Especiales Semana

La verdad desnuda

Durante el primer desfile en traje de baño se empezaron a perfilar las finalistas.

14 de diciembre de 1992

UN CIELO AZUL, UN SOL CAnicular y un mar de aguas tranquilas, fue el escenario del desfile privado en traje de baño, uno de los eventos mas espectaculares que tuvo este año el Concurso Nacional de la Belleza. En ese caribe mágico, de colores multicolores, de olor a sal marina, las candidatas departamentales jugaron su primera carta. Unas ganaron, otras quedaron en la cuerda floja y unas más perdieron. Ahí, en los jardines del claustro de las Animas, con el muelle de los Pegasos de fondo, se supo quien era quien. Al final, un puñado de ellas vio alimentados sus sueños de ceñir la corona y el cetro de la Señorita Colombia.
En la mañana del lunes 9 de noviembre, en el muelle del Hotel Hilton se embarcaron las 28 participantes en dos yates que zarparon rumbo al Centro de Convenciones. Fue un recorrido acompañado no sólo por el ritmo de acordeones, tambores y trompetas, sino por el nerviosismo de todas las participantes, quienes sabían de antemano a lo que se iban a enfrentar. Las embarcaciones bordearon la bahía y 20 minutos más tarde atracaron en el Claustro de las Animas. Allí las estaban esperando los 200 invitados que tuvieron el privilegio de ver por primera vez a las candidatas en traje de baño.
El escenario: una larga pasarela que recorría todos los jardines que fueron adornados con papagayos y frutas tropicales. La hora de la verdad llegó y una por una, comenzó a jugarse su suerte. La primera en recorrer los 70 metros que darían el puntaje necesario para saber que tan bien paradas estaban en sus aspiraciones a la corona de Señorita Colombia, fue la representante de Amazonas. Dos horas después, la última en lanzarse a la aventura fue la representante de Vichada.
¿QUIENES GANARON?
Sin duda el mayor puntaje lo logró la candidata de Amazonas, Paula Andrea Betancurt. Con un vestido morado, adornado con flores a la altura del busto, dejó al descubierto que su cuerpo fue el más armónico del concurso. Unas largas y contorneadas piernas, cintura de "avispa" y un color de piel canela, fueron suficientes para que Amazonas comenzara a soñar con la corona de Señorita Colombia.
El segundo puesto lo ocupó la representante de Santander, Claudia Patricia Reyes, quien fue considerada la candidata más culta del certamen. Graduada en ingeniería civil y con máster en el exterior, la santandereana durante el desfile de Catalina dejó a más de uno convencido de que estaba firme para llevarse la corona para su departamento. Con un traje estampado de colores encendidos, Claudia logró impactar a los asistentes al claustro de las Animas.
El tercer lugar fue para la representante de Bogotá, Kathy Saenz Herrera. Luciendo un traje de arabescos blancos y negros, la bogotana logró sacar los puntos suficientes para ubicarse dentro de las favoritas. Kathy hizo gala del dominio de la pasarela para lograr tapar los puntos débiles que tiene cuando se trata de mostrar su cuerpo en vestido de baño. Si bien es cierto que su cuerpo no fue uno de los más espectaculares del reinado, su carisma y su entrega en cada desfile fueron suficientes para entrar pisando duro en este concurso.
El cuarto mejor puntaje le correspondió a San Andrés y Providencia, Sharon Elizabeth Naranjo. Sin duda las mejores piernas del reinado. Esta morena de 1.82 de estatura, lució un traje blanco con flores azules y verdes.
El quinto lugar fue para la candidata de Caldas, Patricia Arango Londoño. La caldense desfiló por la pasarela del Claustro de las Animas con un vestido de baño color verde que destacó su silueta y le dio el puntaje suficiente para que el comentario general fuera que debía estar en el grupo de las cinco finalistas la noche de la velada y coronación.
Pero si este día el público asistente sacó sus cinco finalistas, también hay que decir que muy cerca de este primer grupo se colocaron las candidatas de Valle, Lina Fernanda Restrepo Calle, sin duda, el rostro más bello del reinado. Pero esta caleña de apenas 18 años, perdió puntos en el desfile en traje de baño por sus piernas tan delgadas; sin embargo muchos consideraban que a la hora de las cuentas podría meterse entre las finalistas. Muy cerca de ella se colocó la representante de Sucre, Angélica María Vallejo. Una bella y alegre rubia quien cada vez que subió a la pasarela dejó la sensación de que podía llegar a la recta final en la noche de coronación. Pero en este primer desfile en traje de baño perdió puntaje por la flacidez de sus piernas.
En este segundo grupo también alcanzó a entrar la candidata de Cauca, Mónica Rodríguez Chávez. En opinión de los asistentes, su porte y elegancia podrían darle puntos a la hora de las decisiones. Cuando el sol llegaba a su máxima temperatura de ese medio día del 9 de noviembre, las cartas ya se habían jugado y los especialistas que cada año llegan a Cartagena con el único fin de dar un veredicto, ya estaban haciendo sus apuestas y sus cábalas sobre sus favoritas para llegar a la recta final. El desfile de Catalina se cerró con broche de oro con el desfile de cada una de las candidatas que por primera vez tuvieron en sus manos el cetro y la corona y que lucieron ante los fotógrafos y camarógrafos, en una sesión que duró aproximadamente una hora. Este desfile en traje de baño no sólo dejó a unas candidatas más opcionadas que otras, sino que demostró que con tiempo y organización esta empresa del reinado sí funciona.
ENSAYOS
Tan pronto las 28 candidatas terminaron su primera prueba de fuego, de nuevo se encerraron en el cuartel de ensayos en el segundo piso del Centro de Convenciones. Allí las estaba esperando Julio César Luna y Sonia Osorio, quienes tuvieron la responsabilidad de montar el espectáculo de la noche de coronación. Durante las siguientes cinco horas, candidatas, bailarines, técnicos, camarógrafos y director ensayaron una y otra vez el show que este año se centró en los 500 años del descubrimiento de América. En un enorme salón repleto de cables, cámaras y enseres, transcurrió la mayor parte del tiempo de las candidatas. Son extenuantes ensayos donde se repite una y otra vez cada baile para que el resultado final sea espectacular. Y para lograrlo se requiere de mucho trabajo. Por eso, cada noche cuando las representantes abandonaban el frío salón en busca del bus que las llevaba de regreso a su casa en el Hotel Hilton, las caras de cansancio eran un fiel reflejo de esas agotadoras jornadas.
Y durante ese arduo trabajo muy poco tiempo quedaba para el descanso. Apenas una hora para el almuerzo y el refrigerio que era aprovechado al máximo por cada una de las candidatas. Muchas prefirieron dejar a un lado los platos de comida para tomar una siesta recostadas en un lugar tranquilo. Pero unos minutos después, la voz de Julio César Luna las sacaba del profundo sueño para iniciar de nuevo la jornada de trabajo. Así transcurrieron para ellas la mayor parte de los 14 días que duraron estas fiestas.
Pero el día no terminaba cuando el sol rojizo se perdía en el horizonte. De regreso al hotel las candidatas comenzaban otra jornada más. Maquillaje, peinado y cambio de vestido, para asistir a las reuniones sociales en los clubes privados. Y sólo a la media noche regresaban a sus habitaciones para descansar, apenas por unas horas, pues el reloj del piso real timbraba de nuevo a las seis de la mañana para iniciar otra extenuante y larga jornada.
TURISTAS SATISFECHOS
Y mientras las candidatas estaban en sus ajetreos, Cartagena continuaba con su endiablado ritmo de fiesta. En el día las playas permanecían atiborradas de turistas, muchos de ellos extranjeros, que llegaron en los transatlánticos que desde hace un par de meses volvieron a atracar en el muelle de La Heroica. En las noches, la rumba se tomaba las calles, los bares y las discotecas de Cartagena la Vieja, el sitio de moda en esta temporada de las festividades novembrinas. Pero también los clubes privados hicieron su agosto. Especialmente en la recta final donde cada noche las candidatas llegaban para desfilar los vestidos de gala que trajeron para esta maratón. Así transcurrió una versión más del reinado de Cartagena.
El resultado final, como el de todos los años, no pudo ser mejor, a pesar de que sus mismos organizadores ya están pensando en darle un vuelco total a la programación para que sea más ágil y más novedosa. Ellos tienen la palabra. El primer paso ya lo dieron sus patrocinadores. Dupont, Catalina, Jolie de Vouge y Silueta, ensayaron este año con eventos novedosos y el resultado fue más que satisfactorio. Porque por fin entendieron que Cartagena tiene escenarios naturales que le dan más vistosidad y embrujo a esas veladas que un frío salón en un hotel o club. Hay que probar nuevas fórmulas y sacar el reinado de las cuatro paredes donde se ha desarrollado en sus últimos años para que tanto los cartageneros como los turistas participen en estas festividades que esperan durante un año. Doña Tera y su combo tienen la última palabra. -