Especiales Semana

Microcrédito, en grande

Los préstamos pequeños están llegando con fuerza a las pequeñas y medianas empresas. Los bancos, a su vez, hacen un buen negocio.

3 de noviembre de 2003

Una de las mejores noticias que se pueden contar por estos días es el auge espectacular que ha tenido el microcrédito en Colombia. En un país donde los empresarios medianos y pequeños están particularmente necesitados del apoyo que brinda el sector financiero es gratificante observar las últimas estadísticas, que dan cuenta de una mejoría sustancial en este frente.

En julio de 2003 el saldo de microcréditos en el país fue de 461.000 millones de pesos, de acuerdo con la Superintendencia Bancaria. Esto implicó un aumento de 49,7 por ciento frente al mismo mes del año anterior. Si se tiene en cuenta que la cartera total del sistema financiero está creciendo aproximadamente al 9 por ciento, se concluye que el microcrédito ha sido más dinámico que otras categorías de préstamos, como los de consumo, los comerciales o los hipotecarios.

De acuerdo con la definición de la Superintendencia Bancaria se clasifican como microcréditos aquellos préstamos otorgados a microempresas que no superen los 25 salarios mínimos (8,3 millones de pesos). Estos pequeños establecimientos han contado entonces con casi 50 por ciento más de recursos para capital de trabajo y para inversión, en comparación con el año pasado.

Tradicionalmente los bancos se habían enfocado a prestarles a las empresas grandes y al gobierno pero después, cuando vino la crisis, perdieron mucha plata. Ahora que están en recuperación han empezado a buscar otro tipo de clientes para no "poner todos los huevos en la misma canasta". A medida que han ingresado al mercado de los pequeños empresarios han ido aprendiendo a administrar este tipo de créditos, que no es fácil. De acuerdo con la encuesta nacional de microestablecimientos del Dane, con datos a diciembre de 2002, 51 por ciento de estos negocios no cuentan con un sistema de cifras contables actualizadas. Sin esta información es muy difícil evaluar el riesgo de no pago, que es lo que más preocupa a los bancos.

Pese a estas dificultades, sin embargo, han aprendido a conocer este tipo de clientes, lo suficiente como para prestarles en forma. Y lo más interesante es que les ha ido bien en este negocio. La cartera vencida de microcréditos equivale a 5,6 por ciento de los préstamos totales. Para otros tipos de crédito este porcentaje suele ser mayor.

Otra cosa que ha contribuido al despegue del microcrédito es el apoyo del gobierno a través del Fondo Nacional de Garantías. Esta última entidad comparte con las entidades financieras el riesgo de prestarles a los pequeños empresarios. Así, por ejemplo, si un banco le presta un millón a un microempresario y éste se cuelga en el pago, el Fondo responde por parte del crédito. Con esta garantía parcial, entre enero y agosto de este año se habían otorgado préstamos por 748.000 millones de pesos, con un crecimiento de 37 por ciento frente al año anterior. El número de beneficiarios en los primeros ocho meses de este año fue de 48.125. El 41 por ciento de los recursos se destinó a microempresas, 35 por ciento al sector comercio y 28 por ciento al de servicios.

De otro lado, el Ministerio de Comercio e Industria firmó un acuerdo con la banca para facilitar los préstamos a los pequeños establecimientos, que ha funcionado muy bien a juzgar por los desembolsos por 448.000 millones de pesos que hubo entre septiembre de 2002 y julio de 2003.

En todo el mundo uno de los cuellos de botella más grandes para el crecimiento de un país es el acceso al crédito por parte de las empresas medianas y pequeñas. Sin él no tienen cómo financiar sus nuevas inversiones y crecer. Colombia no ha sido la excepción de este problema. Sin embargo se han dado pasos contundentes para superarlo y, aunque falta todavía un camino largo por recorrer, las últimas cifras se constituyen en una buena razón para el optimismo.