Especiales Semana

La fuerza del vino

Esta bebida, considerada hace tiempo como un artículo suntuoso, se ha convertido en un acompañante ideal para las comidas y las reuniones de los colombianos.

Juan Pablo González*
25 de julio de 2004

El vino incursiona cada día más en la vida de los colombianos. Ahora se prefiere a otro tipo de bebidas para acompañar las comidas, y aunque los platos típicos son difíciles de combinar, un buen vino y una buena comida alrededor de un grupo de amigos o familiares crea una atmósfera de camaradería que invita a viajar por entre las diversas culturas gastronómicas del planeta. Esta bebida, que había sido considerada un artículo suntuoso, envuelto de una aureola de esnobismo, presenta diversidad de precios asequibles, pues los mejores vinos no son los más caros, y la variedad en el mercado es enorme, lo que da la oportunidad para comprar, comparar y disfrutar. Cada vez más colombianos se dedican a coleccionar vinos, a leer revistas especializadas en la materia, a reunirse con amigos para hacer comparaciones sobre las diferentes uvas, tipos, marcas, cosechas y clasificaciones, e incluso ir a las regiones vitivinícolas. En los supermercados dedican más espacios para las botellas de vino: en su formación casi marcial están a la espera de que alguien se atreva a explorar sus variados sabores. Todos los restaurantes que ofrecen vinos, han dedicado más tiempo a incorporarlos en sus cartas, y algunos incluso han implementado cavas, donde además de almacenar la bebida, se brinda el espacio para el disfrute del comensal, como en el caso de la interesante cava del restaurante Harry Sasson. Algunos ya tienen proyectos de construirlas, como Pesquera Jaramillo o el Hotel La Fontana. Otros, como La Estancia Chica, hacen su propia importación de vinos. Existe el novedoso concepto de wine bar, como Vinópolis, aunque no es pionero ya que un espacio precursor fue Vinos Reserva Especial Janet Van Deren; es un buen espacio para catar y aprender en los cursos para entrenar a los neófitos. Ha crecido la moda de cerrar negocios en medio de una cata. Cada día más restaurantes, hoteles y clubes buscan responder a las exigencias del consumidor. Aunque son más de 40 los importadores de vinos en Colombia, los productores nacionales perseveran en captar un segmento del mercado. De una interesante selección de vinos, para todos los gustos, hay una buena relación entre precio y calidad; se encuentran vinos franceses, españoles, italianos, portugueses, alemanes, australianos, argentinos, chilenos y californianos. Es posible hallar desde vinos de precios muy económicos hasta los que pasan del millón de pesos. Infinidad de preguntas y dudas aumentan a la par que el número de entusiastas del vino. Su potencial de envejecimiento y la conservación de los vinos son ya preguntas frecuentes, así como los términos referentes al tema que hacen parte de otros idiomas como trockenberenauslesse en alemán, terroir en francés, chianti en italiano, y muchos más que poco a poco terminan incorporados al léxico de los interesados. Pero al lado de los conocimientos básicos están las tendencias de consumo. "Hace 10 años no se tenían vinos europeos, pero había predominancia de chilenos, gracias a las exenciones arancelarias", dice Claudia Stanich de la división de licores de Emcocables, que importa vinos españoles. Es cierto, predominaban los vinos blancos, pero hoy en día hay más tendencia a consumir los tintos, y los blancos se hacen más difíciles de vender. En los tintos en un principio se apreciaban los vinos genéricos, es decir por regiones, o por variedad de uva, con preferencia por la Cabernet Sauvignon, pero este es un vino con mucho cuerpo que no cautiva a muchos, y la llegada de otras cepas de menos cuerpo invitó a muchos consumidores a disfrutar del vino y a explorar sus preferencias. Hoy por hoy hay preferencias por los argentinos de la cepa Malbec, los Carmenere chilenos, los Shiraz australianos, los Merlot y los Pinot Noir; en fin, el repertorio es amplio. No se necesita saber de vinos para disfrutar de ellos: algunos establecimientos cuentan con un sommelier, término francés o sumiller en español, que es una persona conocedora a profundidad del tema de vinos. Además, en la gastronomía moderna se presentan infinitos matices, texturas y variaciones, así que el sommelier tiene como función orientar al consumidor y sugerirle qué vino tomar. Los colombianos están cada vez más cerca de los vinos, pues, al fin y al cabo la única distancia para disfrutar de esta agradable, compleja y fascinante bebida es un corcho. *'Sommelier' del club El Nogal