Especiales Semana

Nace una ciudad

Además de cambiar la cara de Bogotá, la administración de Enrique Peñalosa sembró un proyecto de ciudad a largo plazo.

19 de marzo de 2001

En principio, ya todo está dicho. Las encuestas y opiniones no han escatimado elogios para la que consideran como la mejor alcaldía de Bogotá en toda su historia. ¿El hombre orquesta? Un soñador llamado Enrique Peñalosa, un visionario que sin mucha bulla y con una terquedad a toda prueba se dedicó a hacer lo que venía maquinando desde sus tiempos de universitario: una ciudad más humana. Hasta 1997 los bogotanos no tenían idea de las posibilidades de vida que ofrecía su propia ciudad; no entendían nada de espacio público y mucho menos se les pasaba por la cabeza cambiar el carro por la bicicleta y experimentar otros medios de transporte para beneficio de sus conciudadanos. Pocos sentían como propios los parques y eran miles los que creían que los grandes espectáculos culturales al aire libre estaban vedados a los más pobres. Y aunque hay quienes dicen que los tres años de Peñalosa no fueron suficientes, otras voces sostienen que alcanzaron para sacar a Bogotá de un retraso de más de 40 años en términos de infraestructura y urbanismo. Las obras hablan por sí solas: mantenimiento y recuperación de 580 kilómetros-carril de vías y construcción de 190 kilómetros-carril de vías locales en barrios marginales; más de 105 kilómetros de ciclorrutas; un sistema de transporte masivo que opera en dos de las grandes troncales de la ciudad; recuperación, mejoramiento y mantenimiento de 1.128 parques de todos los niveles dentro de los cuales se incluyen 877 parques de barrio terminados en diferentes localidades; creación de Metrovivienda y fortalecimiento del Programa de Mejoramiento de Barrios, como pilares fundamentales en la lucha contra las urbanizaciones piratas y la coordinación de esfuerzos interinstitucionales para sacar adelante verdaderos proyectos de vivienda de interés social que beneficiarán a más de 140.000 personas. Todo esto, sin contar otros logros en áreas tan importantes como la educación y la salud. Según el informe final del Proyecto ‘Bogotá cómo vamos’, “la administración Peñalosa cumplió el 88,61 por ciento del total de las metas en tres años”, una cifra que revela un excelente nivel de gestión.

Aún así, la administración de Antanas Mockus tiene grandes retos por emprender. Si bien no se ha divulgado oficialmente su plan de desarrollo, el nuevo Alcalde ha dejado entrever algunas de sus prioridades en el inicio de su segundo período. Para comenzar, quiere someter a debate público el difícil tema de las finanzas de la ciudad. “En este campo hay dos retos fundamentales. Uno es preguntarles a los bogotanos si quieren que Bogotá siga en un plan de inversiones y de mejoramiento como el que ha tenido y el segundo, es qué están dispuestos a hacer para financiarlo”, sostiene Mockus. Si bien el Concejo tiene la última palabra, lo cierto es que para que Bogotá continúe con proyectos de infraestructura e inversión social, necesita una inyección importante de recursos sin que ello implique un descalabro en las finanzas del Distrito. Y para obtenerlos los bogotanos deben aprender que además del respeto a las cebras y a las restricciones vehiculares, la cultura tributaria también es parte de la cultura ciudadana. “La interiorización de normas va más allá del simple respeto a las autoridades; implica también la apropiación de los destinos de la ciudad y la manera de resolverlos por parte de sus habitantes”, agrega Mockus. Por lo pronto su gobierno seguirá trabajando en la consolidación de los logros obtenidos por su predecesor y en sacar adelante su propio proyecto de lo que debe ser la capital del país a largo plazo. Además de mostrar la nueva cara de la ciudad, SEMANA presenta algunos de los retos más importantes para la administración entrante en temas como la educación pública, el mejoramiento de barrios, la vivienda de interés social, el transporte masivo, los grandes espacios recreativos y la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad, aspectos cruciales para el futuro de Bogotá y sus habitantes.