Especiales Semana

LOS RETOS ECONOMICOS

Más que en su discurso, las prioridades económicas de Pastrana quedaron plasmadas en la escogencia de sus dos hombres claves en este campo.

7 de septiembre de 1998

En su discurso de posesión el nuevo presidente de los colombianos, Andrés Pastrana Arango, ahondó poco sobre uno de los temas que más preocupa a sus compatriotas: el Estado de la economía. Pastrana mencionó someramente la necesidad de hacer un ajuste en las finanzas del estado y de impulsar la recuperación del crecimiento y el empleo. Sin embargo estas generalidades eran previsibles. El Presidente ha decidido delegar la vocería de los temas económicos en dos hombres de su entera confianza: el ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, y el director de Planeación Nacional, Jaime Ruiz. Y la verdad, en lo que refiere a generar credibilidad, tener estos dos timoneles al mando de la economía, vale más que cualquier discurso.
El ministro de Hacienda, como todo el mundo sabe, tiene una responsabilidad inmediata: poner la casa en orden mediante medidas que permitan corregir los desequilibrios que acusa el país en los frentes fiscal y externo. Su principal reto es lograr estabilizar la economía para generar confianza en los agentes económicos y establecer condiciones que estimulen la inversión, el crecimiento y el empleo. Esta ambiciosa tarea copará gran parte de su tiempo en el Ministerio y determinará el éxito o el fracaso de su gestión.
Su coequipero desde Planeación Nacional, Jaime Ruiz, tiene una función igualmente importante pero que tal vez por la urgencia de la situación actual o por el sesgo cortoplacista que caracteriza el análisis de muchos temas en Colombia, ha pasado más inadvertida en el debate sobre el futuro económico del país. Ruiz es el principal responsable de la visión económica del nuevo gobierno. Mientras Restrepo no se puede dar el lujo, al menos en la complicada coyuntura actual, de mirar muy adelante, la tarea fundamental de Ruiz es precisamente esa. Su función es precisar qué rumbo debe tomar la economía colombiana en el largo plazo y diseñar y ejecutar estrategias de desarrollo que le permitan al país emprender ese camino.
En esencia, los dos estarán acometiendo desde ángulos diferentes un mismo objetivo: la necesidad imperativa de generar desarrollo económico sostenible que lleve bienestar a todos los colombianos. El éxito de cada uno dependerá en buena parte de la gestión del otro. La visión estratégica de Ruiz no se podrá hacer realidad sin un marco económico estable y un Estado responsable en materia de gasto que genere credibilidad en los mercados locales y externos. Al mismo tiempo, las medidas macro de Restrepo, si bien son condiciones necesarias para lograr la recuperación del crecimiento y el empleo, pueden no ser suficientes para garantizar la prosperidad económica en el largo plazo.
No obstante la estrecha relación de sus funciones los retos que enfrentan son radicalmente diferentes. Mientras Ruiz se centrará en el más largo plazo, Restrepo tendrá que enfocarse en las prioridades del momento y producir resultados inmediatos. Al menos al inicio de su gestión tendrá que ser por excelencia el bombero del gobierno, apagando incendios a dos manos. En el diagnóstico de la problemática macroeconómica de Colombia en la actualidad, aunque puede haber algunos matices, el consenso es bastante claro. Y en lo que se debe hacer en teoría para corregir estos problemas los expertos también están de acuerdo en términos generales. Además, las reformas estructurales de índole macro necesarias para insertar la economía nacional en el contexto global ya han sido implantadas en su mayoría. Por lo tanto, el reto supremo de Restrepo, a diferencia del de Ruiz, que es también conceptual y programático, es casi exclusivamente de ejecución. Todos los expertos coinciden en que la mayor amenaza para la estabilidad económica es que el país, y en especial el Estado, están gastando más de lo que producen, generando desequilibrios importantes en el mercado financiero local y en las relaciones comerciales con el exterior. La recetas de texto para este tipo de situaciones incluyen un ajuste fiscal y una devaluación de la moneda.
El desafío principal de Restrepo será trasegar la sutil frontera entre pisar los suficientes callos para lograr un proceso de ajuste verdadero y llegar al punto de generar una reacción masiva a las medidas que dé al traste con el propósito de reforma. Al mismo tiempo tendrá que trabajar eficazmente con las otras dos autoridades en los campos fiscal y monetario, el Congreso y el Banco de la República, cuyos objetivos no siempre coinciden con los del gobierno, para lograr sacar adelante su programa. La mayoría de los expertos está de acuerdo en que hay pocas personas tan bien preparadas para estas lides en el país como el nuevo Ministro. Además de ser un experto reconocido en hacienda pública tiene un excelente manejo político y la reputación de ser serio, prudente y de una sola pieza.

El ideólogo del regimen
Si hay alguien en Colombia que pudo haber escogido prácticamente cualquier cartera del nuevo gabinete es sin dudas Jaime Ruiz. Aparte de que sus méritos y capacidades son ampliamente reconocidos, Ruiz es amigo íntimo del Presidente desde que eran compañeros de clase en el colegio San Carlos. El hecho de que haya escogido la dirección de Planeación Nacional es una muestra de la importancia que tendrá este organismo y más generalmente la concepción estratégica del desarrollo económico en el nuevo gobierno. Además es una indicación clara del carácter de Ruiz. El nuevo director de Planeación _puesto que tradicionalmente ha sido ocupado por un macroeconomista_ combina la originalidad y rigurosidad del académico con el pragmatismo del empresario. Tras solo un par de minutos de conversar con él, para cualquier interlocutor es evidente la fascinación que le producen los grandes problemas del país.
A diferencia de la mayor parte de la tecnocracia económica colombiana, Ruiz se define como un heterodoxo. No es un heterodoxo a la antigua para quien la intervención del Estado en la economía es una panacea. Al contrario, lo que Ruiz profesa es una especie de heterodoxia pragmática, muy similar a la predicada por el profesor Michael Porter y su firma Monitor Company, que surge del convencimiento de los beneficios que se pueden obtener de la interacción estratégica entre el sector público y el sector privado. Al contrario de sus colegas ortodoxos, quienes piensan que el Estado se debe limitar a prestar servicios básicos como salud, educación, seguridad y justicia y a establecer un marco jurídico y económico estable que permita que el mercado actúe, Ruiz considera que el gobierno debe ser más proactivo en el proceso de desarrollo. No cree en la privatización como dogma, pues considera que la diferencia que se debe marcar no es entre empresas públicas y privadas sino entre entidades eficientes e ineficientes.
Aunque Ruiz es un convencido de la apertura económica y la liberalización, cree que las reformas macro que implantó el gobierno de César Gaviria no han sido acompañadas de un paquete coherente de reformas micro _o de segunda generación_ que propicien la reconversión sectorial de la economía colombiana hacia productos en los cuales pueda desarrollar ventajas competitivas sostenibles. Además considera que el Estado no se ha enfocado lo suficiente en el tema de desarrollo del capital humano, el cual considera como el eje fundamental de la competitividad de cualquier economía y el gran igualador social.
Por esto el programa de Ruiz como director de Planeación gira en torno a dos grandes temas. El primero es ejecutar las reformas micro que necesita el país para transformar su base productiva, y el segundo, colaborar con el Ministerio de Hacienda en el ajuste fiscal, garantizando que durante este proceso se cumplan dos objetivos que considera estratégicos para el país: profundizar la descentralización y no sacrificar la inversión en capital humano. En lo que concierne al primer aspecto, Ruiz considera prioritario identificar sectores que tengan el potencial para competir en los mercados internacionales y colaborar con el sector privado para apoyar su desarrollo. En general, Ruiz piensa que aunque los gobiernos anteriores han compartido en mayor o menor medida esta manera de pensar, han sido más reactivos, protegiendo a los sectores vulnerables cuando éstos lo han necesitado, que proactivos, propiciando su transformación y crecimiento. Esta estrategia, asimilable al exitoso modelo de exportación de los países asiáticos, no es compartida por todos. Una amplia franja de los economistas ortodoxos considera que el mercado es más eficiente que los gobiernos en la selección de los sectores exitosos. Otra iniciativa interesante que plantea es enfocar los esfuerzos de promoción al sector exportador en las costas, pues éstas cuentan con la ubicación ideal y además carecen de mercados locales significativos como los del interior y presentan los más altos índices de pobreza.
En términos de los lineamientos generales del ajuste fiscal, Ruiz considera prioritario profundizar la descentralización, dándole más autonomía fiscal a las ciudades de más de 100.000 habitantes, como ha ocurrido exitosamente en Bogotá, para que así el gobierno central pueda enfocar sus esfuerzos en los municipios más débiles. Además considera fundamental que el ajuste no afecte a dos renglones centrales para el desarrollo del capital humano, la salud y la educación. Incluso sostiene que el gasto en estos frentes aumentará levemente a pesar del ajuste. En su concepto el gobierno anterior logró un avance significativo en las comunicaciones y la electricidad. Aunque no descuidará estas dos áreas, el nuevo gobierno se enfocará en el tema del agua potable, que es crucial para el desarrollo ordenado de los espacios urbanos y la salud pública.
Todo parece indicar que Pastrana ha elegido una cúpula económica altamente complementaria. Restrepo y Ruiz reúnen entre los dos los atributos necesarios para servir como guías de la economía en estos momentos difíciles y para proyectarla hacia el futuro. Para ello será fundamental que puedan trabajar bien en equipo y que conformen un frente monolítico en torno a los temas fundamentales para la recuperación. En sus manos queda sacar al país de la crisis económica más grave de su historia reciente.