Especiales Semana

Maria Mercedes Carranza

Fundadora y directora de la Casa Silva, desde donde impulsó a nuevos escritores. En su poesía reflejó la desolación del país.

Francisco J. Escobar S. *
3 de diciembre de 2005

¿Lo anunciaba acaso en sus poemas tempranos? "(?) hágase la cirugía plástica; después tome barbitúricos". ¿Predecía su final? "Haga algo señora para no verla morir entre memorias tristes" . Sólo ella lo sabe. La noche del 10 de julio de 2003, la poeta bogotana María Mercedes Carranza, después de asistir al lanzamiento del libro Amazonia del escritor Juan Carlos Galeano y de despedirse de su amigo, el poeta Juan Manuel Roca -quien diría al día siguiente a El Tiempo que antes de verla partir ella "estaba serena"-, se quitó la vida. Sobredosis de antidepresivos, explicó la prensa. "No ha muerto por accidente", escribió el periodista Daniel Samper, "Murió porque ya no resistía tanto atropello, tanta injusticia, tanta locura". La locura del país donde nació en 1945, país de Necoclí, Mapiripán, Segovia y Amaime, poblaciones que inspiraron los poemas de su libro El canto de las moscas (1998). Breves líneas que recogen, según su esposo Fernando Garavito: "la desolación de un país que ha perdido su norte". María Mercedes Carranza, hija del poeta Eduardo Carranza y de doña Rosa Coronado, se licenció de filosofía y letras de la Universidad de los Andes. Sus años juveniles los pasó recorriendo el Viejo Continente y así se enamoró de los versos españoles de Hernández y Quevedo, de los "aromas y sustancias del campo de Castilla" , de la voz de Edith Piaf y el inspector Maigret. Mujer "apasionada", como la recuerda su amiga Carmen Barvo, le gustaba el bolero, disfrazarse en las fiestas y a veces marcharse sin despedirse. Fue jefe de redacción de la revista Nueva Frontera, activa miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, galanista declarada y fundadora y directora de ese fortín cultural que es la Casa de Poesía Silva. En sus libros como Vainas y otros poemas (1968-1972), Hola, soledad (1985-1987) o Manera del desamor (1990-1992), se pueden encontrar las huellas de "lo que significó ser mujer en la Colombia del siglo XX con todas sus convulsiones y transformaciones", de acuerdo con el poeta José Emilio Pacheco. Ella, amante de la música clásica, lectora rabiosa de Greene, Cervantes y Shakespeare, es recordada por su hija Melibea Garavito como la mujer de la palabra desnuda, la poeta de lo cotidiano que "siempre quería escoger la palabra precisa y decía las cosas directamente". La que se quitó la vida aquel 10 de julio y no nos cumplió aquello de "un día escribiré mis memorias" . La que así extraña el poeta Roca, "es inusual lo que pasa con personas como María Mercedes Carranza: no alcanzó a irse cuando ya empezó a hacer falta". *Periodista