Especiales Semana

LA INDUSTRIA DEL AGRO

5 de marzo de 1990

VOCACION AGROPECUARIA
Escondidas entre la espesura de la naturaleza colombiana, allí adonde sólo se llega a lomo de mula salvando innumerables trechos cargados de belleza, sobreviven sin la mano del hombre regiones de una riqueza insospechada. Bosques adornados con frutales de las más variadas especies crecen ininterrumpidamente durante todo el año a la espera de la recolección. El campesino, cuya super vivencia se basa en la comercialización de los productos de la madre tierra, encuentra en esos frutos la oportunidad de salir avante en la lucha.
Con paciencia los carga por los estrechos caminos hasta la carretera para transportarlos en los debidos camiones en busca de los centros de mercado. Luego de casi tres días de intenso trajín, el campesino llega con su cargamento a la plaza, pero con la sorpresa obvia de encontrar la mitad de las frutas en mal estado como consecuencia de la ineficiencia en el transporte y en las vías de acceso.
Este frecuente problema, ademas del que se presenta con el mantenimiento óptimo en las bodegas, hace perder al país considerables sumas de dinero al año y al campesino su posibilidad de progreso. Por un lado, las exigencias de los países importadores de productos agrícolas son cada día mayores y obligan al productor a buscar nuevas tecnologías en materia de selección, empaque, almacenamiento y distribución Y por el otro, el pequeño campesino no podrá alcanzar nunca un desarrollo armónico económicamente rentable si no adopta una tecnología apropiada para la producción y distribución de su cosecha. Esta tecnología, que no siempre se traduce en costosa maquinaria, es la que pretende introducir al país la Universidad de La Sabana a través de la Facultad de Ingeniería de Producción Agroindustrial, fundada en enero de 1989 después de dos años de investigaciones y reconocida mundialmente como única en su género.
Los vacíos que justificaron su creación, se pueden resumir en tres frentes bien definidos:la postcosecha, que involucra directamente todos los factores inherentes al tratamiento adecuado del producto una vez cosechado -control de calidad, selección,empaque,transporte, almacenamiento y comercialización, los procesos técnicos para el aprovechamiento de los recursos secundarios del cultivo, y la transformación desde el punto de vista científico y tecnológico de la materia prima en productos elaborados.
Así, el pequeno campesino que desde tiempos inmemoriales venía utilizando una técnica precaria en la producción de sus cultivos, ahora podrá perfeccionar sus metodos para sacarle la mayor utilidad posible a su cosecha, llevar mejores bienes de consumo al mercado y,en consecuencia,incrementar sus ganancia."Se trata de llevar la tecnología al campo en aras de que el productor primario pueda hacer su propia selección y su propio control de calidad", comenta el doctor Evaristo Ayuso, decano de la nueva facultad."Si logramos que al campesino le llegue la tecnología, evitaremos que se siga abandonando el campo y crezcan los cinturones de miseria en las ciudades".
Pero no solo son necesarias nuevas técnicas en el manejo de la selección y del control de calidad.Es indispensable una tecnología del transporte que obre en consecuencia con las condiciones higiénicas, climáticas, ambientales y físicas requeridas para la conservación óptima de los productos en su transcurso hacia el mercado. Hace falta, igualmente, una utilización conveniente del empaque y, por último, una estrategia ideal de almacenamiento. Este enfoque tecnológico reduce sustancialmente las pérdidas causadas por la biodegradación prematura de la cosecha, permite un aumento en la oferta y contribuye a la comercialización de productos de mejor calidad.
Por otra parte, la aparición de nuevas agroindustrias, como la lumbricultura, la acuicultura, la misma industria del cuero que cada día toma más auge, sumada a las exigencias ambientales productivas que obligan a aprovechar al máximo la materia que antes era considerada desechable, hace también indispensable la aparición de tecnologías aptas para el tratamiento ideal de dichos subproductos. Así, mediante la implantación de nuevas técnicas, los residuos biológicos pueden ser fácilmente reconvertidos en bienes agroindustriales. Las basuras que generalmente van a parar a los lechos de los ríos aumentando la contaminación, son susceptibles de ser transformadas en gas natural. A su vez, la cáscara de fruta resulta un excelente recurso para fabricar esencias aromáticas, aceites, mermeladas y confites.
Colombia, que por poseer costa sobre los dos mas grandes oceanos y además conservar un clima trópical, es envidiado mundialmente por su posición geoestratégica, apenas esta despertando de su letargo. Sus dos mares le permiten crear una industria pesquera poderosa que está siendo desaprovechada por falta de tecnología de producción. La acuicultura, ciencia por demás novedosa en el país, se ha dedicado de lleno al cultivo de camarones, atún y sardinas, en un esfuerzo por desarrollar la industria marina. Igualmente, la lumbricultura se ha convertido en una alternativa agroindustrial con inmensas perspectivas de expansión. No sólo las lombrices son utilizadas para la dosificación alimenticia de la trucha, sino que también sirven para la adecuación de tierras e, incluso, es un manjar apetecido en otros países. Y así, hay infinidad de recursos inexplotados, dormidos, que La ingeniería de producción agroindustrial ha querido despertar con su creación, basada en el potencial enorme de las tierras y mares colombianos. "Colombia ", concluye Ayuso, es un país de vocación agropecuaria, y son,precisamente,las industrias agraria, pecuaria y marina las que nos brindarán el verdadero desarrollo".

EL CAMPANAZO OTRA VEZ
La idea es innovación. El campanazo de Mazda ha vuelto a sonar con toda su fuerza y en este caso lo ha hecho para lanzar el camión Mazda T.
Cuando la Compañía Colombiana Automotriz decidió producir en Colombia los automóviles Mazda, el sector sintió por primera vez ese campanazo que llegaba desde el Japón.
Mazda llego con la idea de lanzar en Colombia modelos definitivamente modernos, que pudieran estar a la par con los automóviles de última aparición en el mundo. La gama 626 constituye un excelente ejemplo de esta tendencia.
Ahora, el campanazo ha vuelto a sonar en el renglón de los camiones. El camión Mazda T, en primer lugar, está diseñado para un mundo moderno, caracterizado por el tránsito pesado y las vías congestionadas. La respuesta a este primer problema es el tamaño mediano del Mazda T, con su trompa chata, su peso liviano y detalles sofisticados y prácticos como su cabina abatible, para un fácil acceso al motor. En segundo lugar, se posiciona en un segmento intermedio entre los furgones y los grandes camiones y, con su capacidad de carga de 4 12 toneladas, resulta muy adecuado para muchos empresarios, comerciantes y agroindustriales del país.
Finalmente, el Mazda T innova al máximo en su motor, por el hecho de ser turbodiesel, lo cual además de eficiencia ofrece un ahorro de combustible del 40%.
Las carreteras y las vías urbanas están preparadas para recibir al Mazda T, con la seguridad de que se convertirá en el comienzo de una nueva era de vehículos de carga en Colombia.