Especiales Semana

LA MODA EN CONSTRUCCION

19 de diciembre de 1994

¡DESCONEXION TOTAL!
El importante número de proyectos de vivienda campestre en la periferia de Bogotá brindan la posibilidad de escapar de la contaminación y el estrés de la gran ciudad.

CANSADOS DEL ruido, de la inseguridad y de la polución citadina, una buena parte de la población ha empezado a emigrar hacia la tranquilidad del campo, buscando allí la solución a todos sus problemas.

Desconectarse diaria o semanalmente, dejar de lado los interminables trancones, la contaminación ambiental y visual, los accidentes, en fin, dejar cualquier foco de estrés, es la clave.

Con la expansión de lo ecológico, más y más personas buscan la tranquilidad de campo, encontrando en la naturaleza la paz y la armonía que antes no poseían. El combinar los bosques con los lagos, las quebradas con las montanas y la flora con la fauna es lo ideal para las familias de hoy.

Y eso se ve en la marcada tendencia de desarrollo suburbano que se realiza hacia el norte. Allí se han implantado completos centros comerciales, industriales, agrícolas, universitarios, deportivos y ahora de vivienda. Chía, Cajicá, Zipaquirá y Sopó son algunos de los puntos estratégicos donde hoy se desarrollan importantes proyectos de condominios campestres, basados en la premisas obtenidas a través de contínuos estudios que aseguran que la población desea mayor independencia, mayor libertad, un reencuentro total con la naturaleza y un lugar con verdadera privacidad. Y para ello no hay nada mejor que los bellos paisajes de la Sabana de Bogotá, los cuales le brindan a la gente todo un conjunto armónico lleno de esplendor.

Lo bueno y lo caro
Con el auge que ha tomado el cuidado del cuerpo y el espíritu, se ha entendido que son precisamente las viviendas campestres las mejores herramientas para regalarle estas cualidades a la vida. Pero gozar de todos estos beneficios tiene un precio. Se habla de más de 50 millones de pesos por lote que, comparados con las pequeñas áreas que ofrecen los apartamentos de la ciudad, se puede considerar como un precio justo. Eso sin contar con que se puede aprovechar todo el terreno para construir, adicional a la casa, canchas de tenis, gimnasio, invernadero, zonas de juego para niños, es decir, el complemento necesario de acuerdo con los gustos y actividades de cada integrante de la familia. Y lo mejor de todo, sin vecinos. Solo con el verde de la naturaleza por testigo.

Este sueño ya es una realidad gracias a la concientización de los constructores de crear nuevos tipos de comunidades y nuevas formas de vida. Para la muestra, SEMANA publica los más importantes proyectos en desarrollo ubicados, actualmente, en la periferia de Bogotá.-