Especiales Semana

Las 100 empresas más grandes de Colombia (...y las 900 siguientes)

Sobresalen las compañías de petróleo, minería, construcción, vehículos, supermercados y energía. 2006 fue un año excepcional para las 1.000 empresas líderes del país.

28 de abril de 2007

Así como nadie imaginó que la economía colombiana fuera a crecer un 6,8 por ciento en 2006, así mismo ninguno de los dueños de las empresas más grandes de Colombia pensó que los resultados fueran a ser tan sorprendentes. Los ingresos operacionales de las 100 crecieron un 22 por ciento y llegaron a la astronómica suma de 145 billones de pesos.
 
Eso es la mitad del Producto Interno Bruto de Colombia en 2006, que fue de 316 billones de pesos. Más aterrador resulta compararlo con las ventas de las 1.000. Los ingresos de todas éstas sumaron 256 billones de pesos el año pasado, el equivalente al 80 por ciento del total de la producción del país.

Aunque era previsible que los balances de estas compañías reflejaran la buena racha económica por la que atraviesa el país, no era fácil prever unos incrementos de esa magnitud. De hecho, no resulta nada fácil digerirlos. Por eso es necesario coger las cifras con pinzas. Buena parte de las mayores ventas se origina en el tremendo salto que dio el año pasado Ecopetrol, que tuvo ingresos por 18 billones de pesos. Esa cifra equivale a las ventas conjuntas de las cuatro compañías siguientes de la tabla. Todavía más dramático: los 3,5 billones de pesos que creció respecto a 2005 igualan lo que vende Cementos Argos en todo un año.

Hablando del rey de Roma, otra que pesa mucho en los resultados de las 100 es Cementos Argos. La cementera del Sindicato Antioqueño dobló sus ventas el año pasado, gracias, entre otras cosas, a la consolidación de sus operaciones en el país y en el exterior. Son un total de 42 empresas en Colombia, Estados Unidos y el Caribe, que reportaron ingresos por 3,4 billones de pesos el año pasado, aproximadamente 1,7 billones más que en 2005. Otra que contribuye significativamente a la danza de los millones es Comcel. Desde cuando empezó operaciones, en el año 94, esta compañía de telefonía móvil viene escalando posiciones en forma acelerada y ya ocupa el puesto número cinco. Y si sigue como va, nada raro que para el próximo entre al exclusivo club de las ‘Top 3’.

Club en el cual seguro la va a acompañar el año entrante Almacenes Éxito. Esta cadena, número seis del ranking, se va a volver un ‘monstruo’ cuando consolide en 2008 la compra de Carulla-Vivero, hoy en el puesto 14. Sumadas, ambas arrojan unos ingresos operacionales de 6,5 billones de pesos aproximadamente. Eso es más que lo que vende la actual número dos, Bavaria, que reportó ventas por 6,1 billones de pesos en 2006. Esa cifra todavía incluye las operaciones en Perú, Panamá, Bolivia y Ecuador.

Oxy, por el contrario, debería ser más grande de lo que aparece. La petrolera estadounidense reporta por separado sus dos operaciones en Colombia: Occidental Andina y Occidental de Colombia, las número 42 y 44, respectivamente. Sumadas las dos, las ventas estarían en el orden de los dos billones de pesos, perfecto para quedar entre las 20 primeras.

Si bien hay empresas que por sí solas tienen un peso desproporcionado dentro de las 100, ni qué decir del tamaño que tienen esas 100 dentro de las 1.000: son el 57 por ciento de las ventas, el 66 por ciento de las utilidades netas, el 59 por ciento de los activos y el 67 por ciento de los pasivos totales. En otras palabras, las 100 primeras son la crema y nata de la economía.

Si bien las 100 empresas más grandes de Colombia tienen un peso desproporcionado dentro de la economía y el mundo empresarial, no lo son en absoluto en cuanto a generación de empleo se refiere. Las 100 empresas más grandes del país emplean 252.000 trabajadores. Eso no es nada si se compara con la población económicamente activa, que es de cinco millones de personas. Mucho menos con los tres millones de desempleados. Ese es el gran lunar de las 100 empresas: la poca generación de empleo.

Prueba de que los empresarios hacen cada vez más plata con menos gente es la eficiencia en ventas por empleado. Este indicador, medido como ventas totales divididas por el número de trabajadores, fue de 579 millones de pesos en 2006. En 2005 era de 541 millones por cada empleado. Como quien dice, las empresas se acostumbraron a que con el mismo personal se puede producir cada vez más.

Otro cambio importante en la radiografía de las 100 empresas más grandes del país es la forma como están obteniendo recursos para financiarse. De los pasivos totales, menos de la tercera parte son con el sector financiero. Eso significa que han encontrado alternativas diferentes a los bancos para desarrollarse, ya sea a través del mercado de capitales, o de terceros. Las deudas que aún existen con el sector financiero son en su mayoría obligaciones a largo plazo. De hecho, sólo el 30 por ciento de la deuda con los bancos es a corto plazo. Eso es bueno porque al haber menos pagos periódicos a capital e intereses, la caja de las empresas es mucho más saludable.

Aunque los pasivos totales de las 100 empresas más grandes aumentaron un 12 por ciento respecto al año anterior, los activos de éstas crecieron también en idéntica proporción. Eso es muy importante, pues significa que las empresas se están endeudando para comprar maquinarias, planta, propiedades y equipo. En castellano eso significa que están utilizando la plata que están pidiendo prestada para ensanchar sus empresas y poder crecer más, y no en gastos improductivos.

Al mirar la tabla por sectores, sobresalen las compañías de petróleo, minería, construcción, vehículos, supermercados y energía. Nada raro en un país que el año pasado registró cifras récord en las exportaciones de sus productos básicos –petróleo, carbón, acero– y que por primera vez en más de seis años tuvo un crecimiento del consumo de los hogares superior al 6 por ciento. Ni hablar de la inversión, que siguió disparada el año pasado, con un crecimiento superior al 18 por ciento.

Buena parte de esa inversión vino acompañada del ingreso de capitales externos al país vía los cambios de manos que se dieron recientemente en el mundo empresarial. Reflejo de ello es que cada vez hay más empresas extranjeras dentro de las 100 –32, para ser más exactos–, sino que también ha aumentado el número de presidentes de empresa que son extranjeros (ver artículo ‘Los combos empresariales’).

Más allá de las cifras financieras de 2006, es importante destacar la tendencia. Durante los últimos cinco años ha ido creciendo el número de empresas que salieron fortalecidas de la crisis. La gran mayoría está ahora sacándoles el jugo a las vacas gordas y creciendo en las buenas. Ojalá que sigan así, porque si bien es cierto que en Colombia mandan la parada económica y empresarialmente, en el mundo todavía son muy poco. A pesar del buen comportamiento de las cifras, el tamaño de las empresas locales sigue siendo irrisorio en comparación con las empresas del mundo. Las ventas de las 1.000 más grandes de Colombia en 2006 (256 billones de pesos, unos 120.000 millones de dólares al cambio de hoy) equivalen a una tercera parte de lo que vende Wal-Mart, la compañía más grande de Estados Unidos, que el año pasado facturó 350.000 millones de dólares.
Es cierto que a veces es bueno ser cabeza de ratón. Pero en un mundo globalizado como el de hoy, con un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos a la vuelta de la esquina, esa condición no sirve de nada. Hay que crecer. Y para eso, la única vía es salir a otros mercados. Muy pocas compañías nacionales se le han medido a hacerlo (ver artículo ‘Las conquistadoras’).

Ahí radica el reto más importante de todos: perderle el miedo a invertir para crecer. Hay que hacerlo ya, cuando aún hay tiempo. Después será demasiado tarde. El tren de la globalización es implacable y pasa rápido.