Especiales Semana

Los paisajes también se transformaron

Además de responder a procesos geológicos, muchos escenarios, por naturales que parezcan, son también el resultado de la acción humana. Se trata de espacios que cambian con el tiempo según las actividades que desarrollan las poblaciones que los habitan.

María José París*
20 de abril de 2013

Bajo San Jorge

Hace más de 2.000 años las poblaciones zenú, que habitaban las ciénagas inundables de la depresión momposina, intervinieron el paisaje: elevaron los terrenos para construir sus viviendas y para crear campos de cultivo. Según Fernando Montejo, coordinador de Arqueología del Icanh, “esto implica el conocimiento de los pobladores sobre el comportamiento de las aguas y del lugar. 

Sin duda sabían que los terrenos asociados a los cuerpos de agua son muy fértiles”. Las 500.000 hectáreas que ocupó este paisaje han disminuido por la sedimentación que arrastran las aguas de los ríos Magdalena, San Jorge y Cauca. Hoy quedan vestigios en los departamentos de Sucre y Bolívar. 

Las carreteras que se construyeron en el siglo XX se inundan en los meses de  precipitación alta, pero esto no pasa en los canales Zenú.  Mientras llueve, en las motos se prefiere andar por los vestigios, no por los caminos más modernos porque  quedan empantanados. 

Paisaje cafetero

La aparición de los cafés africano y asiático en el mercado internacional en los años sesenta aceleró la modernización de la actividad cafetera colombiana: se pasó del sistema tradicional, que era extensivo y con sombra, a uno con semillas diseñadas que necesitan luz solar directa y son resistentes a la roya.

Según Andrés Guhl, en Café y cambio de paisaje en Colombia, entre 1970 y 2002 se disminuyó en un 18 por ciento el área cultivada, aunque aumentó la producción en un 50 por ciento. Si en 1970 el paisaje físico cafetero era de un millón de hectáreas –que representaron el 63 por ciento de las exportaciones nacionales–, en 1997 se registraron 870.000 hectáreas cultivadas y un total del 8,1 por ciento de los ingresos de las exportaciones del año 2000. 

El cultivo moderno es más intensivo y requiere menos espacio. No obstante, necesita más mano de obra  y  por esto aparecieron los recolectores temporales de café. Las 130.000 hectáreas que se redujeron ahora presentan  piña, yuca o cítricos , y  están cultivados entre Santander, Antioquia, el Eje Cafetero, Tolima y Huila. En junio de 2011, el paisaje cultural cafetero fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. 

Caso del Patianga

En 1972, en el Pacífico nariñense se abrió un pequeño canal –destinado al transporte de madera– llamado Naranjo (apellido del dueño de un aserrío): tenía 150 centímetros de ancho, 1,2 metros de profundidad y 1,3 kilómetros de largo. Se construyó para conectar un afluente del Patía viejo con la quebrada La Turbia y el río Sanquianga.

Dos años después, en 1974, se rompió un separador y quedó un canal que permitió que el río Patía comenzara a pasar sus aguas a las cuencas del Sanquianga. En 1977 el canal registró un ancho de 20 metros y una profundidad siete veces mayor a la inicial. El resultado fue un nuevo cauce del Patía, el cual denominaron Patianga. 

Este cambio del cauce transformó el sistema de drenaje de la región y aceleró los procesos erosivos: inundó zonas habitadas, cientos de personas migraron a  los municipios y se sedimentaron las áreas de estos cuerpos de agua. 

*Historiadora y geógrafa de la Universidad de los Andes.