Especiales Semana

La ruta hacia el Dorado

Londres 2012 marcará un antes y un después en el deporte colombiano. Más que las ganas y la suerte, el balance histórico de la delegación nacional es el producto de un proceso de más de una década.

11 de agosto de 2012

Doce años transcurrieron para que las notas del himno de Colombia se escucharan nuevamente en un podio olímpico. En la pista de BMX del Parque Olímpico de Londres, la bicicrosista Mariana Pajón repitió la hazaña deportiva que solo había logrado la pesista María Isabel Urrutia en los Juegos de Sydney en 2000: ganar una medalla de oro. Al otro lado del Atlántico, un país entero veía por televisión, con la pasión reservada para deportes más populares, cómo la joven pedalista antioqueña ganaba sin discusión cada una de sus carreras hasta hacer historia.

La victoria de Pajón cerró literalmente con broche dorado la mejor participación de una delegación colombiana en 76 años. De hecho, de las 19 preseas olímpicas obtenidas por deportistas nacionales, ocho se acaban de ganar en territorio británico. Cuatro veces más que Beijing 2008 y que Atenas 2004 y más del doble del mejor balance hasta hoy: tres en Múnich 1972. Más que el mayor número de medallas jamás registradas para el tricolor, Londres 2012 constituye sin duda un antes y un después para Colombia en materia de deporte. No solo es la confirmación de que la gloria olímpica es alcanzable para un país sin tradición, sino también la oportunidad única para dirigir a Colombia en el camino de convertirse, por qué no, en una potencia deportiva regional.

Basta una mirada a la tabla de medallería para confirmar que Colombia dio un triple salto más largo que el que le valió a Catherine Ibargüen su presea plateada. Hasta el pasado viernes solo Brasil, Jamaica y Cuba superaban el balance nacional entre los países de América Latina y el Caribe. Otro elemento por destacar es la diversidad de disciplinas en las que los nacionales dejaron su huella: bicicross, ciclismo de ruta, levantamiento de pesas, judo, salto, taekwondo y lucha. El liderazgo regional certificado en Londres es indiscutible y convierte a la delegación colombiana en protagonista para las siguientes justas suramericanas y panamericanas.

Aunque para la mayoría de los colombianos las medallas de Pajón y de los otros siete representantes son una sorprendente noticia, a quienes manejan las riendas del deporte en el país no les generó gran sorpresa. Es cierto que algunos de los ganadores no estaban en los pronósticos de nadie y que las autoridades deportivas calculaban un balance más modesto. "Si nos va bien, entre cinco y seis medallas", calculó Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico Colombiano (COC), en una entrevista a El Tiempo. Si bien ocho preseas son un saldo superior a cualquier cálculo, dentro de los 104 deportistas de la delegación nacional había un puñado que llegó a suelo británico con media medalla en el bolsillo.

Esto es el producto no de un patriotismo exagerado sino de un largo proceso de más de una década. La medalla de oro de María Isabel Urrutia en Sydney 2000 generó tanto una reflexión sobre la ausencia de políticas deportivas como la oportunidad para lanzar un programa sistemático de preparación olímpica en unas disciplinas consideradas 'estratégicas'. En septiembre de ese año, SEMANA escribió a raíz del triunfo de la pesista vallecaucana: "Detrás de ese gran logro deportivo, como ha ocurrido en otras ocasiones, no está la mano decidida de un Estado". Doce años y tres citas olímpicas después, los propios deportistas reconocen el apoyo de las autoridades deportivas, Coldeportes y el COC. Para Medina, "esto no es casual ni producto de la suerte, sino un proceso bien planificado, con recursos de parte del gobierno, las empresas privadas y los entes territoriales".

La atención estatal se despliega en varios frentes. En primer lugar está el presupuestal. Más de 3.000 millones de pesos al año se destinan en preparar unos 170 deportistas de alto rendimiento en el país. Esos dineros permiten, obviamente con restricciones, sostener a los futuros medallistas con dedicación exclusiva, proveerles buenas condiciones técnicas y costearles la posibilidad de competir en eventos internacionales. A esto se añaden la contratación de entrenadores de alta calidad, algunos de ellos extranjeros, así como el acceso a metodologías, ciencias aplicadas al deporte y el reforzamiento médico y psicológico. Además de los recursos nacionales, el COC reconoce el aporte financiero de los entes territoriales.

Un segundo aspecto es el legislativo. Con el concurso de Urrutia, que pasó del podio a un escaño de la Cámara de Representantes, algunas iniciativas parlamentarias de apoyo a los deportistas terminaron convertidas en leyes. Una en especial, aprobada en 2003, destinó un porcentaje del impuesto a la telefonía móvil para la promoción del deporte y la financiación de los Juegos Nacionales, los Paralímpicos y el ciclo olímpico. Según Andrés Botero, director de Coldeportes, esta fuente de recursos que pagan los usuarios en su factura de telefonía celular financia buena parte de los programas de Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano desde 2006. Así mismo, la Ley 1389 de 2010 concede incentivos monetarios a los deportistas y entrenadores destacados en eventos deportivos importantes como Olímpicos y campeonatos mundiales.

A este aparato administrativo y fiscal se suma un compromiso de las federaciones de las distintas disciplinas con lo que se llama el 'ciclo olímpico'. Esta expresión recoge las competencias internacionales que los deportistas deben enfrentar para llegar a las justas olímpicas en el mejor estado de preparación. Según Medina, esta fase que termina en Londres con un resultado tan destacado arrancó con los Bolivarianos de Bolivia en 2009 e incluyó los Suramericanos de Medellín en 2010 y los Panamericanos de Guadalajara el año pasado. En esos últimos juegos continentales en tierras mexicanas, Colombia, con 22 oros, había también superado su desempeño histórico. Al finalizar esas justas, el presidente del COC se atrevió a predecir en entrevista con El Espectador: "Tengo que decirlo, con toda tranquilidad, los colombianos podemos empezar a soñar con la posibilidad de obtener en Londres un buen número de medallas".

Parte importante de estos recursos se invierten en la participación de los colombianos en competiciones internacionales. Además de darles a los deportistas un necesario roce con los mejores en sus respectivas disciplinas, los actuales medallistas se caracterizan por haber pisado Gran Bretaña con buenas marcas y trofeos. Mariana Pajón tenía 14 campeonatos mundiales a su haber mientras que Jackeline Rentería había ganado bronce en Beijing e Ibargüen había ganado el bronce en el Mundial de Atletismo de 2011. Yuri Alvear fue campeona mundial en 2009 y Óscar Figueroa marca mundial.

Los bicicrosistas, por ejemplo, están desde hace cinco años en un plan de entrenamiento internacional en Estados Unidos, Francia y Holanda, así como en todas las paradas de la Copa Mundo durante estos últimos cuatro años, en los torneos mundiales y continentales. No todas las disciplinas cuentan con ese tipo de programas y logros como la medalla de bronce de Óscar Muñoz deberían mejorar la atención sobre deportes como el taekwondo.

Las esperanzas sobre un excelente desempeño de Colombia en los Olímpicos estaban bien fundadas. La meta para quienes clasifiquen a Río 2016 es la más ambiciosa que haya enfrentado delegación nacional en la historia: superar ocho medallas. El apoyo del gobierno de Juan Manuel Santos no solo debe sostenerse sino ampliarse y aprovechar la 'fiebre olímpica' para aprender las lecciones que deja Londres: la combinación exitosa entre recursos estatales, privados y territoriales así como un plan sostenido de incentivos, preparación y fogueo internacional. El deporte de alto rendimiento, como generador de optimismo nacional, podría convertirse en otra apuesta modernizadora para la Casa de Nariño. De hecho, Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano tienen un plan de desarrollo 2009-2019 para convertir a Colombia en una potencia continental en una década. Las preseas de Londres son la mejor cuota inicial para esa ambiciosa aspiración.