Especiales Semana

Modelos sin 'top'

Ser una 'top' significa convertirse en una de las selectas maniquíes del mundo de la alta costura. En Colombia, a pesar del éxito de la industria de la moda, no existen pero unas pocas se perfilan para el cargo.

Sergio Barbosa
11 de agosto de 2003

En el mundo de la moda todo es efímero, pues su esencia precisamente es eso, cambio permanente. En cada temporada de París, Nueva York o Milán surgen nuevos nombres que comprueban que las modelos seleccionadas también son objeto implacable de esa renovación. Los críticos de la primera fila ya no adoran a Giselle Bundchen o Ester Cañadas pues irrumpen sobre las pasarelas con fuerza jóvenes como Karina Kurkova, Stella Tenant...

Todas estas modelos tienen varios puntos de coincidencia: una piel perfecta, un mínimo de 1,78 metros de estatura, un largo de pantalón, una delgadez casi extrema y un rostro anguloso y fotogénico. Para llegar a ser una top se necesita un largo camino de preparación que básicamente consiste en tener cancha sobre una pasarela y adquirir un estilo propio.

Por eso estas niñas comienzan sus carreras alrededor de los 14 años y a los 18 ya están listas para ganar mucho dinero, contribuir a la industria y engalanar la pasarela, "que cuando salga todo el mundo se quede con la boca abierta", como lo afirma la diseñadora colombiana Beatriz Camacho.

A medida que las tops se convierten en las favoritas de los diseñadores, comienzan a crear favoritismo por parte de la prensa especializada y llegan a ser grandes personajes, partiendo del punto de que su fama se la han ganado sobre las pasarelas, y con su belleza, pues eso es algo que los seres humanos reconocen instintivamente.

En Colombia las agencias y los medios se han encargado de nombrar como tops a cualquier mujer que tenga cierto grado de reconocimiento público. Los mejores vehículos para lograrlo son el concurso nacional de belleza o los sets de los noticieros de televisión. Para una agencia resulta mucho más atractivo facturar por una de estas celebridades locales, ganando así su comisión, que va del 12 al 25 por ciento en algunos casos, que promover nuevos talentos. Y no importa que se logre saturando las audiencias.

En una semana, durante dos eventos relacionados con la industria, no resulta nada extraño ver a las mismas celebridades cumpliendo diferentes funciones. Un día presentando como maestras de ceremonia, otro día desfilando en traje de baño o posando para campañas publicitarias, o cubriendo el mismo evento para su respectivo medio de comunicación.

Para que un producto se ponga de moda necesita difusión en los medios masivos de comunicación, recordación en el público y un gran lanzamiento. Así que puede resultar muy conveniente invitar a una presentadora de un canal para que lo anime, la de la competencia para que desfile y a la de un tercero para recibir a los invitados. Al otro día todos los medios de comunicación dirán, las tres principales top models se reunieron para la presentación de equis colección.

Existe un grupo de modelos que sí dan la talla, pero que de alguna manera se sienten relegadas. "Aquí las modelos top son las divas, las reinas y las que salen en la tele", afirma Tuti Barrera, una delgada y glamorosa modelo paisa que es, según todos los diseñadores colombianos, la que más se acerca a una top en Colombia.

Opinión similar comparte la supermodelo Tala Restrepo, "la mayoría de los clientes importantes sólo quieren a las famosas, independientemente de que sean modelos o no".

Johanna Cure es, junto a Carolina Castro, una de las modelos que mejor se mueven a nivel internacional, y si bien no son tops manejan un buen número de desfiles al año. Johanna piensa que no es posible que las agencias en Colombia sólo piensen en que se debe trabajar con famosas, olvidando la esencia misma de descubrir nuevos talentos.

Medellín es probablemente la ciudad que más modelos presenta para alimentar la industria, pero ahí el problema es otro: la cirugía plástica, un negocio que genera miles de millones de dólares al año en el mundo.

A pesar de que allí están las agencias más éticas y hacen mucho frente a la avalancha de jovencitas que aspiran a ser modelos tops, jóvenes de 16 años llegan ya con implantes de silicona. Si existe algo que no puede tener una joven que aspire a convertirse en top model es una cirugía plástica, ya que debe ser una mujer ejemplo de belleza, ante todo natural.

Brasil es el país que mejor ha logrado en el continente combinar la industria textil y de moda con la de las modelos. Existe una verdadera sinergia en los dos campos que consigue unas mujeres que saben llevar la ropa sobre una pasarela y con un estilo tan particular al caminar que ya son reconocidas a nivel mundial.

Cada año entran con fuerza nuevos nombres de Brasil a los desfiles de alta costura en París, que es el equivalente a una copa mundo para las modelos. Eso sin duda hace que este país tenga reconocimiento también a su moda a nivel orbital.

Así en el mundo del modelaje internacional prácticamente ninguna de las modelos nacionales calificaría como top, pues los diseñadores del mundo pensarán que sus curvas y voluptuosidad arruinarían cualquier vestido. Mientras tanto en Colombia cualquiera con cara bonita y que aparece en televisión puede aspirar al título.