Especiales Semana

NO VAN MAS

EL CAMBIO EN LA POLITICA ECONOMICA COLOCA EN UN SEGUNDO PLANO LOS PAPELES ESTRELLA DEL AÑO PASADO.

24 de febrero de 1992

EN 1991 POCAS INVERSIONES fueron al tiempo tan rentables y seguras como los Títulos de Participación Clase B del Banco de la República. A mediados del año, dichos papeles ofrecían una rentabilidad superior al 46 por ciento anual, cerca de 20 puntos por encima del aumento en el índice de precios al consumidor en ese mismo momento, y con el respaldo del Emisor. Hoy, sin embargo, esos mismos títulos están rentando solamente el 24 por ciento, y todo parece indicar que para 1992 no serán una opción atractiva de inversión. Y todo por culpa de la apertura.
Durante 20 años, por lo menos, el control de los medios de pago fue uno de los instrumentos de política económica preferidos por los gobiernos para luchar contra la inflación. Y uno de los mecanismos utilizados para evitar el debordamiento del dinero en circulación, especialmente en situaciones de rápido crecimiento de las reservas internacionales, fue la intervención del Banco de la República en el mercado monetario, a través de las llamadas Operaciones de Mercado Abierto. Como el país tenía un sistema de tasa de cambio administrada, el banco tenía que comprar todas las divisas que llegaban al país al precio que le fijara la autoridad económica. Y eso implicaba una gran expansión del dinero en circulación a menos que el mismo Banco neutralizara el efecto de la expansión, mediante la colocación de títulos para recoger la liquidez adicional.
Y eso fue lo que pasó el año pasado. Las reservas crecieron aceleradamente por diferentes y muy discutibles causas y el Gobierno trató de neutralizar su impacto monetario colocando en el mercado Títulos de Participación clase B, a tasas atractivas para los ahorradores. Es decir,a tasas que compitieran con las que ofrecían las distintas entidades del sector financiero. De esa manera, el banco logró congelar más de un billón de pesos, pero las tasas de interés de sus títulos se dispararon, hasta llegar a superar el 45 por ciento.
Y lo que para los ahorradores fue bueno, para la economía fue malo. Porque con las tasas del Banco de la República crecieron el resto de las tasas de interés y el gran perjudicado fue el sector productivo.
Dado que el Gobierno había dicho que su gran prioridad era el control de la inflación, aun a costa del crecimiento económico, el efecto mencionado no sorprendió a nadie. El problema, sin embargo, es que a pesar del esfuerzo del Gobierno los medios de pago siguieron creciendo. Y lo hicieron porque las condiciones del país en 1991 fueron muy diferentes a las de los años anteriores. Con la apertura económica, y en particular con la liberación cambiaria, el aumento en las tasas de interés provocado por el Gobierno lo que hizo fue acelerar los flujos de capital hacia el país. Y lo que el banco se metía en un bolsillo tenía que sacarlo inmediatamente del otro.
Por eso la nueva Junta Directiva del Banco, con anuencia del Gobierno, decidió cambiar de estrategia. En lugar de darle prioridad al manejo monetario, optó por mejorar las condiciones del crédito y reducir las tasas de interés, con el fin de estimular la inversión. Y la verdad es que a estas alturas ya no quedan dudas: la semana pasada los Títulos de Participación se negociaron al 24 por ciento.
Claro que, como los otros intereses también han bajado los que no lo han hecho están en la mira del Gobierno hay muchos ahorradores que, por seguridad, siguen comprando los Títulos. Tanto que en lo corrido del año el Emisor ha captado cerca de 300 mil millones de pesos más. Pero lo cierto es que ya no son tan atractivos, para el especulador, como lo fueron en 1991.