Especiales Semana

LAS 100 EMPRESAS MAS GRANDES DE COLOMBIA

SEMANA presenta, clasifica y analiza las 100 empresas líderes en 1988.

26 de junio de 1989

Para algunos, fue un año violento. Para otros, 1988 quedó en la memoria como una época turbulenta. Pero para los directivos de las 100 empresas más grandes de Colombia es indudable que el año pasado se recuerda como un período muy bueno. Eso, por lo menos, es lo que demuestran las cifras recopiladas por SEMANA sobre las compañías de mayor tamaño en el país. Por cuarta vez consecutiva, desde que comenzara la recuperación de la economía en 1985, se volvió a un escenario en el cual se rompieron los récords existentes en materia de ventas. activos, patrimonio y utilidades.
Ese logro parecería no ser llamativo si se hace un análisis a la ligera. No obstante, lo ocurrido en 1988 es destaeable debido a que el año pasado fue complicado para la actividad productiva. Problemas como el terrorismo, el contrabando, la inflación, el crédito y la política económica se conjugaron para hacer que las condiciones de producción no fueran, ni mucho menos, las ideales.Tal como lo dijera recientemente la revista especializada Coyuntura Económica, "el año de 1988 marcó un punto de quiebre en el dinamismo que habían manifestado las actividades productivas en Colombia en los dos años precedentes. El ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto se redujo desde los niveles de 5.1% y 5.3% que se observaron en 1986 y 1987. hasta ubicarse bien por debajo de la meta del 5% que habían planteado las autoridades". Un documento reciente del Departamento Nacional de Planeación reveló que, según cifras preliminares, la economía creció apenas en un 3.7% en 1988.
Como siempre sucede en estos casos,lo ocurrido fue la combinación de factores externos e internos. Entre los primeros, es innegable que el terrorismo influyó, particularmente sobre los resultados de las empresas dedicadas a la actividad petrolera. Se ha estimado que los atentados del Ejército de Liberación Nacional contra los oleoductos le costaron a la economía colombiana medio punto porcentual de crecimiento. También hubo problemas serios con el contrabando proveniente de Venezuela y con la elevación inesperada de la inflación que redujo significativamente el poder adquisitivo de los compradores.
Pero la verdad es que no todo fue culpa de la mala suerte. Tal como dice Coyuntura Económica, "el pobre desempeño de la demanda agregada real y la política de drástica restricción monetaria que dominaron el panorama macroeconómico del último año se reflejaron claramente en la pérdida de dinamismo de la producción industrial de las ventas del comercio minorista y de la construcción privada".
Frente a esas afirmaciones, las cifras registradas por las 100 empresas son aún más destacables. Para los especialistas, lo ocurrido es el resultado de la política de reajuste de precios adelantada por las diferentes compañías. Todo indica que,aunque en unidades el crecimiento de las ventas no fue significativo, hubo alzas grandes que compensaron la caída relativa en la demanda. Sólo esta razón explicaría porqué las empresas continuaron avanzando a pesar del clima económico relativamente mediocre.
Esa receta habría sido aplicada una vez más a comienzos de este año. Un informe de coyuntura escrito recientemente por los asesores de la Junta Monetaria sostiene que "cabe poca duda que en muchas empresas se había desarrollado un clima de especulación" . El estudio en cuestión muestra que en los sectores donde se supone que la demanda es más débil es donde hasta el primer trimestre del año se registraron alzas muy superiores al índice de inflación.
Es precisamente lo que pueda pasar este año lo que tiene inquietos a los empresarios. Aunque los escasos datos que se han reunido indican que lo peor ya pasó, todavía no hay claridad sobre el rumbo de la economía. Incluso a las empresas no les ha ido muy bien. La semana pasada se reveló que, en general, las sociedades inscritas en bolsa experimentaron un retroceso durante el primer trimestre de 1989. Con la única excepción de las entidades del sector financiero, hay evidencias parciales de que el resto de entidades no se encuentra en su mejor momento.
No obstante, en todo este análisis siempre hay campo para el optimismo. Los más entusiastas sostienen que todavía hay tiempo suficiente para que la reducción experimentada en la inflación se traduzca en una mayor demanda y en menores tasas de interés.
Si eso ocurre, es muy probable que las 100 empresas puedan volver a cantar victoria también en 1989. Sin embargo, antes de entrar a explorar ese punto, vale la pena revisar lo que fue 1988 para las 100 empresas más grandes de Colombia.

BOMBAS, BOMBAS
Como ya se ha vuelto costumbre, el sector de la minería volvió a ser el trompo de poner dentro del grupo. En contraste con lo ocurrido en 1987, cuando las utilidades combinadas de las compañías del área fueron de casi 54 mil millones de pesos, en 1988 se tuvo una pérdida global de cerca de 29 mil millones. La explicación de lo ocurrido tiene dos razones. Por una parte, las sociedades dedicadas a la exploración y explotación de petróleo se vieron afectadas por la actividad guerrillera. Ecopetrol registró pérdidas de 14 mil millones de pesos y experimentó un retroceso patrimonial en términos reales. Sin que se pueda decir que eso compromete la salud de la empresa, es indudable que los bombardeos contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas trastornaron seriamente el ritmo de trabajo.Esa situación influyó también sobre los resultados de la Occidental -la socia de Ecopetrol- cuyas ventas disminuyeron en 10 mil millones de pesos con respecto a 1987.
El otro saldo en rojo le corresponde a Intercor y Carbocol, empresas socias en el proyecto del Cerrejón Zona Norte, que sigue siendo afectado por los bajos precios del carbón en el mercado internacional. A pesar de que en términos generales los planes de expansión de la producción y de ventas internacionales se han cumplido,lo cierto es que,hasta que el precio no responda, las pérdidas continuarán creciendo.
Esa certeza proviene de los esquemas de depreciación que se han venido aplicando y del mayor peso de los costos financieros en el caso de Carbocol.Se cree que las pérdidas de la empresa colombiana podrían superar con facilidad los 60 mil millones de pesos en 1989,lo cual obligaría a sus socios a una recapitalización. En cambio, Intercor dispone de más tiempo debido a que cuenta con un patrimonio 10 veces mayor que el de Carbocol y a que sus gastos financieros son mínimos. La Exxon, propietaria de Intercor, financió su participación en el proyecto carbonífero con recursos propios.
LA HORA DEL DESQUITE
En contraste con la situación en ese campo, en el del ferroníquel 1988 trajo consigo excelentes noticias. Al cabo de años de ser la empresa con las mayores pérdidas,Cerromatoso dio completamente la vuelta y terminó con utilidades de más de 22 mil millones de pesos. La causa de tanta fortuna fue el increíble aumento en los precios internacionales del ferroníquel que en cuestión de meses se multiplicaron por seis. Como consecuencia, la empresa colombiana que había logrado un punto de equilibrio muy bajo para minimizar las pérdidas, pudo disfrutar rápidamente de la bonanza. Todavía mejores son las perspectivas, teniendo en cuenta que los expertos hablan de precios altos, por lo menos en el mediano plazo. El único cambio notorio, por ahora, fue el anunciado la semana pasada cuando se supo que el IFI y la Billiton -subsidiaria de la Shell- habían adquirido la participación del socio minoritario,la Hanna Mining Company. El buen ritmo experimentado por Cerromatoso fue sentido -claro que de manera menos espectacular- por las demás compañías que componen el sector de productos minerales y materiales de construcción. En cada una de las 12 empresas del grupo las utilidades aumentaron con respecto a las de 1987 y la mejoría en las demás áreas fue amplia. En el caso del endeudamiento este pasó de un 82.5% a un 72% en sólo doce meses, un avance que normalmente es más lento.
Dentro de los casos a destacar se encuentra el de Paz del Río, una industria que parece haber digerido los tragos amargos de hace cinco años cuando estuvo al borde del concordato. Ahora este emporio siderúrgico y cementero está demostrando que tiene cuerda para mucho rato.
También fue llamativo el caso de Industrias e Inversiones Samper, la cementera bogotana que continúa en proceso concordatario. Gracias a la buena dinámica mostrada por el sector de obras en 1988, Samper obtuvo por fin utilidades de 195 millones de pesos. Aunque esa cifra es pequeña en comparación con la de otras firmas del área, es síntoma claro de una recuperación que debe continuar si no hay problemas con el sector de la construcción.

TANQUE LLENO
Esas vicisitudes no le tocaron a las empresas distribuidoras de combustibles, un negocio de alto volumen y poco margen (2% de utilidad sobre ventas frente a un promedio del 7.4%) en el cual hay firmas muy especializadas. Aunque a primera vista las ventas aumentaron en 77% eso se debió más a razones de tipo contable que a mayores despachos de combustible. La gran variación fue explicada por la sustitución de Exxon de Colombia por la Esso Colombiana Limited, la compañía que ahora representa en Colombia los intereses del conglomerado industrial más grande de los Estados Unidos. En respuesta a un vasto plan de reorganización interna, ahora sólo dos firmas se encuentran activas: la Esso Colombiana e Intercor, en el caso del carbón.
Dentro de las empresas dedicadas a la distribución y venta de combustibles el cambio más grande tiene que ver con la entrada en escena de los terpeles, una serie de empresas regionales en las cuales Ecopetrol es dueña de un buen porcentaje de acciones, en asocio con inversionistas privados. A pesar de que hace tan sólo un par de años que la idea recibió el apoyo del gobierno, todo indica que los avances han sido notorios. Si las cosas continúan como van, es muy posible que el próximo año dos miembros más de la familia -Terpel del Norte y Terpel Sabana- queden ubicados dentro de la lista de las 100 empresas. Todo eso depende de la política que se fije el gobierno al respecto. A mediados del año pasado se archivaron los planes de consolidar los terpeles alrededor de una "holding" controlada por Ecopetrol y de darles mayor impulso. Por ahora parece que se seguirá insistiendo en la estrategia de las compañías regionales debido a que ésta ha brindado resultados satisfactorios.

BUENA FORMULA
Pero si de buenas perspectivas se trata, es imposible pasar por alto al sector de sustancias y productos químicos, una de las áreas de mayor consolidación dentro de la industria. Calladamente,las 12 empresas que componen la categoría aumentaron sus utilidades en un 44% y su patrimonio en un 61%. El mejor desempeño lo registró Monómeros Colombo Venezolanos que alcanzó utilidades por más de 5 mil millones de pesos, cifra superior en un 80% a la registrada en 1986. Esos índices de buen comportamiento deben mejorar en los próximos años si se confirman los planes de ensanche de la industria química y petroquímica. A pesar de la madurez relativa del sector, lo cierto es que éste todavía es pequeño para las necesidades del país. Tanto en materia de sustitución de importaciones como de posibilidades de exportación hacia otros países latinoamericanos existe un gran potencial. En respuesta a ese diagnóstico existen ya proyectos en curso (ensanches y nuevas plantas) por un valor cercano a los 300 millones de dólares, una cifra nada despreciable .

GRAN APETITO
Esa suma es suficiente para llamarle la atención incluso al sector de alimentos, bebidas y tabaco, el ramo más estable dentro de las 100 empresas. Con 24 compañías a cuestas, el área mostró en 1988 el mismo buen apetito de siempre. Las utilidades globales aumentaron en 32% y las ventas en 31%, cifras similares a las del grupo de las 100.
Como ya se ha vuelto costumbre, los mejores resultados le correspondieron de nuevo a Bavaria. La marcha de la cervecera se mantuvo firme, lo cual la llevó a ocupar el puesto de privilegio dentro de las empresas inscritas en la bolsa. Aparte de la mejora en sus diferentes índices, Bavaria registró un crecimiento del 46% en su patrimonio, el cual se ubicó como el cuarto más grande dentro de toda la muestra.
La suerte de las empresas pertenecientes a este sector le llegó a preocupar a algunos especialistas a finales del año pasado. A diferencia de otras actividades donde se puede depender de las exportaciones, en el caso del área de alimentos y bebidas todo se basa en la buena marcha del consumo interno. Este, como ya se dijo, no evolucionó satisfactoriamente y adicionalmente se detectó un gran flujo de productos de contrabando que se sintió con fuerza en las zonas fronterizas. Sin embargo, todo hace pensar que el golpe no lo sintieron las empresas más grandes del sector. Tanto en esta oportunidad como en las pasadas, el área de alimentos y bebidas siguió siendo la más estable de todo el grupo.

HILANDO FUTURO
En contraste, uno de los grupos que más saltó fue el de las textileras. Confirmando que cada vez están más saludables, Coltejer, Fabricato y Tejicóndor mejoraron mucho con respecto a años anteriores. Sin duda, el cambio más llamativo fue el fortalecimiento patrimonial que se experimentó. El patrimonio de las tres empresas del grupo creció en 121% y llegó hasta 131 mil millones de pesos. En el caso de Coltejer la cifra es casi cuatro veces la registrada en 1986. Eso explica porqué el índice de endeudamiento cayó en 14 puntos porcentuales al pasar de 56.8% a 42.8% entre 1987 y 1988.Todo eso a pesar de que las utilidades fueron inferiores a las de 1987.
Ese desempeño contrasta con lo vivido a comienzos de esta década cuando se pensó que la industria textil colombiana estaba en vísperas de desaparecer. No obstante, todo indica que se aprendieron las lecciones para evitar que los errores del pasado se vuelvan a repetir. Dentro de esas enseñanzas parece estar la de pensar constantemente en el mercado externo. En 1988 el rubro de confecciones fue uno de los de mayor crecimiento en la balanza comercial, prueba de que ya se está adquiriendo la madurez necesaria en los mercados internacionales.

RUTA FIRME
Pero ese no es el único sector que sigue consolidándose. En 1988 también fue destacable el comportamiento de las empresas productoras de equipo de transporte y autopartes. En particular fue notorio el crecimiento en las ventas de las ensambladoras que colocaron casi 60 mil vehículos en el mercado, una cifra récord en el país. Colmotores, por ejemplo, aumentó sus ventas en un 78% y obtuvo utilidades cercanas a los 8 mil 500 millones de pesos.
La mejoría en las ventas les permitio tanto a Colmotores como a la Compañía Colombiana Automotriz consolidarse patrimonialmente. En 1987 el patrimonio de ambas había sido negativo en más de mil millones de pesos.
Curiosamente, la suerte de estas dos no fué compartida por Sofasa Renault,cuyas ventas apenas aumentaron en 22%. Esa desalentadora cifra fue consecuencia de una larga huelga que paralizó las actividades en la planta de ensamble y de una selección de modelos de automóvil que no caló entre el público.
Los resultados del año pasado condujeron a que se aumentaran los planes de ensamble de vehículos. En abril la CCA lanzó al mercado el campero Mitsubishi y se espera que en un futuro no muy lejano la Renault lance el Toyota.
Todos esos planes, sin embargo, pueden verse entorpecidos por la mala evolución de las ventas durante el primer trimestre del año. Las cifras disponibles indican que se ha presentado un retroceso en el número de unidades entregadas, una circunstancia que puede poner a pensar a las ensambladoras, si existen planes ambiciosos de ensanche.

UNO BUENO, UNO MALO
Los cambios súbitos en el mercado también le tocaron a las firmas exportadoras de café que conforman un bloque importante dentro del sector de comercio al por mayor y detal. Como consecuencia de los tropiezos del mercado cafetero mundial y de los problemas en la producción interna del grano, las ventas de la mayoría de las firmas se resintieron. Tal fue el caso de Rafael Espinosa Hermanos, la compañía privada que más exporta,café,que vio caer sus ventas en casi 20 mil millones de pesos. Como resultado, Rafael Espiosa pasó del puesto 8 al 26 dentro de las empresas con mayores ventas.
En contraste, la experiencia de las firmas dedicadas al mercadeo interno fue bien diferente. A pesar de los problemas con la demanda interna, lo cierto es que las grandes cadenas como Cadenalco, Almacenes Exito, Supertiendas Olímpica o Carulla tuvieron crecimientos grandes en sus ventas. Esa circunstancia puede ser tan sólo la confirmación del triunfo de los supermercados sobre otros sistemas más tradicionales, una tendencia que parece irreversible. El éxitó -valga la redundancia- de Almacenes Exito en Bogotá sería la confirmación de que la nueva clase media colombiana prefiere este sistema de mercadeo masivo al del almacén especializado, para citar tan solo un caso.
Una mención aparte requiere lo ocurrido con el Fondo Nacional del Café, el encargado de comprar la cosecha cafetera y adelantar toda una serie de actividades reguladoras. Sorpresivamente, el Fondo registró en 1988 utilidades por 128 mil millones de pesos, un 42% del total de las 100 empresas. Ese desempeño es llamativo, más aún teniendo en cuenta que 1988 no fue un año bueno en materia cafetera. No obstante, el menor valor de la cosecha le permitió a la entidad acumular un superávit que se puede ir tan rápidamente como llegó. En cualquier caso hay que destacar cómo el Fondo continuó ocupando los primeros lugares tanto en términos de activos totales, como de patrimonio, un indicador que revela su fortaleza para cuando lleguen las vacas flacas.

SOBRE RUEDAS
Por su parte,las empresas dedicadas al transporte tuvieron también un año relativamente tranquilo. Avianca consiguió duplicar sus utilidades y aumentar su patrimonio en un 89%, a pesar de una operación tortuga adelantada por sus empleados, que incidió en la rentabilidad de las rutas nacionales. Paulatinamente, la aerolínea continúa saliendo de la crisis que tuvo a mediados de la década, aunque todavía no se puede decir que esta haya llegado a una situación ideal. La flota de aviones de la compañia se caracteriza por su obsolescencia y aunque están anunciadas algunas adquisiciones, todavía no se puede hablar de una renovación total.
A su vez, la Flota Mercante Grancolombiana continuó navegando por aguas relativamente tranquilas. El único lunar fue un crecimiento en ventas de apenas un 15%, una cifra que plantea interrogantes en un negocio cada vez más competido. Eso no impidió, sin embargo, que las utilidades continuaran hasta ubicarse en 2 mil 991 millones de pesos y que el patrimonio aumentara espectacularmente al llegar a 37.796 millones de pesos, un 360% más que en 1987.
Curiosamente, la compañía que dentro del grupo tuvo los resultados menos buenos fue SAM, una empresa que a lo largo de los últimos años ha mostrado un desempeño sólido. Las utilidades se redujeron y aunque en las demás categorías hubo mejoras no hubo avances importantes para destacar.
No obstante, el balance para las empresas dedicadas al transporte es bueno. El endeudamiento global pasó de un 84.5% a un 71.4%, una reducción apreciable en un negocio que no siempre las ha tenido todas consigo. Al mismo tiempo se consiguió un buen incremento en la relación de ventas sobre utilidades,la cual llegó hasta un 2.5%, cifra pequeña comparada con otras actividades, pero llamativa en un negocio donde el margen por pasajero o artículo transportado no es muy alto.

PARA RECORDAR
Los avances en las empresas transportadoras pueden parecer pequeños si se comparan con el salto que dieron las compañias del grupo de papel, imprentas y editoriales, uno de los de mayor sólidez durante los últimos años. 1988 se pareció a los anteriores en el sentido de que también fue bueno. Las utilidades globales crecieron en un 55%,el patrimonio en más del 100%, los activos en un 64% y las ventas en 37%. Como si eso fuera poco, el índice de endeudamiento se redujo y pasó de un 64.2% a un 48.8% entre 1987 y 1988.
A la cabeza del lote se ubicó de nuevo Carvajal, una de las compañías de más prestigio en el país.Gracias a un ambicioso plan de ventas en el exterior, la empresa caleña ha logrado consolidarse en mercados sólidos y rentables, lo cual influyó para que las ventas crecieran en más de un 40%.
Los puestos siguientes fueron para Cartón de Colombia y Propal, dos empresas que continúan en franca competencia y que se han beneficiado del boom editorial que vive Colombia. Las utilidades combinadas de ambas fábricas de papel superaron la barrera de los 10 mil millones de pesos en una actividad donde todo indica que hay campo de sobra para seguir creciendo.
Y ese no es el único sector donde hay espacio. Uno de los saltos más fuertes del año fue el dado por la Casa Editorial El Tiempo, la editora del primer diario del país. En sólo un año los activos aumentaron en un 101%, confirmando el poderío de un negocio que se extiende más allá de la noticia. Ese aumento fue suficiente para borrar el mal sabor dejado por la experiencia con el Diario del Caribe, el periódico barranquillero que, a pesar de los esfuerzos realizados, todavía no ha podido salir al otro lado.
La confirmación definitiva de que el ramo de papel, imprentas y editoriales es uno de los de mayor potencial, fue dada por la entrada de Colpapel al grupo de las 100, una empresa pereirana que duplicó sus ventas entre 1987 y 1988, e incrementó sus utilidades en un 183%.
Todo eso ha ocurrido como preámbulo a una de las negociaciones más reñidas que tendrá lugar este año. Se trata de la venta de Papelcol, un proyecto ubicado en Caloto Cauca, que debería entrar en operación a mediados del próximo año. Sin duda alguna, Papelcol ha sido la iniciativa empresarial más accidentada de esta década y cuando ya se pensaba que su rescate era prácticamente imposible, el Instituto de Fomento Industrial consiguió comprar las deudas a cerca de un 20% de su valor. Esa negociación efectuada con entidades francesas, le permite a Papelcol volver a ser rentable. Con tal fin, el IFI ha anunciado su interés de vender el proyecto en el estado en que se encuentra y desde ya se sabe que tanto Propal como Cartón de Colombia están interesados, otras razones porque si alguno de los dos se hace a Papelcol quedaría en posición de amplia superioridad sobre el otro. En cualquier caso, lo cierto es que se espera que la negociación esté concluida este año y que el valor de compra sea cercano a los 100 millones de dólares.

BUEN SERVICIO
Otra área destacable, a pesar de no pertenecer al ramo industrial, es la que componen las cajas de compensación más grandes de Colombia: Cafam y Colsubsidio. En menos de 20 años, ambas han logrado consolidarse y constituirse en entidades cuyos beneficios se extienden a miles de personas. Cafam continúa como la líder del grupo, con ventas de 64.490 millones de pesos, casi el doble de lo registrado por Colsubsidio. No obstante, mientras el crecimiento de esta última fue alto, el de Cafam fue de apenas un 10%. Todo indica que la competencia se ha acentuado y que la presión de otras cajas más pequeñas,aunque más dinámicas, como Compensar, se está haciendo sentir.
Este sector seguramente experimentará un buen crecimiento en 1989, después de que las cajas de compensación recibieron autoriazación para la venta de cierto tipo de seguros. Los especialistas consideran que dada la penetración que otorga el tener miles de afiliados, las ventas de este nuevo servicio pueden ser millonarías.

CARA FRESCA
En cambio, no se sabe si serán tan cuantiosas como las ventas que en 1988 registraron las empresas pertenecientes al grupo productor de artículos de belleza y limpieza. Sin haber crecido de manera espectacular, las compañías de este grupo hicieron ventas por la nada despreciable suma de 88 mil millones de pesos.
El liderazgo le correspondió a Colgate Palmolive, una multinacional que cuenta con el apoyo necesario para defenderse en un mercado altamente competido. El segundo lugar está ocupado por Cogra Lever, otra empresa extranjera que en 1988 experimentó un crecimiento en ventas del 48% .
Esa mejora se consiguió a pesar de que las condiciones no fueron las mejores.Uno de los problemas más notorios fue el contrabando de articulos,como crema para dientes o desodorantes, provenientes de Venezuela. La situación cambiaria del vecino país hizo que las diferencias de precio entre el producto nacional y el de contrabando fueran increíbles, hecho que influyó sobre el desempeño de las empresas del ramo.

EQUIPO GANADOR
La limitante del contrabando no les impidió mejorar, sin embargo, a las empresas productoras de electrodonésticos y equipos de oficina. La IBM de Colombia consiguió aumentar sus utilidades en un 56%, y volvió a ubicarse como una de las empresas más rentables del país.Gracias a ese factor, la relación entre utilidades y ventas de este grupo llegó a un 6.2%, la segunda razón más alta de la muestra.
El desempeño de Siemens- cuyas ventas crecieron en 56%- demostró la fortaleza creciente del área de telecomunicaciones. Esa solidez también es evidente en el caso de Industrias Philips, la cual decidió concentrar sus esfuerzos en la venta de electrodomésticos, después de que el año pasado se viera obligada a cerrar su planta de ensamble de televisores como consecuencia de la competencia del contrabando.

SALDO A FAVOR
Eso fue, en pocas líneas, lo que le ocurrió a las 100 empresas más grandes de Colombia en 1988. A pesar de que,como se ha dicho, la economía colombiana no estuvo en su mejor momento, la verdad es que los resultados fueron muy buenos, sobre todo al cabo de tres años de ganancias récord.
Ese proceso de mejoría continua es el que le permite a los expertos afirmar que, hoy por hoy,las grandes empresas se encuentran en un nivel de solidez como no se veía desde hace mucho tiempo. La reducción en el endeudamiento -que pasó de un 78.3% en 1486 a un 52.6% en 1988 para las empresas del sector privado, deja margen de sobra para aguantar uno que otro año malo.
Es precisamente esa eventualidad la que le preocupa hoy a la clase empresarial colombiana. Hasta el momento, esta segunda mitad de la década ha resultado muy favorable, pero siempre hay dudas sobre cuándo pueden ponerse duras las condiciones económicas.
Como de costumbre, siempre queda la inquietud sobre si el año pasado fue el último de los buenos. En 1988, las 100 empresas vivieron una situación excepcional dentro de una economía que se debilitó. La incógnita es lo que puede pasar, ahora que todo apunta hacia un crecimiento más alto que el del año pasado.
Esa sola certeza deberia ser suficiente para tranquilizar a los nerviosos. No se puede negar que ya existen signos positivos como el de la reducción de la tasa de inflación que debería servir para la recuperación de la demanda interna. También hay expectativas favorables sobre una reducción de la tasa de interés que, de concretarse, serviría para ahorrar costos financieros.
Además, todo sugiere que las anormalidades que se presentaron en 1988 no ocurrirán este año, por lo menos en la misma cantidad. Es evidente, por ejemplo, que buena parte del problema del contrabando ha quedado resuelto debido a las medidas cambiarias que se tomaron en Venezuela a comienzos del año. Si a eso se le suma el crecimiento de las exportaciones, el aumento en el ritmo de inversión del gobierno y la buena cosecha agrícola, es fácil concluir que hay elementos en favor de la actividad económica.
Dentro de todo este escenario hay que hacer un balance sobre la actitud misma de los empresarios. En 1988 se demostró que hubo alzas exageradas en los precios de algunos artículos, debido a que se sabe que la demanda interna es en cierto modo cautivá. Esa actitud produce dividendos a corto plazo, pero puede convertirse en un arma de doble filo. En la actualidad, el gobierno está siendo presionado para que se libere el control a la importación de ciertos productos y cuando se hacen alzas exageradas se le está dando la razón a quienes sostienen que hay que abrir el comercio exterior para mejorar la eficiencia de la economía. Tal como dijera hace poco un observador "Los empresarios no le pueden hacer la vida difícil a la gallina de los huevos de oro, porque es la única que hay".
Esa afirmación sirve para demostrar que también los ejecutivos de las grandes compañías deben saber cuándo soltar y cuándo recoger la cuerda. En 1988, el hilo de la cometa estuvo tenso y nada irremediable pasó, pero la verdad es que el juego no se puede repetir indefinidamente.

AÑOS DORADOS
Todo eso sirve para recalcar, una vez más, que el sector empresarial colombiano está atravesando por un excelente momento. Basta recordar que en 1988 sólo cuatro de las 100 empresas perdieron dinero y, en todos los casos, no fue debido a circunstancias particulares y no globales del mercado.
Eso le ha permitido al sector real de la economía ensayar alternativas que hace apenas unos años eran impensables. Un ejemplo típico es el de la emisión de bonos ordinarios, un mecanismo que ha sido ensayado profusamente este año y que demuestra que los ahorradores le tienen hoy en día confianza a la salud del sector productivo, por lo menos a mediano plazo.
La consolidación continua de las cifras hace que parezcan lejanos los años de comienzos de esta década, cuando la situación en algunos sectores era dramática. Aunque no hay seguridad de que esa situación no se vuelva a repetir, el proceso que se ha experimentado asegura que, para que la crisis retorne, se necesiten varios años de pésimo desempeño de la economía. Uno de los elementos curiosos de cómo han cambiado las cosas, consiste en que ahora un trimestre malo es aquel en el que las utilidades no aumentan por encima de un porcentaje determinado. Hace siete años un trimestre bueno era aquel en el cual había utilidades sin importar a cuánto ascendieran.
Otro factor que es necesario destacar es el del esfuerzo exportador que se ha hecho en los últimos años. Dentro del grupo de las 100 empresas es cada vez más grande el peso de las compañía dedicadas al sector externo. Esa concentración es favorable porque, entre otras razones, introduce eficiencia en un sistema que todavía dista de ser el ideal. Además, es un seguro contra las estrecheses del mercado interno y puede asegurar la buena salud de las empresas, así la de la economía experimente tropiezos.
El cambio experimentado exige, ante todo, una mayor inversión que la registrada hasta ahora. En 1988, la tasa de inversión fue la más alta registrada en Colombia en los últimos años, pero los expertos sostienen que todavía falta para que se pueda hablar de un verdadero salto del sector real de la economía.
Afortunadamente, existen condiciones objetivas para que eso suceda. A pesar de problemas endémicos como el terrorismo, la inseguridad o el tráfico de drogas, las cifras están demostrando que Colombia es un sitio donde el sector privado puede hacer dinero honestamente.
Este es el mensaje que deja el análisis de las 100 empresas en 1988. Falta ver ahora si las marcas que se han batido en los últimos cuatro años se pueden volver a romper en 1989, porque también los empresarios se saben ese dicho que afirma que "no hay quinto malo", así se le aplique a los estados financieros de las 1