Especiales Semana

LA CAIDA DEL TIRANO

Informe Especial desde Asunción sobre el sangriento golpe que derrocó al general paraguayo Alfredo Stroessner, el dictador más antiguo de Occidente.

6 de marzo de 1989

Inusuales tiroteos, ráfagas de ametralladoras y luego cañonazos, sobrecogieron la tranquila noche asunceña el jueves dos de febrero provocaron una estampida de vecinos que corrieron despavoridos por algunas calles del barrio Herrera de la capital, al tiempo que del sector del barrio Campo Grande, donde se asienta el primer cuerpo del ejército, comenzaron a observarse desplazamientos de tanques y de tropas hacia el centro de Asunción.

A pesar de la confusión y el pánico, y aunque la ciudadanía sentía que había algo anormal en toda esa situación, nadie pudo adivinar hasta la madrugada del tres de febrero, que Fuerzas Militares al mando del general Andrés Rodríguez, de 66 años, habían comenzado su marcha demoledora para copar los lugares estratégicos de Asunción, con el propósito de derrocar al anciano régimen dictatorial de su consuegro, el general Alfredo Stroessner.

La población asunceña, que no durmió en toda la noche, permaneció encerrada en sus casas escuchando la Radio Católica Cáritas, la única que se animó en principio a relatar el movimiento de tanques, y el transporte de carga con centenares de soldados fuertemente apertrechados, todos con destino al centro de la capital.

Los enfrentamientos que se iniciaron a las 21 horas locales, muy cerca de la residencia de la esposa de Stroessner en el barrio Herrera, fueron tan feroces que hasta la Radio Católica tuvo que suspender en algún momento su programación para pasar una grabación del santo rosario, antes de que un obispo exhortara a la población a encomendarse a Dios.

Según algunas versiones, Stroessner fue atropellado por pelotones del primer cuerpo del ejército y subido, con las manos arriba, a uno de los jeeps, para ser rápidamente llevado a la sede del comando rebelde.

A las 23:30, dentro del fragor de los cañonazos y tableteos de ametralladoras, de repente, en la independiente Radio Primero de Marzo, se escuchó la primera proclama del comando rebelde que exhortaba a la población a mantenerse tranquila en sus casas, al tiempo que hacía llamados a las unidades castrenses del interior a unirse a la lucha "por la libertad" y "la democracia" del Paraguay.

Pronto se supo que la fuerza conocida como "La caballería" de Rodríguez, había salido de sus cuarteles para apresar a Stroessner, pedir la rendición de sus leales del poderoso Batallón Escolta Presidencial e intervenir la central de policía y tomar el palacio de gobierno.

Minutos después, la sede del Batallón, defendida por los leales del jefe derrocado, fue atacada por unos 10 tanques rebeldes y un número indeterminado de oficiales y soldados.

La central de policía, comandada por el general de división Alcibiades Britez, también opuso resistencia y según los testigos, fue uno de los sitios donde se produjeron más bajas.
· El palacio de gobierno fue defendido por la policía militar de Stroessner, pero la lucha se centró en las calles adyacentes a la sede gubernativa donde al día siguiente, los periodistas pudieron observar rastros frescos de sangre en perimetros que se extendían a 50 y 100 metros a los lados del edificio.

Por la zona oeste, en el barrio Sajonia, se movilizó la armada que capturó el canal nueve de televisión para in terrumpir abruptamente su programación poco antes de la medianoche.

Mientras tanto, por la Radio Primero de Marzo, la primera intervenida por el comando rebelde, el genera Rodríguez se dirigió a la población para informar que la rebelión había triunfado. Posteriormente, un mayor rebelde advirtió a las tropas que aún permanecían neutrales, que tomaran partido por una causa "noble y justa".

Antes del amanecer, cesaron los tiros y las primeras luces del alba encontraron a la ciudad vacia despertando para la fiesta de San Blas como si nada hubiera pasado.

Más tarde, la cadena nacional de emisoras difundió que Stroessner se había rendido y que la democracia seria restituida. "La población puede circular tranquila y concurrir a sus centros de trabajo", añadió.

La rebelión militar produjo un centenar de muertos según los medios diplomáticos, en tanto que la oposición calculó las bajas en 300, entre ellos varios funcionarios civiles allegados a Stroessner, particularmente odiados por sus frecuentes amenazas y actos de represión impunes.

LA CASA DE CAMBIOS
A los 76 años y sólo tres meses antes de cumplir 35 en el poder en un país caracterizado desde su independencia por los golpes militares, el anciano dictador corrió la misma suerte que sus colegas de América Latina.
Alojado en una residencia del Primer Cuerpo, se convirtió por fin en un observador del derrumbamiento de su sistema.

Unas 25 mil personas que se distribuyeron por la céntrica calle Palma, se confundieron en abrazos y gritaron por primera vez sin control ni represión policial, vivas a la libertad y a la democracia.

Para ellos y para quienes desde el extranjero trataban desesperadamenle de saber qué había pasado, las explicaciones comenzaron a aparecer.

Todo indica que detrás del golpe a Stroessner estaba el problema de la sucesión presidencial que debería producirse en 1993, o antes si la muerte sorprendía al dictador. Rodríguez había confiado durante años en que su consuegro no dudaría en señalarlo como el elegido. Pero de un tiempo para acá, algunos indicios debieron desvelarlo. Las divisiones internas de la cúpula militar y del gobernante Partido Colorado, estaban colocando a Rodriguez cada vez más lejos de la presidencia. El más grave de estos indicios se produjo hace apenas una semana, cuando el gobierno ordenó clausurar la casa de cambios de propiedad de Rodriguez, la más grande de Asunción.

Al parecer Rodríguez, de gran ascendiente entre las tropas, comenzó desde entonces a acelerar sus planes para derrocar a su consuegro. Tanto que desde el mismo 25 de enero, las tropas fueron acuarteladas sin que en ese momento hubiera una razón clara para hacerlo.

Lo demás es lo que ya se sabe. Stroessner fue sorprendido a la media noche del jueves con un levantamiento que, a juzgar por la desordenada respuesta de sus leales, ni él ni ellos esperaban.

FUTURO INCIERTO
Pero si al final de la semana comenzaban a aclararse los móviles del levantamiento, el panorama sobre el futuro de Paraguay, cuyo nuevo gobernante (ver recuadro) no parece, a primera vista, ofrecer todas las garantias, luce aún bastante oscuro.

Aunque la oposición todavía expresa que está a la expectativa de la promesa militar de normalización democrática con base en la restitución de las libertades de reunión, de asociación, de agremiación y de expresión, no ocultó y al contrario, dio rienda suelta a su alegria por la desaparición del poder del hombre responsable de 34 años de atropellos contra su dignidad, su reputación y sus derechos.

Domingo Laíno, el lider de la oposición ilegal durante Stroessner, por primera vez pudo circular como un héroe por la calle Palma y pronunciar un discurso en el eternamente vedado Panteón Nacional de los Héroes.

El lider del Partido Liberal Radical Autentico, fue inclusive alzado en andas frente al local del Partido Colorado oficialista stroessnerista e invitado a dirigirse a unos 20 mil colorados que aguardaban la llegada de su presidente restituido, Juan Ramón Chaves, el enemigo número uno de Stroessner dentro de su propio partido.

En horas de la tarde, el general Andrés Rodriguez, asumió como presidente provisional del Paraguay en presencia de unas 15 mil personas que se apretujaron adentro y afuera del palacio de gobierno.

No obstante el cierto pesimismo de algunos dirigentes opositores que no estuvieron de acuerdo con la proclama del general rebelde al atribuir el levantamiento a miembros del mismo partido del derrocado general, nadie en Paraguay ha rechazado el golpe de Estado .

Los jóvenes menores de 35 años, pudieron observar por primera vez el cambio de un régimen por otro. La dictadura más olvidada de América, como acostumbraban a señalarlo los opositores que lamentaban el desconocimiento internacional de las graves violaciones de los derechos humanos en todos los niveles, pareció convertirse en un día, en la más comentada, vista y leida en el mundo.

Era el final de una larga historia que pareció congelar a su pais por más de tres décadas. Era el final de la carrera política de un hombre que prácticamente ocupó a lo largo de ésta, un solo cargo, el de presidente.
Pero era también el principio de una nueva etapa para el Paraguay, que todos saben ahora cómo comenzó, pero que nadie sabe aún cómo terminará. -
Hugo Ruiz, desde Asunción Especial para SEMANA

ALFREDO STROESSNER
EL TIRANOSAURIO
Eran otros tiempos. En aquel entonces, muchos gobiernos al sur del Rio Grande cambiaban de manos por un simple chasquido de los dedos del secretario de Estado norteamericano, John Foster Dulles. Uno de esos chasquidos derrocó al presidente constitucional guatemalteco, el nacionalista Jacobo Arbenz. Y uno más, al presidente paraguayo Federico Chaves quien, para el gusto de Washington, se había estado acercando demasiado a su colega argentino, el entonces nacionalista y antinorteamericano Juan Domingo Perón. El 4 de mayo de 1954, 15 meses después de que Chaves hubiera sido reelegido, fue instalado en el poder el nieto de un inmigrante bávaro y ya general en aquellos días, Alfredo Stroessner Matiauda, joven aún con sus 42 años, quien había sido preparado como militar por sus colegas brasileros, mucho más cercanos a Washington que los argentinos de esos tiempos.

Para los norteamericanos, el joven Stroessner era la figura ideal: inexperto y ambicioso, podría ser moldeado según los designios de Dulles. Para tal efecto, el nuevo gobernante viajó a Lima, donde en secreto se entrevistó con representantes del Comando Estratégico del Caribe para preparar con ellos la firma--que se llevó a cabo meses después en Asunción--de un acuerdo, también secreto, con militares brasileros y norteamericanos.
Paraguay era en esos días--como sigue siendo hoy--uno de los países más pobres de Suramérica, agrario y atrasado, en el que 25 terratenientes tenían en sus manos más de la mitad de las buenas tierras de explotación.
Miles de campesinos sin tierra trabajaban en fincas ajenas, cobrando --como siguieron cobrando hasta bien entrados los años 60--un jornal de menos de un dólar.

Para los norteamericanos--y claro está, para Stroessner--lo único que se podía hacer para sacar adelante a Paraguay, era fomentar la inversión extranjera. Pocos meses después de iniciar su gobierno, el general dictó una ley que ofrecía toda clase de privilegios al capital externo y desalentaba cualquier iniciativa empresarial paraguaya. La economía formal comenzó de este modo a quedar casi exclusivamente en manos de inversionistas norteamericanos o brasileros, o de sus escasos socios para guayos que tenían que ser--como es obvio-allegados al general, mientras a los demás nativos sólo les quedaba el camino de la economia informal y paralela, que desde entonces y hasta hoy no ha parado de crecer, impulsando el contrabando de mercancias legales e ilegales, y una siempre creciente corrupción.

Pero las ventajas ofrecidas a la inversión extranjera no eran sólo de tipo económico y fiscal. Habia algunas más exóticas, que permitian la concesión de vastas extensiones de hasta un millón de hectáreas a una sola multinacional, para que sacara madera o explotara yacimientos mineros. Los beneficiarios podian gobernar a su antojo el área que quisieran dentro de la concesión, e incluso organizar en la región su propia policia, que estaba facultada para actuar por encima de las autoridades locales. Según el historiador e investigador uruguayo Eduardo Galeano, en una zona concedida por el gobierno a colonos del Brasil en los años setenta, "los guardas brasileros exigen pasaporte a los ciudadanos paraguayos para circular por su propio país... "
Pero Stroessner no gastaba su tiempo exclusivamente en tratos con norteamericanos y brasileros. Desde los primeros años de su mandato, siempre se sintió inseguro en su cargo y su natural reacción fue la de reprimir, a como diera lugar, cualquier manifestación opositora. Con el paso de los años, Stroessner fue implementando numerosas medidas dictatoriales, prohibiendo primero al Partido Comunista, luego durante muchos años al Partido Demócrata-Cristiano, y prohibiendo también el derecho de huelga de los trabajadores. A fines de la década pasada, organizaciones internacionales calculaban en más de mil los presos políticos. Pero aun en esto de los presos politicos, Stroessner tenia su propio estilo. No sólo los mantenía encarcelados sin comunicación alguna con el exterior: como si fuera poco, muchos de ellos--segun denuncias de la jerarquía católica con la que el general comenzó a tener problemas a principios de los setenta--pasaban largos periodos sujetos a pesados grillos y a una barra de hierro, obligados a permanecer de pie y a hacer sus necesidades fisiológicas en su propio calabozo. Para Stroessner nada de esto era demasiado con personas que él calificaba de "malvados y verdaderas fieras comunistas" .

El estado policiaco que el general establecio, se comió, durante la inmensa mayoria de su mandato, más del 50% del presupuesto nacional.
Obviamente, no todo este dinero se iba en comprar armas para la policia o el ejército. Una buena tajada se quedaba en los bolsillos de los generales, a los que Stroessner consintió siempre con generosas dádivas, incluida la de repartir entre sus favoritos las diferentes lineas de contrabando, una por cada uno de ellos: carros licores, cigarrillos, etc. Generales que, con miseros sueldos de 500 dólares al mes, han multiplicado sus ahorritos hasta construirse mansiones de varios millones de dólares. Generales que, además, tienen carácter vitalicio.

Todos los militares estaban--y siguen estando-inscritos en forma obligatoria en el Partido Colorado, el del dictador, que domina el 90% de los escaños del Parlamento. También lo están los 75 mil burócratas del país, desde los más cercanos colaboradores del mandatario, hasta el ultimo maestro de escuela. Todos ellos han participado, con banderas y desfiles, en las siete posesiones de Stroessaer, las siete veces que ha sido reelegido como presidente paraguayo, la última de ellas el año pasado, en una ceremonia fastuosa que recordó las épocas del pintoresco y legendario doctor Francia, Gaspar Rodriguez de Francia, doctor en filosofia y santa teología, que gobernó al Paraguay con mano de hierro en el siglo pasado e inspiró la novela del mejor escritor que ha dado ese país, Augusto Roa Bastos "Yo, el supremo".

Pero si a los generales, empezando por Stroessner y por quien acaba de sacarlo en forma sangrienta del poder, su consuegro el general Andrés Rodríguez, les ha ido de maravilla en materia económica en estos 34 años de gobierno, no pueden decir lo mismo los más de tres millones de paraguayos. Para ellos, la nota predominante ha sido la miseria. Una encuesta realizada con más de 15 mil familias en Asunción hace pocos años, demostró que el 82% de ellas carecía por completo de ingresos monetarios fijos y subsistía gracias a ocupaciones eventuales y subempleo. Como si fuera poco, ni siquiera las rectificaciones de la política económica a principios de los años ochenta, han rendido frutos. Entre el 81 y el 88, el PIB per cápita descendió en un 3%, demostrando un empobrecimiento neto del país y de su población.

Ese es pues el país--o valdría más decir, el feudo-que fue sometido por más de tres décadas por la férula de Stroessner, el dictador o, para usar la palabra más apropiada, el tirano.
El mismo que protegió durante varios años al médico asesino de los campos de concentración nazis, Josef Mengele. El mismo que asiló al otro tirano legendario de nuestros días, el nicaraguense Anastasio Somoza, hasta que un bazucazo de guerrilleros argentinos acabó con el Mercedes Benz blindado último modelo en el que se desplazaba, y de paso con su vida. El mismo que, según el gobierno norteamericano, brindó ayuda y abrigo a uno de los más importantes capos del tráfico de heroína en el mundo, el francés Auguste Ricorde. El mismo, en fin, que ya no se podrá pasear mas bajo la sombra de los mangos de los patios de su descomunal caserón asunseño, repartiendo dádivas entre sus amigos, ordenando el encarcelamiento de sus enemigos, y pensando siempre, de dia y de noche, en cómo hacer para obtener una nueva reeleccion, siempre una más, hasta lograr que el último de sus días coincidiera con el ultimo de su mandato.

RADIOGRAFIA EL PARAGUAY
Gobierno: desde su independencia de España en 1811, Paraguay ha sida siempre gobernado por dictadores. El último de ellos, el general Alfreda Stroessner se hizo reelegir siete veces y esperaba una nueva reelección en 1993. Todos los miembros de las Fuerzas Armadas y los funcionarios públicos deben pertenecer, en forma obligatoria, al Partido Colorado, que domina el 90% de la asamblea legislativa.

Población: 3.8 millones de habitantes, entre descendientes de españoles, indios guaranies y un pequeño porcentaje de hijos de inmigrantes alemanes y del lejano oriente. El 90% habla guaraní, a pesar de que la lengua oficial es el español. El 25% de la población vive en Asunción.

Territorio: 406.000 kms. cuadrados, algo así como los Llanos Orientales y la selva amazónica colombianos, con un clima tropical húmedo, y divididos por el río Paraguay.

Economía: se basa en las exportaciones de algodón, carne, derivado de carne, soya y madera. Tiene abundantes recursos hidroeléctricos, el más importante de los cuales es represa de Itaipú, construida en sociedad con el Brasil.

¿NARCO-GENERAL AL PODER?
Difícilmente el nuevo mandatario paraguayo, el general Andres Rodríguez, puede resultar peor que su predecesor y consuegro, el general Alfredo Stroessner. Pero algunos datos sobre el nuevo hombre fuerte paraguayo son poco menos que preocupantes.

John Williams, profesor de la catedra de América Latina en la Universidad de Indiana, y especialista en k cátedra paraguaya, dijo el viernes el The New York Times que Rodríguez "tiene una reputación de malsabo por sus implicaciones con organizaciones internacionales de droga". Según la misma fuente, el consuegro de Stroessner proporcionó desde su cargo protección, aeropuertos y demás facilidades de transporte a importantes narcotraficantes. Otras fuentes mencionadas por el Times aseguran que el general Rodríguez protegió, a fines de los 70 a Auguste Ricorde, posiblemente el más importante capo francés de la heroína en todos los tiempos, quien fue deportado de Estados Unidos a Francia en 1983, después de cumplir varios años de condena.

En 1985 un documento de la DEA aseguró que varios generales paraguayos estaban vinculados con el tráfico de drogas. Rodríguez fue uno de los investigados en aquella época. Según la DEA, Paraguay produce importantes cantidades de marihuana, que se exportan vía Brasil, y cuenta con una creciente producción de cocaína.

Lo anterior indica que para ganarse la confianza de sus vecinos latinoamericanos y del gobierno de Washington, Rodríguez no sólo tendrá que cumplir pronto sus promesas de apertura y normalizacion democrática, sino que tendrá que mantener sus manos limpias y fuera del negocio de las drogas. Es decir, tendra que ser un general por encima de toda sospecha. De lo contrario, la situación demostrará una vez más aquel adagio que dice: "Toda situacion, por mala que sea, es susceptible de empeorar". -