Especiales Semana

Las conquistadoras

Las empresas colombianas ya no se limitan al mercado local. Carvajal, Colombina, Nacional de Chocolates, Argos, ISA y Terpel son algunas de las multinacionales criollas.

28 de abril de 2007

Desde hace unos años, algunas empresas colombianas encontraron en el extranjero oportunidades de crecer, de llevar su nombre y de paso el de Colombia al exterior, con los retos y contratiempos que esto implica.

Carvajal, fundada en 1904 por Manuel Carvajal Valencia, comenzó, 60 años después, su proceso de expansión. A la fecha, esta compañía tiene producción propia en 17 países fuera de Colombia (seis latinoamericanos, cinco centroamericanos, dos en Norteamérica, dos caribeños, uno europeo y uno asiático) y sus productos llegan a más de 50.

Esta empresa vallecaucana se ha fortalecido en el campo editorial, y sus reconocidas Páginas Amarillas son el mejor símbolo de su presencia tras fronteras. Además, Carvajal ha incursionado con otros servicios como asesorías en comercio electrónico y mercados (en Venezuela, Ecuador y Perú), manejo de espacio de materiales (en Ecuador, Panamá, Perú, Venezuela y Estados Unidos) y música ambiental (en Panamá y Venezuela).

Pero Colombia no llega al resto del mundo sólo con papeles. También lo ilumina. Bueno, a una parte de él. Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) se ha constituido en uno de los mayores transportadores de energía en Latinoamérica con 36.647 kilómetros de circuitos de alta tensión, y se ha apropiado de seis compañías: ISA Perú, Red de Energía del Perú (REP), Transmataro, ISA Bolivia, Companhia de Transmissao de Energia Electrica Paulista y XM, de expertos en mercados.

“En ISA se entendió que si quería ser un jugador importante en la transmisión de energía, había que salir”, expresa Luis Fernando Alarcón, presidente de esta sociedad.
 
Los socios de ISA han sido los principales beneficiarios de este crecimiento. En 2006 sus acciones se valorizaron 4,6 por ciento, y cerca de 550.000 se transaron en promedio durante las 242 ruedas de la Bolsa de Colombia, movimientos que las ubicaron entre las más cotizadas en el mercado.

En 1998 ISA puso en servicio su primera interconexión internacional, entre Colombia y Ecuador. Dos años después obtuvo una concesión en Perú de la que surgió ISA Perú y al año hizo interconexión con Estados Unidos, Venezuela, México y 12 países de Centroamérica y el Caribe. En Bolivia es el segundo transportador de energía y en Brasil es dueño del 89,4 por ciento de la compañía eléctrica del estado de Sao Paulo.

Colombia también está endulzando el mundo por medio de empresas como Colombina y el Grupo Nacional de Chocolates. La primera, fundada en 1918 por Hernando Caicedo, empezó con la producción de panela en un trapiche tirado por bueyes y hoy cuenta con 5.500 trabajadores. Alrededor de 520 laboran en el exterior, y de estos, 35 tienen la tarea de dirigir las operaciones para que latinos, centroamericanos y estadounidenses disfruten de los mismos dulces como lo haría cualquier persona que viva en Colombia. En total, Colombina envía sus productos a casi 40 países y en Guatemala incluso hay planta de producción propia desde 2001.

Ese año la empresa obtuvo por ventas externas ingresos cercanos a los 36 millones de dólares y para 2007 su proyección es conseguir 150 millones de dólares por este mismo concepto. En enero pasado abrió oficina y distribuidora propias en Estados Unidos, país en el que ya había logrado, años atrás, ser el segundo proveedor de dulces, después del Reino Unido. Estados Unidos es un mercado difícil y muy reñido, pues las marcas nacionales están demasiado arraigadas entre los consumidores. Por eso la apuesta de Colombina es proveer para supermercados como Wal Mart y marcas blancas, lanzar productos de bajo precio y consolidar su oferta en temporadas como Halloween y Navidad.

“Somos cuidadosos con las culturas locales, pero aun así es muy difícil crecer en mercados internacionales. Eso implica un incremento de capital y alcanzar ciertas condiciones de crédito, además de la revaluación, que se volvió un tema delicado para los exportadores”, expresa César Caicedo Jaramillo, presidente de la compañía.

Carlos Enrique Piedrahíta, presidente del Grupo Nacional de Chocolates, también reconoce las complicaciones de penetrar mercados más allá de las fronteras nacionales: “Nuestras principales dificultades han sido las licencias sanitarias y las barreras arancelarias. Entender los gustos de los consumidores y preparar gente idónea para dirigir las operaciones toma tiempo, no es fácil, pero de los errores y de los logros se aprende”.

El proceso de expansión internacional del Grupo Nacional de Chocolates, perteneciente al Grupo Empresarial Antioqueño, los ha llevado a cubrir 11 países, Venezuela, Ecuador, Perú, México, Estados Unidos y los seis centroamericanos, a través de compañías filiales o de distribuidoras. Además de estas naciones, sus golosinas, galletas, chocolates y café soluble se consumen en los cinco continentes, en 66 países. Coreanos y marroquíes, por ejemplo, no se salvan de esta invasión comestible. En 2005, este conglomerado consiguió por ventas externas 196 millones de dólares, y en 2006, 265 millones de dólares, lo que significó un aumento del 36 por ciento. El reto es que 2007 finalice con una cifra de 400 millones de dólares por este mismo concepto, y en un plazo mediano, que el 50 por ciento de los ingresos generales provenga del exterior. Para mantener sus propósitos, el Grupo ha empleado 3.300 personas que hoy son lideradas por 30 colombianos.

Una de las empresas que con más fuerza se han consolidado en el exterior es Argos, una cementera que nació en febrero de 1934 por la sociedad de seis hombres antioqueños y que hoy cuenta con 15 plantas en el continente, 11 situadas en Colombia y las restantes en Panamá, República Dominicana, Venezuela y Haití. En ellos su estrategia fue apropiarse de empresas nacionales como la venezolana Corporación de Cemento Andino. Argos es el quinto productor de cemento en Latinoamérica y el sexto productor de concreto en Estados Unidos., país en el que, el año pasado, adquirió la concretera Ready Mixed Concrete Company.

En 2006 la distribución de gasolina a los ecuatorianos llega ahora por medio de Terpel. La empresa compró las 65 estaciones de servicio de Lyteca, subsidiaria de Chevron Texaco. El pasado febrero, en Panamá, Terpel también compró 53 estaciones de servicio de la marca Accel, perteneciente a la Petrolera Nacional. “Nuestro proceso de internacionalización se ha logrado sin tropiezo, porque nuestra estrategia es entrar con empresas que ya tienen reconocimiento en el país al que llegamos”, explica Amaury de la Espriella, presidente de esta compañía que tiene 39 años de funcionamiento en el país y que se encuentra estudiando posibilidades de mercado en Costa Rica, Perú y Chile.

Estas cinco organizaciones son sólo una muestra de tantas otras compañías nacionales que quieren tomarse el mundo con sus productos y servicios. La expansión internacional implica oportunidades de crecimiento, desenvolvimiento en mercados reñidos, enfrentarse a competidores de ligas mayores, así como la capacitación de equipos multiculturales especializados. En una palabra, la expansión significa aumento de la competitividad. Y a esto no hay empresa que diga que no.