 1986: Contadora convoca a los países centroarnericanos para que suscriban el acta de paz el próximo 6 de junio. Nicaragua no acepta debido al apoyo militar de EE.UU. a la contra. Luego acepta firmarla y son los otros países centroamericanos los que ponen obstaculos para la firma del documento.

25 de mayo de 1986: Los presidentes centroamericanos se reúnen en Esquipulas I (Guatemala) y se comprometen a firmar el acta y crear el Parlamento centroamericano (iniciativa del presidente Guatemalteco Vinicio Cerezo) El acta no se firma (hasta el presente) por objeciones de Costa Rica, El Salvador y Honduras.

Diciembre de 1986: Los cancilleres de Contadora y Apoyo se reunen en Brasil para tratar de reflotar la iniciativa pacificadora debilitada por la no firma del acta y también para estudiar mecanismos de concertación e integracion que son el embrion del grupo de los Ocho que acaba de reunirse en Acapulco

Enero de 1987: Los cancilleres de los Ocho,acompañados por los secretarios generales de la ONU y la OEA visitan las capitales centroamericanas. En San José, el presidente costarricense Oscar Arias les plantea --en forma oficiosa--las ideas generales de lo que luego sería su plan.

Enero: La primera versión del plan Arias es diseñada en Miami por el canciller costarricense Rodrigo Madrigal Nieto y los funcionarios norteamericanos Philip Habib y Elliot Abrams

Febrero: El 15 de ese mes Oscar Arias convoca en San José a una cumbre de presidentes centroamericanos de la que se excluye a Daniel Ortega. La cumbre fracasa Arias modifica el plan elaborado en Miami con el apoyo del influyente senador demócrata por Connecticut, Christopher Dodd. Se incluye como aspecto central que Estados Unidos deje de apoyar a los "contras". La Casa Blanca y el departamento de Estado cuestionan la nueva versión y ratifican el apoyo a la contra.

Junio: Por cuestionamientos del presidente salvadoreño José Napoleón Duarte se posterga la nueva cumbre de presidentes centroamericanos (Esquipulas II) que debía realizarse a fin de mes. Esta vez con la presencia del Mandatario nicaraguense.

6 y 7 de agosto: Se realiza Esquipulas II Tras discutir el plan Arias y los aportes de Contadora, se aprueba el "procedimiento para establecer la paz firme y duradera en Centroamérica" en el que los cinco signatarios se obligan a cumplir, en forma simultánea, diversos compromisos para lograr la reconciliación nacional, el diálogo, la amnistía, el cese del fuego, la democratización, el cese de la ayuda a fuerzas irregulares y movimientos insurreccionales y el no uso del territorio de uno de los países para agredir a otro Estado.

Allí se establece también un calendario para ir supervisando la marcha de los acuerdos cada 90, 120 y 150 días a partir del 7 de agosto y se crea una comision internacional de verificación y seguimiento integrada por Contadora, Apoyo, los secretarios generales de la OEA y la ONU y los propios paises centroamericanos.