Especiales Semana

Para todos los gustos

La caída en las ventas externas obligó a las empresas de alimentos a concentrarse en el mercado nacional y a diversificar al máximo su 'menú' de productos.

28 de abril de 2003

Uno de los grandes acontecimientos empresariales del año fue la reorganización de los negocios de alimentos del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). El otro hecho relevante del sector fue la caída en las ventas externas, lo que obligó a muchas compañías a replantear las estrategias comerciales y buscar nuevas fórmulas.

Lo que hizo el Grupo Empresarial Antioqueño fue separar la actividad industrial de la parte inversionista de sus empresas de alimentos. Con ese propósito en mente, escindió la Compañía Nacional de Chocolates -después de 82 años de historia- y separó la producción de cacao de las otras inversiones, que pasaron a manos de la sociedad Inversiones Nacional de Chocolates. Es una nueva matriz de la que dependen Colcafé, La Bastilla, Pastas Doria, Noel y la parte operativa de la Compañía Nacional de Chocolates, entre otras empresas.

Lo mismo hizo el GEA con sus negocios de cárnicos, harinas y golosinas. A partir de enero de este año Zenú, Noel y Dulces de Colombia pertenecen a una matriz llamada Inveralimenticias Noel, la cual a su vez depende directamente de Inversiones Nacional de Chocolates, la gran holding del Grupo Antioqueño que reúne 21 empresas de alimentos y tiene ingresos consolidados por 1,87 billones de pesos (ver tabla).

Todas estas empresas desarrollaron su actividad a lo largo del año 2002 en medio de un entorno económico bastante contradictorio. La paulatina mejoría del mercado nacional contrastó con las crecientes dificultades en Venezuela, uno de los principales destinos de exportación junto con Ecuador. A la devaluación del bolívar, que redujo la competitividad de los productos colombianos en Venezuela, se le sumaron las salvaguardas que el gobierno de Hugo Chávez impuso a la exportación de ciertos alimentos, como las grasas comestibles y los aceites, lo que terminó por causar una caída de 30 por ciento en las exportaciones a ese país.

Esto fue retroceso en el proceso de internacionalización de varias empresas, especialmente las de la cadena de la caña de azúcar, confitería y chocolatería, que en los últimos años habían aplicado distintos planes de expansión: desde ensanches de planta y modernización de maquinaria hasta alianzas con proveedores y canales de distribución. Basta con mirar los balances de Colombina, Incauca, Manuelita, Providencia, Incubadora Santander, Harinera del Valle, Chiclets Adams o Colcafé para observar un serio retroceso de las ventas y una dramática caída de los márgenes de ganancia.

Con las pilas puestas

Para lograr subsistir en este entorno tan difícil las compañías de alimentos no tuvieron otra alternativa que volcar sus esfuerzos hacia el mercado local. Pusieron a prueba su capacidad para lanzar nuevos productos y conquistar el gusto de los consumidores colombianos, lo que hizo que el año 2002 se caracterizara por la explosión de nuevas líneas de alimentos, particularmente de los bajos en calorías y los que vienen listos.

La moda de la vida saludable hizo que Incauca estrenara dos marcas nuevas de azúcar -Incauca Light y Morena Light-, ambas con 50 por ciento menos de calorías que la tradicional. Zenú, a su vez, lanzó los jamones Pietran y Pietran Premium, con 97 y 98 por ciento libre de grasa, respectivamente. Alpina incursionó con una gama de productos lácteos bajos en grasa, mientras que Noel y Nabisco aumentaron la oferta de alimentos saludables con nuevas galletas integrales ricas en fibra. Por el lado de los chocolates también se vieron movimientos. Quesada tiene ahora una presentación sin azúcar de 125 gramos, mientras que la Compañía Nacional de Chocolates lanzó al mercado chocolatinas Jet con 21 por ciento menos de calorías.

La otra tendencia en el mercado de alimentos son los productos congelados, una industria que tiene crecimientos anuales de 20 por ciento. Como cada vez existen más personas que viven solas y tienen menos tiempo para cocinar, las empresas están lanzando productos más fáciles de llevar a la mesa, desde papas listas para freír hasta menúes completos. Noel ha sido uno de los pioneros en esta última tendencia con su línea Sofía Express, que empezó con tres productos hace dos años y ahora tiene siete. La empresa de alimentos R&D, Ricos & Deliciosos de Cali, lanzó en 2002 varios platos para calentar en el horno microondas, como fríjoles con carne, arroz con pollo y arroz con verduras.

Obedeciendo también a la necesidad de innovar Alpina lanzó el año pasado 26 productos nuevos, entre los que se destaca la línea de compotas y leche líquida para bebés Alpina Baby. "A sólo cinco meses de haber incursionado en este mercado -dominado por marcas tradicionales como Gerber, Nestlé y Heinz- hemos alcanzado una participación de 14 por ciento", dice el vicepresidente de mercadeo de Alpina, Rafael Vargas. A comienzos de este año la empresa lanzó la línea Deslac, de alimentos deslactosados, para personas con intolerancia a la lactosa, que en el caso de Colombia es 25 por ciento de la población. Las ventas de Alpina crecieron 16 por ciento el año pasado.

Con ventas anuales que superan los tres billones de pesos y un incremento significativo en la productividad, la cadena láctea se ha consolidado como una de las industrias de mayor dinamismo dentro del sector. Una parte importante de este crecimiento se debe al desarrollo de los lácteos procesados, que hoy participan con más de 60 por ciento del valor de la industria. Empresas como Colanta y La Alquería, por ejemplo, han aumentado sus ventas 25 por ciento promedio durante los últimos años, gracias a la diversificación de productos derivados, como la leche larga vida, avena y crema de leche. Recientemente los ingresos operativos se han visto bastante reducidos debido al cierre del mercado venezolano, que representa 97 por ciento de las ventas externas. Esto ha obligado a los empresarios a buscar nuevos mercados en Estados Unidos y la Comunidad Andina, con productos diferenciados como leches ácidas con frutas tropicales, dulces de leche y bebidas lácteas.

La pasta es otro de los segmentos más promisorios de la industria de alimentos. De acuerdo con cifras de la industria, mientras que en el año 2000 las ventas de pasta ascendieron a 43.909 kilos, el año pasado subieron a 44.468 kilos. El valor de las ventas pasó de 95.247 millones de pesos en 2000 a 104.267 en 2002. Se calcula que el consumo per cápita es de 2,3 kilos al año, cifra que es muy inferior a la de países vecinos como Venezuela, donde el consumo per cápita es de 12 kilos, o el de Italia, donde no baja de 27 kilos anuales. Marcas como Doria, perteneciente al Grupo Empresarial Antioqueño, o La Muñeca, de Harinera del Valle, lanzaron nuevos productos al mercado el año pasado, buscando incrementar el consumo de pastas en Colombia. Estas empresas, con el fin de impulsar la demanda, han reducido las presentaciones de sus tamaños para acomodarse al bolsillo del consumidor y están reforzando sus canales de distribución.

El gran problema que enfrentan estas compañías está en las barreras que existen a la importación de su principal materia prima: el trigo. La industria (que incluye productores de pasta, pan y galletas) importa cerca de 155 millones de dólares al año de este cereal, 98 por ciento de lo que consume el país. El año pasado los precios internacionales del trigo crecieron nominalmente por encima de 47 por ciento. En el año 2002 Doria, la compañía más importante de pastas de Colombia, creció al mismo nivel de la inflación y registró utilidades operacionales y netas por valor de 17.500 y 8.200 millones de pesos; un decrecimiento de 23 por ciento y 31 por ciento, respectivamente, en comparación con el año 2001.

Los datos agregados del sector alimentos muestran que 2002 fue un año aceptable pese a las dificultades. Las exportaciones cayeron 3,7 pero la producción fue un poco mejor gracias a las ventas internas. El PIB de los cárnicos creció 0,9 por ciento en el año mientras que para el resto de alimentos el aumento fue de 4 por ciento.