Especiales Semana

LA TOMA DEL PALACIO

Aunque todavía no están claros ni el objetivo ni el desenlace de la toma, los colombianos no podrán olvidar la imagen del Palacio de Justicia en llamas.

23 de junio de 1997

Hace 11 años ocurrió lo impensable. Un comando de 35 guerrilleros del M-19 se tomó, a plena luz del día y durante 28 horas, el Palacio de Justicia. Un golpe osado que partió en dos la historia institucional de Colombia. El plan de los guerrilleros que ingresaron al Palacio, al mediodía del 6 de noviembre de 1985, era hacerle un juicio popular al presidente Belisario Betancur y a su proceso de paz en presencia de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Este acto publicitario sensacionalista no pudo llevarse a cabo por la ferocidad con la que respondieron los militares. "Para ellos era un asunto de honor. Los guerrilleros habían atacado el corazón de la democracia y era probable que si se sentaban a hablar con el Presidente salieran triunfantes. Eso no podían permitirlo. Por eso contraatacaron con todo en busca de una solución rápida", dice Armando Borrero, ex consejero de seguridad nacional. El 7 de noviembre, a las 3:20 de la tarde, todo había terminado con una victoria pírrica para el gobierno. El Palacio estaba en ruinas, un incendio producido por los disparos de los tanques lo había consumido durante la noche. La imagen del Palacio en llamas se convirtió en el símbolo del holocausto. En el operativo para recuperar el edificio murieron 95 personas _entre guerrilleros, militares y civiles, incluidos 17 magistrados_ y desaparecieron 13, de las que aún no se sabe nada. ¿Qué lecciones dejó la toma del Palacio de Justicia? Para los expertos en toma de rehenes y lucha antiterrorista del mundo, el operativo militar que permitió la recuperación del edificio es un ejemplo de lo que no debe hacerse en caso de presentarse una situación similar. El uso de los tanques y la imposibilidad de un cese al fuego, pese a los insistentes ruegos que hizo en tal sentido el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, son señalados por los expertos como errores tácticos. Un cese al fuego habría permitido una negociación para la liberación con vida de los rehenes o la preparación de una acción militar mucho más segura que garantizara el rescate con vida de los magistrados. En el operativo se evidenció, según escribió el desaparecido columnista Jorge Child en un artículo conmemorativo de los 10 años de la tragedia del Palacio, la vacilación de los gobernantes y el cinismo de la sociedad en general, que prefirió ver el desenlace del reinado de Cartagena y no indagar sobre lo que había ocurrido en el centro de Bogotá. Lo cierto es que para los colombianos resultó muy difícil asimilar los sucesos ocurridos en el Palacio de Justicia. Las verdaderas intenciones del osado operativo guerrillero y el posible papel del narcotráfico en los acontecimientos sembraron serias dudas en la opinión. Once años después no hay paz a la vista y la construcción del nuevo Palacio de Justicia, así como el caso de los desaparecidos en la toma, no han concluido.