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La nueva soberana

Carolina Gómez Correa, única candidata sin más estudios que el bachillerato, conquistó la quinta corona para Bogotá.

13 de diciembre de 1993

La nueva soberana
HACE DOS AÑOS, CAROLlna Gómez pensó por primera vez en ser reina. Era una adolescente que cursaba cuarto grado de bachillerato en el Colegio Nueva Granada, de Bogotá. Un día acompañó a una de sus amigas al salón de belleza y allí conoció a la persona que le cambió el rumbo a su vida. Todavía no entiende cómo y por qué aceptó terminar metida en sesiones de fotografía, largas jornadas de pasarela y en cursos acelerados de política, deporte y cultura. Tampoco entiende cómo ni a qué horas dejó a un lado su morral de libros, sus yines y sus tenis, para darle paso a los canutillos, la lentejuela y los drapeados.
Quizá lo hizo porque siempre le ha gustado tener retos en la vida. Cuando apenas había cumplido los 13 años, comenzó a trabajar en una boutique como vendedora. Lo hizo para conseguir unos pesos y comprar lo que más le gusta en la vida: ropa. Es la cuarta de una familia conformada por seis hermanos, cuatro de ellos hombres. Nació en Cali y desde de los 10 años vive en Bogotá. Es una joven extravertida, alegre, de una personalidad arrolladora y muchos han comparado su forma de ser con la de Paola Turbay. A ella no le gusta, porque afirma que cada quien tiene una personalidad propia.
Apenas tiene grado de bachiller, pero quiere convertirse en una abogada especializada en derecho tributario, como su padre. Claro que no desearta como profesión la administración de empresas, porque se considera "una dura" para los negocios. Y eso es precisamente lo que ahora quiere hacer con su reinado. Darle un manejo empresarial, canalizar al máximo las oportunidades que están por venir y sacarles el mayor provecho económico.
A pesar de que sus 19 años la hacen ver como una adolescente que apenas empieza a despertar en la vida, ella se considera una mujer madura y responsable, que además ha pasado por momentos muy difíciles, de los cuales no le gusta hablar. Solo recuerda aquel cuando en quinto de bachillerato la echaron del Colegio Nueva Granada por indisciplinada. Entonces decidió trabajar y pagarse el estudio. Salvó el año que tenía perdido y esa experiencia le enseñó que cuando se tienen las cosas no se pueden echar por la borda.
Carolina soñaba con graduarse de bachiller en el Colegio Nueva Granada donde había estudiado casi toda su vida. Pero con la expulsión veía que ese sueño estaba muy lejos de realizarse. Sin embargo decidió tomar el toro por los cuernos, se presentó en la rectoría con sus notas de quinto y le pidió a las directivas que le dieran otra oportunidad. Estudiaron el caso y cuando descubrieron que, tras la expulsión, ella misma se había pagado sus estudios, le volvieron a abrir las puertas.
La persona que cambió el rumbo a la vida de Carolina Gómez Correa fue el estilista Javier Murillo. Junto con el diseñador Alfredo Barraza, la fueron puliendo como a un diamante en bruto. Y cuando vieron que ya era hora de soltarla al ruedo, la lanzaron como candidata al título de Señorita Bogotá. El seis de agosto, en el cumpleaños de la capital, se posesionó en su nuevo papel. Las jornadas de trabajo se intensificaron hasta quedar a punto para enfrentar a sus competidoras en el reinado en Cartagena.
No fue una tarea fácil. Carolina cuenta que tuvo que hacer muchos sacrificios y que el que más le duele es el de haber dejado por tanto tiempo a su novio. Con él tiene una relación desde hace cinco años, y en Cartagena, para poder estar juntos unos momentos, tuvieron que ingeniárselas. El se hizo pasar como auxiliar de cámara de un noticiero de Hotel Cartagena Hilton y llegar hasta la habitación de su novia. Y desde ya sabe que de ahora en adelante las cosas serán mucho más complicadas. Pero Carolina está tranquila porque, como dice, "mi relación es sólida como una roca y eso de ser Señorita Colombia es apenas una ilusión fugaz".