Especiales Semana

Mi primera enciclopedia del espacio Paul Dowswell 64 páginas

Fernando Toledo
18 de abril de 2004

¿Quién no se ha maravillado ante el espectáculo precioso de una noche despejada con un cielo lleno de estrellas titilantes y la luna brillando como potente foco que proyecta su luz blanca a nuestro rededor? Este espectáculo además es fuente de numerosos interrogantes y motor de investigación para la humanidad desde tiempos remotos: ¿Qué hay en el espacio? ¿Por qué calienta el sol? ¿Por qué brilla la luna y no calienta?

En esta obra podemos acercarnos a las teorías que están en boga para explicar la creación del universo, a numerosos fenómenos que observan los astrónomos en las profundidades del espacio y también a la evolución de los instrumentos usados por la humanidad para 'acercar' los astros para observarlos mejor, desde el microscopio, utilizado por Galileo hace más de 400 años para descubrir los anillos de Saturno, pasando por los modernos telescopios ópticos instalados en sitios estratégicos y el telescopio espacial Hubble, que a 612 kilómetros de la Tierra gira alrededor de ella como un satélite artificial, hasta los más modernos radiotelescopios que recogen las señales emitidas naturalmente por los cuerpos celestes.

El autor de Mi primera enciclopedia del espacio es Paul Dowswell, un famoso escritor de libros informativos para niños, vinculado desde hace casi 20 años con publicaciones para el mercado del Reino Unido y el internacional. Inés Bernal de Ramírez

Había una vez, en la Corea del siglo XII, un anciano y un niño que vivían bajo un puente. Eran muy pobres, pero absolutamente felices. El anciano Grulla había llegado primero, tras vender lo último que le quedaba y había elegido el puente en vez del refugio de los monjes. Honguito había llegado mucho después, en brazos de un monje que huía de una epidemia, la misma que había dejado huérfano al niño. Por más de 10 años el sabio Grulla había sido el amigo y consejero de Honguito, con afecto tal que éste no echaba de menos una familia, ni más comida en su plato. Su vagabundeo lo satisfacía, especialmente cuando espiaba al viejo alfarero Min.

Todo este crecer sin obligaciones mayores y con abundancia de tiempo para contemplar y pensar, cambió el día en que, aprovechando la ausencia de Min, Honguito se acercó a su torno y, extasiado en la contemplación de una porcelana, no se dio cuenta de que Min había regresado. Éste piensa que el niño es un ladrón, lo golpea y la fina porcelana cae al suelo hecha añicos. El niño le explica que nunca podría robar porque le han enseñado a ser honesto y, sobre todo, porque lo admira. El mayor deseo de Honguito es convertirse en alfarero, por eso insiste en pagar su falta con trabajo. Este será el comienzo de una relación en la que Honguito trabajará mucho, conocerá el dolor de la orfandad y la muerte, el goce de aprender, de la vida y de la cerámica, crecerá y querrá seguir aprendiendo.

Esta historia emotiva y poética, de discretos personajes inolvidables, es una invitación a soñar con el propio futuro y a construirlo desde la base de la confianza en la vida, en lo que somos. María Cristina Rincón

Ratita y Sidgurd han ido una vez más a recoger algas marinas a la orilla del mar, pues no ha sido una buena época de pesca y agricultura para el pueblo de Storn. Estando en esta labor, Ratita descubre una misteriosa caja sin sospechar que este encuentro cambiará para siempre la vida de los habitantes de la tribu. A partir de ese momento, un torrente de acontecimientos se precipitará sobre el pueblo de Storn. La llegada de un extranjero recordará que Ratita también es ajena a la tribu, que años atrás los hombres de Storn la encontraron en una cueva, rodeada de lobos y que su procedencia está envuelta en muchos secretos. Secretos que el extranjero y la caja misteriosa develarán. El Caballo Oscuro se acerca, el pueblo de Storn y su nuevo jefe, Sidgurd, planean cómo combatirlo, pero no todos los secretos están descubiertos; el equilibrio del pueblo se trastornará aún más cuando el encuentro de Ratita y el Caballo Oscuro se realice.

El escritor inglés Marcus Sedgwick nació en 1968 y ha estado escribiendo desde 1994. Estuvo nominado en 2002 para The Guardian Children's Book Award por la obra aquí reseñada y en 2003 por The Book of Dead Days. Además, ganó el Brandfoard Boase Award por su primera novela, Floodland. Obras de las cuales también ha sido el ilustrador.

Mayuly Andrea Sora Romero



Dice Jon Lee Anderson, uno de los cronistas estrella de The New Yorker, que a cualquier lugar donde va como enviado especial el primer día se lo dedica a sus sentidos: a respirar profundo, a mirar los colores, a escuchar los sonidos y a palpar la geografía hasta tener una idea precisa del escenario donde están los personajes que hacen la historia. No sé cuál será la técnica usada por el periodista venezolano Rafael Osío Cabrices pero su obra, Salitre en el corazón traslada al lector a Cuba. Lo lleva a su cotidianidad. A sus calles y rincones más profundos, al olor de sus habanos y a la ausencia de alimentos tan básicos como un pedazo de carne, o rituales tan necesarios como leer un periódico con diferentes puntos de vista, o simplemente tener un correo electrónico. Y así, respirando y mirando, el libro nos lleva a un viaje desolador y de final incierto.

Sin duda esa es una de las virtudes de este trabajo. Está escrito como un libro de viajes. El narrador cuenta lo que va viendo. Como una cámara muestra planos generales de la isla, enfoca situaciones concretas y se detiene en casos individuales de gente anónima que le transmite sus sueños y sus angustias. Y, claro, siempre está ahí, en cualquier detalle o en la decisión más trascendental, la presencia de Fidel Castro. Como lo ha sido ya para tres generaciones desde que tomó el poder en 1959. "Si uno creyera en Dios, Fidel fuera Dios", le contó al autor un joven que se quería ir del país.

Y la pregunta natural: ¿un libro más sobre Cuba? Desde Jean Paul Sartre con su Tempestad sobre el azúcar hasta grupos de investigación que dedican años a trabajar en extensas y minuciosas obras sobre la revolución en la isla, para qué otro más. Este tiene dos características. La primera es que es una serie que originalmente se publicó en un periódico, lo cual le da una espontaneidad muy singular. Y la segunda es que fue hecho por un cronista del diario El Nacional, de Caracas, que se fue a La Habana a sentir los olores y sabores de una revolución que ahora se quiere imitar en muchos aspectos en Venezuela. Eso lo hace interesante. Es la utopía malograda que muchos quieren construir en el país vecino. Armando Neira



La intensa relación entre el hombre contemporáneo y los medios es, como todas las relaciones penetrantes, de amor y de odio. No se puede vivir sin ellos. ¿Quién no sucumbe al encanto de una caricatura o una opinión ácida y rebelde? ¿Quién no se rinde frente a la magia mediática que permite extender los ojos hasta el otro lado del mundo? ¿Y quién no muere de curiosidad por saber primero qué pasó y cómo fue? Los amamos. Pero los detestamos. Son culpables de todo. Los medios son inaguantables, irresponsables, todo lo exageran y lo tuercen; magnifican los pleitos y minimizan los acuerdos; nunca informan bien de lo que uno sabe, son livianos, interesados, excesivamente influyentes, y hay pocas defensas frente a sus arbitrariedades. Los odiamos. Este libro trata de eso. Son 12 autores que se le miden a discutir cómo es la relación entre los medios y la sociedad, entre los medios y los poderes, con especial énfasis en Colombia.

Se trata de una recopilación de las conversaciones de la Cátedra Semana. Una experiencia que la revista SEMANA adelanta en varias universidades del país, llevando las reflexiones de sus periodistas a través de la transmisión de su experiencia y una aproximación a la conceptualización del oficio periodístico.

Angélica Sánchez

La intención era buena. Hacer un libro sobre la vida y el pensamiento de Luis Eduardo Garzón, el líder de izquierda más importante de la última década en Colombia es una magnífica idea. Su vida personal es, por decir lo menos, diferente a la de muchos perfumados gobernantes. Hijo de una empleada doméstica, abandonado por su padre, criado en la pobreza, obrero desde muy joven y uno de los más destacados líderes sindicales y de la izquierda democrática. Ahora, Alcalde de Bogotá y cabeza de un proyecto que como el Polo Democrático aspira gobernar el país.

También es muy atractiva su personalidad política. Lucho fue uno de los pocos hombres de su generación que se resistió a entrar en el camino de la violencia guerrillera. Siempre conservó su espíritu civilista en un país carcomido por el odio. Eso también hace de Lucho Garzón un magnífico personaje para un libro como el que publica Oveja Negra.

Lucho "soy un polo a tierra" nació de las conversaciones entre los periodistas Salud Hernández Mora y Bernardo García, y el entonces candidato a la Alcaldía de Bogotá.

Hay que decir que aunque el libro tiene pasajes muy reveladores sobre la personalidad del Alcalde, es un texto atrapado en el género elegido para su publicación: la conversación.

Si bien el lenguaje hablado les da licencias a los contertulios para ir de un lado al otro, interrumpirse, decir bobadas, excederse en los titubeos, o no decir nada, para la lectura estos recursos suelen cansar al lector o dejarlo simplemente desorientado. En definitiva es un asunto de edición. Juntar aquí, complementar allá y recortar sin compasión. O mejor, por comprensión con el lector.

Eso es quizás lo que define el libro que nos presenta Oveja Negra. Un buen tema que discurre por muchos tópicos, profundiza en ninguno y con una edición inconclusa. No obstante, y haciendo justicia a una muy buena idea, el lector encontrará momentos cruciales de la historia del país, un poco de utopía y bastantes referencias a los temas más importantes de la actualidad. En el muy peculiar lenguaje -irreverente, sarcástico y ligero- de Lucho.



Comprender las razones detrás del crecimiento económico excepcional que experimentaron algunas regiones del mundo durante el siglo XX, así como las causas de las crisis y desastres económicos que ocurrieron en diferentes países, constituye una de las tareas más importantes para la disciplina económica. Y aunque esta es una discusión alrededor de la cual no se ha llegado a ningún consenso, el recientemente fallecido profesor Rudiger Dornbusch defiende con determinación lo que para él constituyen "las claves de la prosperidad": los mercados libres (la no intromisión del Estado en la economía y la apertura comercial) y la moneda sana.

Dornbusch ilustra cómo la intromisión del Estado en la economía ha generado incentivos perjudiciales para el crecimiento económico. Según Dornbusch, el Estado y las burocracias ineptas se han convertido en un mecanismo mediante el cual los países mantienen empresas ineficientes y niveles de gasto cada vez mayores en transferencias para proteger, con cargo a las generaciones futuras, los intereses de diversos grupos de la sociedad. También critica a los gobernantes que han abusado de la moneda, con lo que han generado en muchos casos episodios inflacionarios inmanejables. A los países con instituciones políticas y financieras deficientes, dice el autor, les irá mejor entregándose al Banco Central Europeo o a la Reserva Federal.

Muchos podemos no estar de acuerdo con las que para el profesor Dornbusch constituyen condiciones necesarias para la prosperidad. El desarrollo económico de hecho rara vez es resultado de "recetas" que funcionen en todo momento y en todo lugar. El mercado libre y la ausencia del Estado es una de las muchas claves posibles.

La reducción de la inflación y el desmonte del Estado como actor central en la economía, entre otras medidas, generan muchos perdedores al tiempo que sus beneficios tardan mucho tiempo en aparecer. Para suavizar la transición hacia una economía más libre y estable es necesario asegurar que el proceso desinflacionario, por ejemplo, no vaya en contra del crecimiento económico y el empleo. Para esto, sugiere el autor, es importante que dicha estrategia sea gradual y no una política obstinada por alcanzar inflaciones de un dígito a cualquier costo. De igual forma, según Dornbusch, es importante que el desmonte del Estado vaya acompañado con una flexibilización del mercado laboral, políticas educativas, un ambiente competitivo que genere nuevos empleos y una regulación que evite el fracaso de las finanzas y de los mercados de tal forma que la desigualdad resultante no atente contra el orden social.

La revisión crítica que hace Dornbusch de las políticas instauradas en diferentes lugares del mundo y sus recomendaciones constituyen una herramienta fundamental para aprender de los errores cometidos en el pasado. Pablo Querubín B.

Al revisar las dos últimas décadas del siglo XX, una de las características que salta a la vista es el hecho de que la economía colombiana se "latinoamericanizó" durante los 90. A lo largo de la "década perdida" de los 80, Colombia conservó su larga tradición de estabilidad macroeconómica. Los 90 llegaron con promesas de cambio y prosperidad. La región abrazó la idea de que la liberalización económica permitiría a las fuerzas del mercado solucionar la crisis de bajo crecimiento y productividad, y que el "modelo" de sustitución de importaciones se había agotado y hacía falta menos injerencia del Estado.

Muchas de las promesas no se materializaron; la década de los 90 estuvo marcada por la inestabilidad macroeconómica y profundas recesiones en casi todos los países de la región. Esta vez Colombia no fue la excepción.

De poco sirve "llorar sobre la leche derramada". Lo importante es debatir sobre las causas de estos eventos. Y la de José Antonio Ocampo es una distinguida contribución al debate. En estos dos ensayos desafía algunos de los diagnósticos más aceptados sobre lo que sucedió en los 90.

La historia de estabilidad macroeconómica en Colombia hasta inicios de los 90 era el reflejo de una tradición gradualista en el manejo económico y una fuerte regulación macroeconómica. Estos dos elementos entraron en conflicto con la tensión entre una nueva Constitución, que reclamó más Estado como mecanismo para superar la crisis institucional, y el Plan de Desarrollo del gobierno Gaviria, que diagnosticó la necesidad de menos Estado. El gobierno compartió (equivocadamente) el diagnóstico sobre el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones (para Ocampo, dicha estrategia había acabado años atrás y el estancamiento de la productividad ya parecía desaparecer) y abandonó una tradición gradualista al embarcarse en una apertura rápida y desechar buena parte de los instrumentos con los que se había contado en el pasado para la estabilización macroeconómica.

El segundo ensayo es un análisis retrospectivo de la década, con especial énfasis en el conflicto armado. Para Ocampo es crucial el papel que sigue jugando la pugna por la tierra en las zonas de frontera agraria, así como la limitada presencia del Estado en dichas zonas. Lo anterior, sin desconocer el papel del narcotráfico en la dinámica reciente del conflicto y el hecho de que la violencia en Colombia no es el resultado simplemente de carencias sociales.

Estas y otras visiones alternativas que también ofrece Ocampo merecen ser leídas.

Leopoldo Fergusson



Más que el muy celebrado físico inglés Stephen Hawking, encargado de redactar unas breves notas a manera de introducción, los verdaderos autores de este monumental libro son Copérnico, Galileo, Kepler, Newton y Einstein. Se trata de una edición de las cinco obras fundamentales de la historia de la física. Resulta muy llamativo que este libro se encuentre en la lista de los más vendidos porque se necesitan, además de una gran pasión por la ciencia, muy amplios conocimientos de física y matemáticas para intentar abordar estos tratados. ¿Será que sus compradores lo han encontrado altamente decorativo? E.A.

Calidad de la vivenda dirigida a los sectores de bajos ingresos en Bogotá es una guía para profesionales y estudiantes que quieran incursionar en el diseño y construcción de viviendas de interés social con altos niveles de calidad. Las autoras abordan la investigación con un análisis de los principales elementos que caracterizan a las viviendas de los barrios ilegales de Bogotá. Posteriormente hacen un ejercicio comparativo de la calidad arquitectónica ofrecida entre el mercado formal y el informal. Dado que la tercera parte de Bogotá se ha construido ilegalmente, este trabajo se convierte en una consulta indispensable antes de abordar cualquier proyecto de vivienda popular o para entender simplemente la naturaleza de barrios que desde hace varias décadas hacen parte del paisaje de la capital. El libro ha sido seleccionado finalista en la categoría de hábitat popular para la próxima Bienal de Arquitectura que se realizará en junio de este año.

Andrés Ramírez Suárez

Este texto contempla los pasos para la elaboración de un trabajo escrito, las reglas para la presentación, las normas para las referencias bibliográficas, citas y notas al pie de página y los problemas gramaticales más frecuentes. Este manual es el resultado de la práctica académica desarrollada por los autores y en esta quinta edición se incluyen las normas más recientes del Icontec y algunas internacionales, además de dos nuevos temas: la reseña y la noticia.

La productividad es uno de los grandes retos a los que se enfrentan hoy las empresas manufactureras y de servicios. Este texto contiene todo lo que se requiere conocer acerca de la programación lineal, una de las técnicas modernas para racionalizar recursos con base en las necesidades y permitir a los administradores e ingenieros industriales tomar decisiones. Este texto es una guía para obtener, los conocimientos fundamentales sobre programación lineal y el estudiante tiene la oportunidad de completar conceptos, desarrollar ejercicios sobre los problemas planteados.



Una de las grandes ventajas de la caída del muro de Berlín es que ya no es políticamente incorrecto escarbar las verdaderas motivaciones de los líderes de la revolución rusa y los creadores de la Unión Soviética. En las páginas de este libro, documentado en extremo, varios de los grandes íconos del siglo XX (no sólo Stalin, también Lenin y Trotski) se presentan como poco más que una tenebrosa pandilla de gángsteres capaces de cometer las peores atrocidades contra su pueblo. El peor de todos, sin duda, Stalin. Sin embargo, para cumplir su obra, el dictador se apoyó en Dzierzinski, Menzhinski, Yagoda, Yezhov y Beria, sucesivos directores de los distintos servicios secretos de la era soviética. E. A.



Cuando faltan ya pocos días para conmemorar el centenario del nacimiento del "más grande poeta de la lengua: Pablo Neruda" (como lo definió el poeta Jorge Rojas) nos encontramos los lectores, por fin, con la posibilidad de acceder a sus obras completas en una edición rústica al alcance de todos. Mondadori ha decidido reeditar 25 libros del poeta acompañados de un prólogo escrito por poetas y escritores, lectores de Neruda, que nos dan razones para la necesidad de esa relectura. Abandonada y olvidada durante años, censurada y mutilada por antagonismos políticos, reducida a uno o dos libros, su poesía hace parte de la tradición poética del siglo XX. Neruda "era el poeta que se asesinaba y renacía con la misma naturalidad cíclica con que hombres y animales duermen, sueñan, se despiertan y vuelven a dormirse y despertar". De la melancolía amorosa de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el ahondamiento en lo más profundo de lo humano de Residencia en la tierra, la indignación y el grito ante la destrucción y el fascismo de España en el corazón, la reconstrucción épica de América del Canto general, la alabanza y conocimiento de los objetos y seres de las Odas elementales, la gracia y el espíritu juguetón y travieso de Estravagario, el esplendor de la pasión y el amor de La espada encendida hasta la despedida final de El mar y las campanas, la obra de Pablo Neruda ha cumplido una de las misiones más hermosas y necesarias de la poesía: acompañar a los hombres.

Álvaro Castillo

Esta edición permite poner en circulación los poemarios publicados por esta autora barranquillera y cuyas ediciones están agotadas: Alba de olvido, Sitio del amor, Verdad del sueño, Secreta isla, Reencuentro, Laúd memorioso, Huésped sin sombra y Alguien pasa. La obra reúne también, y por primera vez, su prosa, hasta ahora dispersa en diarios, catálogos y revistas, así como apartes de las cartas de autores o amigos, una entrevista y un estudio completo acerca de su obra y los alcances de ésta en la literatura nacional.

Si fuera por el número de poetas, por la calidad de algunos de ellos y por la entusiasta asistencia a los recitales de los amigos de la poesía, podríamos afirmar que esta goza en Colombia de cabal salud. Pero, por desgracia, desde hace ya un tiempo las más reconocidas editoriales renunciaron a publicar a los poetas, con el peregrino argumento de que este género no se vende. Como quien dice, se ha tratado de matar el género por decreto. De vez en cuando, por alguna circunstancia específica, algún editor de esas importantes casas se arriesga con un nombre suficientemente conocido, pero eso es todo.

En los últimos tiempos, por fortuna, algunas editoriales universitarias han tratado de llenar este vacío. Así como uno que otro soñador, que con esfuerzo y entusiasmo, y casi artesanalmente, asume heroicamente la tarea de divulgar la poesía nacional. Entre estos últimos se cuentan los socios de San Librario libros. Liderados por el entusiasmo y la tenacidad de Álvaro Castillo, librero cabal que comparte tareas con el veterano del oficio Camilo Delgado, ellos han lanzado una colección de cuadernillos de poesía en dos series, Sin Carátula y Sin Ausencia, que recupera libros de reconocidos poetas, ya agotados en el mercado, y promueve nombres menos conocidos, cuya literatura de otro modo quizá no podríamos gozar.

Libros de Mario Rivero, Álvaro Rodríguez, Nicolás Suescún, Federico Díaz Granados, Francia Elena Goenaga y ahora Roberto Fernández Retamar han sido puestos así a disposición de los lectores, a precios casi irrisorios y en dignísima edición de ejemplares numerados que invita a ser coleccionada. Hermosa tarea que ha venido a probar, por otra parte, que esta empresa puede sostenerse porque detrás hay trabajo, disciplina y poder de convocatoria. Y ejemplo de solidaridad y capacidad de riesgo que querríamos los colombianos que existiera en tantas otras áreas.

Piedad Bonnett



En su tiempo fue criticada por ser la mujer peor vestida del mundo. Pero ella estaba vestida de América, "¡qué reinado vasto para la libertad y las excelencias mayores!". Entre 1922 y 1955, esta primer premio Nobel de Literatura de América publicó crónicas, críticas, semblanzas biográficas, relatos de viaje y unas prosas cortas llamadas por ella "recados", en diarios y revistas del continente. Se trata de una prosa combativa, política, de sensibilidad inmediata, rabiosa, lírica, agradecida, mística, en torno de la historia, el presente y los personajes de los países de las tres Américas y Europa. Esta enorme recopilación rescata textos en prosa y ensayos de la escritora que nunca habían sido publicados en libros.



¿Qué película define mejor el cine de los 80: E.T., Atracción fatal, El último emperador o Blade Runner? ¿Y cuál define mejor los 90: Matrix, El club de la pelea, Pulp Fiction o El silencio de los inocentes? Sin duda estas son preguntas muy difíciles, ya que durante estas dos décadas el cine se convirtió en un universo inabarcable. En 20 años se filmaron miles de cintas, cada una con un estilo y un enfoque diferente. De allí la dificultad de encontrar un patrón que defina la estética cinematográfica de esta época.

La colección Cine de los 80 y los 90 de Taschen no pretende resolver este problema: lo único que busca es seleccionar las 150 películas más representativas de su momento. Tal vez la idea sea arbitraria y tal vez falten muchos títulos, pero las cintas reseñadas definitivamente se merecen su lugar. Cada una de ellas, escogidas por el editor Jurgën Müler y reseñadas por los más importantes críticos de Alemania, tiene un pequeño aporte a la estética de dos de las décadas más entretenidas de la historia del cine. F.R.

Pocos libros de teatro se consiguen en este país de las contradicciones; por ello, cuando aparece un volumen con una obra para la escena, como La muerte se va a Granada del mexicano Fernando del Paso, se topa con un público ávido, aunque la mayoría de los lectores imagine, sin razón, que hincarles el diente a comedias o a dramas es una lata.

Fernando Del Paso: poeta -Sonetos de lo diario-, biógrafo -Memoria y olvido, Vida de Juan José Arreola-, autor de volúmenes para niños -De la A a la Z por un poeta y Paleta de diez colores- y, sobre todo, insigne novelista: José Trigo, Palinuro de México, Noticias del imperio y Linda 67, debuta en el teatro con la obra citada que recrea los últimos días y la muerte de Federico García Lorca en Granada. Se trata de un homenaje en el centenario de su nacimiento a través de un texto en verso, que atrapa al lector a pesar de algunas caídas en la dramaturgia.

Hay fragmentos sobresalientes, entre ellos un monólogo del protagonista en el que se refiere a su sensibilidad, así como varias escenas, incluido un final por demás ambicioso con la aparición de varios personajes del homenajeado, que tienen una sustancia de índole surrealista nada lejana de su universo lírico. Una de las virtudes de la obra es el acento lorquiano, buscado ex profeso, que incluye un cuidadoso trabajo de los parlamentos en endecasílabos, octosílabos y alejandrinos, métricas que Del Paso domina sin reticencias, sin caer en la trampa de utilizar trozos arrancados de la obra del andaluz de los cuales huye a propósito, según las acotaciones.

Este primer arrimo de Del Paso al teatro interesará a varios tipos de lectores, a saber: los devotos de las tablas, que a no ser por los clásicos, no tienen mucha tela de donde cortar; los lorquianos, que abundan por estos contornos y que van in crescendo; los aficionados a la historia, en particular a la guerra civil española, puesto que la reconstrucción de los hechos se ajusta a los numerosos testimonios que hay; los afectos a la poesía, que tampoco disponen de grandes surtidos, y desde luego los seguidores literarios del ilustre mexicano que, con toda la razón, persiguen con perseverancia cualquiera de sus trabajos.