Especiales Semana

Los delfines

Estos jóvenes ejecutivos están en la línea de sucesión de los principales imperios empresariales del país.

28 de abril de 2007

Hijo de tigre sale pintado. Y estos hombres de negocios son un fiel reflejo de ello. Hijos de los más poderosos empresarios del país, están siguiendo como nunca los pasos de sus padres. De ellos, heredaron la inteligencia, el talento, la halconería empresarial, la capacidad de tener la cabeza fría para tomar decisiones y el olfato para los negocios. También la capacidad de apostar duro cuando la mano promete, como lo hacen los magnates y los buenos jugadores de póker.

Como sus padres, son capaces de hacer mentalmente complejas operaciones matemáticas, desde valoraciones de empresas hasta cálculos del valor presente neto de un proyecto. Pero, a diferencia de sus papás -que en su gran mayoría se hicieron a pulso y sin mayores estudios-, estos jóvenes cuentan con todas las credenciales necesarias para desempeñarse con éxito en el cambiante mundo de los negocios: maestrías, doctorados, especializaciones y cuanto programa de estudios ofrezcan las mejores universidades del mundo.

Ellos heredarán buena parte de las 100 empresas más grandes de Colombia que aparecen en este especial. Y aunque la sabiduría popular dice que en las compañías familiares "la primera generación crea, la segunda disfruta y la tercera destruye", ese no parece ser el caso de estos seis exitosos hombres de negocios.

Alejandro Santo Domingo

El hijo del empresario más rico de Colombia maneja los negocios de su familia con la misma destreza con que su padre montó un gran emporio industrial en la segunda mitad del siglo pasado. Con apenas 30 años, Alejandro Santo Domingo lleva las riendas del Grupo Santo Domingo, el más poderoso conglomerado empresarial que ha existido en la historia del país. Tan poderoso, que en algunos momentos de los años 80 y 90 llegó a tener en su haber más de 100 empresas, presentes en casi todos los sectores de la economía: bebidas, alimentos, radio, televisión, aerolíneas, helicópteros, automóviles, celulares, seguros, bancos, envases y comida para animales, entre otros.

Hoy día las cosas han cambiado. El Grupo que dirige Alejandro Santo Domingo, un banquero de inversión que estudió historia en la Universidad de Harvard, está teniendo una transformación radical de mentalidad. Luego de haber salido de inversiones como Bavaria, Avianca, Caracol Radio, Bellsouth Colombia, Sofasa, Presto, Orbitel y, más recientemente, Helicol, Aires y TV Cable, entre otras, ahora está concentrando todos sus esfuerzos en pocas actividades. Prueba de ello son los contados negocios que aún le quedan en Colombia, entre los que se destacan Biofilm, Propilco, Refocosta, Caracol Televisión, Cromos y El Espectador. Sin embargo, la compañía que reúne todas esas inversiones, Valorem, reportó el año pasado pérdidas por 81.477 millones de pesos.

Si en algo está de acuerdo el mundo empresarial, es en que la manera de hacer negocios de Alejandro no se parece en nada al viejo estilo de las intrigas de poder y las conveniencias políticas, muy propias del Grupo Santo Domingo del siglo pasado. Gracias a su visión global y a su dominio de las finanzas, este joven trabaja haciendo negocios que tienen un sentido estrictamente económico, y no un interés político.

Luis Carlos Sarmiento Jr.

Hijo único varón del más poderoso banquero de Colombia, desde hace varios años sigue los pasos de su padre, Luis Carlos Sarmiento Angulo. Junior cuenta con todos los pergaminos que un ejecutivo moderno pueda soñar: estudió ingeniería civil y se graduó Magna Cum Laude de la Universidad de Miami; se especializó en finanzas en Cornell University; fue ejecutivo de Procter & Gamble en Estados Unidos, y presidente del First Bank of The Americas en Nueva York. Hace 12 años regresó definitivamente al país para familiarizarse con el manejo de todas las actividades de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo. Hoy es presidente del Grupo Aval, el conglomerado financiero más grande del país.

Junior, un hombre de negocios experto en finanzas, tiene un perfil mucho más internacional que el de su padre. Quienes lo conocen creen que cuando asuma directamente las riendas de la organización, se va a lanzar a la conquista de otros países. De hecho, ya lo está haciendo. En mayo próximo, espera sacar una nueva emisión de acciones del Grupo Aval, con la que espera recoger unos dos billones de pesos para fortalecerse internamente y prepararse para cotizar, en un futuro cercano, en la Bolsa de Valores de Nueva York.

No cabe duda que los ojos de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez están puestos en Wall Street. Allí cotiza desde hace tiempo otro peso pesado de la banca colombiana, Bancolombia, a través de los American Depositary Shares (ADR). Por eso, el hijo único hijo varón de Luis Carlos Sarmiento Angulo tendrá la responsabilidad de sacar a la Bolsa de Nueva York el conglomerado financiero más grandes del país.

Carlos Julio Ardila

El mayor de los delfines empresariales trabaja en la organización de su padre desde hace varios años. Administrador de la Universidad de Georgetown, con especialización en economía en la Universidad de Miami, ha estado metido en varios de los proyectos industriales de la Organización Ardila Lülle: los de las gaseosas, los jugos naturales, el agua embotellada, la cerveza, los ingenios azucareros y los productos derivados del azúcar. También ha estado presente en las empresas de vidrio, contenedores metálicos, plásticos, textiles, radio y televisión.

Especialmente en esta última. Carlos Julio Ardila fue el encargado de echarse al hombro la creación y la puesta en marcha del canal RCN, en 1998. Con una inversión estimada en cerca de 250 millones de dólares y todas las complejidades técnicas y administrativas que implica el montaje y la operación de un canal privado de televisión, este hombre sacó adelante el proyecto más importante del conglomerado familiar de los últimos tiempos. Hoy día RCN es el canal de mayor audiencia en Colombia, con ventas el año pasado por 442.000 millones de pesos, la empresa número 105 de las 1000 más grandes de Colombia.

En diciembre de 1998 tomó posesión como embajador de Colombia en España, cargo que ocupó hasta mayo de 2001. Desde entonces, este caleño de 53 años se ha dedicado exclusivamente a supervisar los negocios de la familia: ha sido miembro de las juntas directivas de Sonolux, Postobón, Coltejer, Peldar, Ingenio del Cauca, Cervecería Leona y RCN Radio, entre otras.

Aunque su padre, Carlos Ardila Lülle, continúa siendo el gran patriarca al frente de todo el emporio, el tema de la sucesión está más vigente que nunca. Y el heredero natural, según el mundo de los negocios, es su hijo mayor: Carlos Julio.

Miguel Cortés Kotal

Su padre hizo el año pasado una jugada maestra que lo catapultó en el mundo de los grandes empresarios: la compra del Bancafé. Por la suma histórica de 1.000 millones de dólares, José Alejandro Cortés compró el banco que en algún momento fue orgullo de los cafeteros y que en la crisis de los 90 pasó a manos del gobierno. Esa adquisición le dio a su Grupo un nuevo aire, y a él, el paso a unanueva liga: la de los 'cacaos' empresariales.

Hoy, José Alejo Cortés, un hombre de 75 años, es dueño de un poderoso conglomerado de empresas de los sectores financiero y real: Bancafé, Davivienda, Banco Superior, Seguros Bolívar, fondo de pensiones Colfondos, Constructora Bolívar, Software Bolívar y Asistencia Bolívar, entre otros. El único de sus siete hijos que vive en Colombia y que ha estado metido en los negocios de la familia es Miguel Cortés Kotal.

Economista de la Universidad de Stanford, con un MBA de la Escuela de Negocios de Harvard, trabajó en Estados Unidos para la Price Waterhouse Coopers y se desempeñó como contador público certificado en San Francisco, California. A su regreso a Colombia, se vinculó con las empresas de su padre. Allí trabajó 14 años, los últimos seis como vicepresidente financiero de todo el Grupo Bolívar. Hace un año se retiró para montar su propio puesto de Bolsa, Inversiones Nogal Limitada. No obstante, continúa siendo miembro de la junta directiva de Sociedades Bolívar.

Aunque su padre no parece tener ningún afán en delegar el manejo del ahora tercer grupo financiero del país, los conocedores del mundo de los negocios aseguran que Miguel es el primer candidato a sucederlo. Su vasta experiencia en fusiones y adquisiciones en los sectores bancario, seguros, construcción, arrendamiento de equipos y negocios de la Bolsa de valores, lo convierten en el candidato ideal para manejar las riendas del imperio que fundó su abuelo y consolidó su padre. No obstante, Miguel Cortés Kotal asegura que también tiene dos primos que cuentan con todas las credenciales para hacerlo: Daniel Cortés, actual vicepresidente de Porvenir, y Fernando Cortés, quien trabaja en Leasing Bolívar.

Como sea, lo cierto es que la entrega del bastón de mando está cada vez más cerca. Y las apuestas se inclinan todas a favor de Miguel.

Nayib Neme Arango

Cuando su padre murió, en el año 91, Nayib Neme asumió las riendas del grupo empresarial que éste y su tío construyeron a lo largo de 75 años. A pesar de sentirse todavía lo suficientemente joven, supo encarar el legado familiar que acababa de heredar. Y como buen libanés, encontró la forma de hacerlo multiplicar. Hoy, el Grupo Chaid Neme, dueño de Incolbestos, Volvo de Colombia, las fábricas de resortes y rines Imal y Cofre, las empresas de autopartes y herramientas agrícolas Bonem y Autoindustrial Camel -todas entre las más grandes de Colombia-, tiene sus ojos puestos en la Bolsa de Valores de Colombia.

Este conglomerado automotriz se encuentra preparando su salida al mercado de capitales, a través de una emisión de acciones, a fin de conseguir recursos frescos para su proyecto de internacionalización. Abrirse a terceros, además de permitirles conseguir plata barata, los obliga también a tener un mejor gobierno corporativo y unos procesos más transparentes. De ahí que Nayib Neme Arango esté construyendo con sus dos hermanas, Lourdes y Tatiana, un nuevo protocolo familiar, para que queden claras las condiciones de sucesión hacia la tercera y la cuarta generación.

El reto de Nayib es expandir la organización a otras fronteras. Pero primero, deberá emitir acciones en la Bolsa de Colombia, un proceso que marcha por muy buen camino y que tendrá que culminar a finales de 2007. Sin duda, ambas cosas le saldrán bien, con lo que cumplirá con el legado que le dejó Hares Neme, su padre.