Especiales Semana

Nacimiento de una Nación

Durante la Colonia se sentaron las bases económicas y políticas para el desarrollo de los nuevos territorios

11 de diciembre de 1980

Concluida la cruenta conquista a mediados del siglo XVI, la corona española inicia la etapa de explotación de los territorios dominados, para lo cual establece diversas instituciones, tales como la mita, el resguardo y la encomienda, así como la esclavitud. Igualmente funda ciudades que sirvieron de asiento a la sociedad colonial y a los representantes del Estado español. Estas se convirtieron en el eje político y administrativo de la dominación española.

Los espacios coloniales se definieron rápidamente. El occidente de la Nueva Granada se convirtió en sede de las explotaciones mineras; el centro oriente, con sus altiplanos densamente poblados, acogía la mayor población tributaria de la Colonia, y las ciudades portuarias del Caribe se especializaron en el comercio y en los servicios de comunicación. Acosadas por los ataques piratas, tuvieron dificultades en lograr un significativo desarrollo urbano. La corona tuvo que hacer gigantescas inversiones para dotar a Cartagena de un sistema defensivo.

La sociedad colonial estaba organizada de manera jerárquica alrededor de un sistema de 'castas', según las divisiones social y racial, y la Iglesia tenía un puesto preponderante en las estructuras de poder.

La economía tenía como motor la minería aurífera, que se explotaba con mano de obra esclava. El otro sector clave se basaba en la producción agraria de las haciendas, muchas de las cuales producían para las cuadrillas de esclavos enganchados en las minas. El comercio, cuyo eje estaba en Cartagena, junto a Mompox y Honda completaban las actividades económicas.

Al comenzar el siglo XVIII estas estructuras de dominación sufrieron cambios. El profundo mestizaje demolió la cerrada división de castas y volvió más fluida la sociedad.

El Estado español se estableció bajo un modelo fuertemente centralizado. Santa Fe, capital desde el inicio de la Colonia, fue la sede de un poder episcopal, así como de la Real Audiencia, que se transformó en virreinato en 1739, cuando comenzaron a aplicarse las reformas borbónicas.

Sin embargo esta capitalidad, en muchos aspectos, no dejaba de ser una formalidad. La mayoría de las ciudades establecían sus propias relaciones con España, sin pasar por Santa Fe, pero la economía agraria, su riqueza tributaria y la centralidad geográfica le irían dando el rango de capital.