Especiales Semana

PASOS DE ANIMAL GRANDE

De la noche a la mañana, Alemania unida cambia el mapa político de Europa y la ecuación de poder en el mundo.

5 de noviembre de 1990

Fueron cuarenta y cinco años de división, que terminaron mucho antes de lo que casi nadie hubiera esperado. Cuando en la medianoche del martes 2 de octubre, millones de alemanes brindaron con cerveza y champaña la reunificación de su país, sus celebraciones marcaban el fin del orden mundial establecido en 1945, tras la derrota del Tercer Reich. El mundo hacía borrón y cuenta nueva y dejaba atrás las secuelas, aún vivas a menos de una década del final del siglo, de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, entre las multitudes jubilosas existía la conciencia de que presenciaban un suceso histórico de importancia innegable. Los fuegos artificiales, las botellas de licor y los cantos regionales enmarcaban el inicio de una nueva era, en la que Alemania sería de nuevo un solo país.
Los actos oficiales tuvieron lugar en Berlín, encabezados por el presidente federal Richard von Weiszacker, el canciller (primer ministro) Helmut Kohl y el premier de la moribunda República Democrática, Lothar de Maiziere. Allí, el presidente von Weiszacker exclamó ante la multitud que "por medio de nuestra libre autodeterminación, queremos completar la unidad alemana en libertad. Somos conscientes de nuestra responsabilidad en esa tarea, que asumimos ante Dios y nuestro pueblo. Queremos trabajar por la paz en el contexto mundial y en el de una Europa unida".
Una ovación atro nadora saludó el final de esas palabras, mientras el millón de alemanes reunidos ante el Reichstag, la antigua sede del parlamento, estallaban en una emotiva interpretación del himno nacional, que permaneció vigente en Alemania Federal después de la guerra, aunque sin el primer verso, considerado por los aliados "demasiado nacionalista". Esa razón, y además el interés oficial por parecer lo menos amenazadores posibles, hizo que los alemanes no pudieran cantar "Deutschland uber alles", (Alemania sobre todos), sino "Unidad y justicia y libertad para la madre patria alemana" .

Los fuegos artificiales iluminaron de inmediato la fría noche otoñal, dibujando contra el cielo la silueta de la Puerta de Brandenburgo, símbolo de la ciudad. Se iniciaba así una celebración de grandes proporciones a lo largo de la vía Unter den Linden, recién reinstalada en su viejo papel de eje social de la ciudad. Cientos de banderas alemanas se batían incesantemente, mientras decenas de orquestas de todos los estilos, mezclaban sus músicas en un estruendo incontrolable.

En pocas palabras, la reunificación de Alemania implica que la República Democrática, con sus 16 millones de habitantes, se integra en la República Federal, que con ello completa 78 millones de almas en un territorio de 340 mil kilómetros cuadrados. El proceso, que tiene más las características de una absorción que las de una fusión, significa que el nombre, el himno, la constitución y el gobierno de la República Federal se convierten en los de toda Alemania, y el canciller Kohl y el presidente von Weiszacker, en los primeros dignatarios de la nueva entidad territorial.
A pesar de todo, la nueva Alemania es un estado de menor tamaño que el concentrado por el canciller Otto von Bismarck bajo la corona prusiana en 1871, cuando por primera vez pudo hablarse de unión alemana. Pero por su economía privilegiada, y su situación geográfica en el centro de Europa, el nuevo estado alemán parece destinado inevitablemente a convertirse en el nuevo polo de poder de Europa y en una nueva potencia que debe ser tenida en cuenta en el equilibrio geopolítico mundial.

Con todo y las perspectivas que se abren, la noche del martes 2 de octubre marcó también el final de un sueño. Varias generaciones de alemanes nacieron bajo el escudo del compás y el martillo que adornaba la tradicional bandera tricolor en su versión oriental. Fueron miles de ciudadanos quienes crecieron con el convencimiento de que la suya era una patria inconrnovible, que nunca dejaría de existir, y que el sistema capitalista, al que ahora se encaminan atropelladamente, era la fuente de todos los males del hombre Ahora tenían que aceptar una realidad enteramente contradictoria. Ese conflicto interno, sumado a la incertidumbre económica y al sentimentalismo puro y simple, tiñeron de tristeza la que, en teoria, debería ser la celebración de todos los alemanes. El descontento tuvo sus expresiones más graves en algunos disturbios que se presentaron tanto en Gottingen, una localidad occidental cercana a la frontera con el este, en donde unos mil jóvenes izquierdistas rompieron vitrinas y se enfrentaron con la policía como en Berlín, donde además se presentó el incendio deliberado de dos grandes almacenes.

En varias ciudades estealemanas el ambiente era mucho menos que festivo. En Leipzig, donde nació la revolución incruenta que produjo en menos de 6 meses la liberalización de Alemania del Este, las calles permanecieron vacías, a pesar de que en las primeras semanas del movimiento, la población nunca dejó de salir a las calles para forzar la aperlura democrática. Pero ahora, los grupos que la promovieron, como el Nuevo Foro, se en contraban frente a un resultado que nunca habían buscado. Para ellos, la lucha por la democratización de su país no estaba dirigida necesariamente a su integración con Alemania Federal, o al menos no tan pronto. La mayoría de los líderes de la revolución de 1989, consideraban que la integración con la República Federal sólo debería haberse hecho luego de efectuadas en su país las reforrnas conducentes a que, entre las dos Alemanias hubiera más una fusión en condiciones aceptables, que una absorción pura y simple. Y encima de todo eso, las amenazas del desempleo, de la desaparición de las garantías sociales propias de un estado socialista, y de convertirse en ciudadanos de segunda clase en su propio país, se convirtieron en las causas visibles de esa actitud.

Que la unificación de Alemania se podría constituir en la nueva amenaza para la paz de Europa, es una idea que comenzó a hacer carrera desde que los hechos de 1989 convirtieron ese sueño irrealizable, en una posibilidad tangible. La velocidad con que se desarrollaron los acontecimientos, desencadenada por el derrumbe incontenible de la República Democrática, y acelerada por la gestión del canciller occidental Helmulh Kohl, hacían que en todo el Viejo Continente, y sobre todo en Polonia, Francia y Gran Brelaña, los fantasmas del expansionismo alemán tomaran de nuevo fuerza. No era para menos, pues para muchos resultaba difícil pasar por alto la participación de los alemanes en los conflictos que desangraron a Europa a partir de la se gunda mitad del siglo XIX. Como decía un anciano polaco, "la historia es muy larga, y la gente no olvida tan fácilmente. " Eso explica que en cada discurso que Kohl ha pronunciado desde que comenzó el camino hacia la unión, haya hecho hincapié en que su país ha cambiado, que los alemanes son hombres de paz, y que el expansionismo y el militarismo están definitivamente enterrados. Los nuevos estandartes, según Kohl, han sido reemplazados en el alma germana por la cooperación con el resto de Europa, para la forja de la nueva meta, la integración del continente.

Todo ello puede ser cierto, sobre todo en la medida en que el estado nación ha dado paso, en la geopolítica mundial al estado económico. Hoy se dice que los alemanes estarían más interesados en invertir en sus países vecinos, que en invadirlos.
Pero lo que se afirmaba en relación con Alemania Federal, no necesaria mente podría aplicarse a la nueva Alemania, pues bien es sabido que en política, la suma aritmética es inaplicable y dos más dos no necesariamente son cuatro. Esa observación se hace más aplicable, en la medida en que lo que se llama generalmente "reunificación" constituye más bien la creación de una Alemania enteramente nueva, sin antecedentes, y que, en algunos sentidos, comienza a patir de cero.

En efecto, las dos Alemanias no compartían mucho más que un idioma común (hecha la salvedad de los múltiples dialectos que se hablan en las regiones) y una historia paralela. Las diferencias entre esos dos sectores hubieran podido alejarlos definitivamente de no haber mediado un año excepcional como 1989, así como el otro país germánico, Austria, pasó de la integración "semivoluntaria" del Auschluss de 1938, a convertirse en un país en el que ni se menciona la posibilidad de "regresar" a Alemania.
Las diferencias entre las dos Alemanias se remontar a la epoca en que los pueblos germanos, divididos en múltiples principados se planteaban la unidad con dos modelos diferentes: el austriaco, más occidentalizante, y el prusiano, de tradición firmemente autoritaria Pero los historiadores parecen estar de acuerdo en que el nuevo país nunca existió antes, ni en su territorio, ni en las condiciones políticas, ni tampoco en sus relaciones con el mundo.

Los alemanes, por otra parte, tienen unas relaciones conflictivas con su pasado y con su propia identidad nacional. Ello nace probablemente de que aunque siempre los más ricos y prósperos de Europa carecían de un estado unificado cuando ya todos los países europeos, como España desde Isabel la Católica, o Francia, desde Luis XIV, e incluso casi toda América, incluida Colombia, ya estaban consolidadas como países. Esa cierta conciencia de su superioridad, combinada con la inexistencia de fronteras naturales, llevó a que la lucha por su identidad revistiera caracteres trágicos. Los historiadores, frente a dos guerras mundiales y al holocausto de los judíos, han identificado algunos temas fundamentales de la historia alemana, todos relacionados con la aparente incapacidad de ese pueblo para satisfacer sus aspiraciones nacionales y al mismo tiempo, permanecer en la paz y la democracia. Y sobre todo ello, la cuestión de las dos tendencias dominantes, que parecía exigir una definición.
La historia de Alemania desde su unificación inicial en 1871, suele dividirse en cuatro períodos diferentes, en los que siempre parece predominar una Alemania diferente. La que "inventó" el canciller Otto von Bismarck en esos años, abarcaba desde Alsacia y Lorena, conquistadas a Francia mediante la guerra francoprusiana, hasta la Prusia Oriental. Ese país disponía ya de las características que le acompañarian en sus años posteriores. Era el más poblado de Europa después de Rusia, tenía la economía más poderosa, y un nivel de vida envidiable. Pero, a diferencia del actual, estaba dominada por la tendencia oriental, la prusiana, eminentemente militarista. Al contrario de lo sucedido en otros países, como Francia y Gran Bretaña, Alemania permanecSí lejos de la democracia, dominada por los industriales conservadores y por el puño férreo de la monarquía.

Esa Alemania permaneció inalterada hasta la Primera Guerra Mundial. Si fue o nó la responsable del estallido de la "Gran Guerra", es algo que aún discuten los estudiosos. Pero lo cierto es que su militarismo y su expansionismo tuvieron mucho que ver. Una moderna tendencia historiográfica afirma que ese momento de Alemania está marca do por el profundo antagonismo entre los socialdemócratas -que paradójica mente florecían mejor en la autoritaria región oriental- y las fuerzas ultraconservadoras de los monarquistas, los industriales y los terratenientes. Esa rivalidad alcanzaría después de la guerra características trágicas, pues los militares y las clases dominantes acusaron a los socialdemócratas de ser una especie de "quintacolumna", responsable de la derrota por su oposición interna en plena guerra. Algo que en su tiempo llamaron "la puñalada por la espalda".

Dos días antes de la rendición, el káiser Guillermo II abdicó, y se formó lo que se conoce hoy como "República de Weimar", que vendría, en últimas, a ser la única oportunidad de los alemanes orientales para conocer algo parecido a la democracia. Pero los gérmenes del conflicto continuaban vivos, azuzados por las fuerzas ultraconservadoras que presentaban a la democracia como el producto natural de la humillación y la derrota. Ese era el campo abonado para el resurgimiento de las tendencias belicistas, que esta vez se encarnarían en un personaje funesto, Adolfo Hitler. Las últimas elecciones libres de esa Alemania elevarían a Hitler al poder, y con él, a una doctrina nacionalista y racista, que llevaría a la muerte a su creador, y con él, a seis millones de judíos víctimas del exterminio, y a cinco millones de alemanes, víctimas de sí mismos.

La Alemania de Hitler fue, sin embargo, la que pareció acercarse más al sueño de unificar bajo su bandera a todos los pueblos de origen étnico alemán, e incluso abarcaba a Austria, a la que Bismarck había expulsado de la confederación alemana para dar paso a la preeminencia de Prusia.

Tras la derrota de la Segunda Guerra en 1945, las fronteras de Alemania se modificaron sustancialmenle. La frontera de Polonia se corrió casi 100 kilómetros hacia el oeste, para compensar a ese país por los territorios perdidos a manos de los sovieticos. La antigua Prusia Oriental, con ciudades tan alemanas como Danzig (hoy Gdansk) y Konisber (kaliningrado), donde vivió toda su vida el fílósofo Emmanuel Kant, se dividió entre Polonia y la Unión Soviética, y la población alemana de las áreas segregadas fue trasladada, en la migración forzada más grande de la historia moderna, al interior de las nuevas fronteras. La propia Alemania quedó repartida, como un ponque, entre las cuatro potencias vencedoras, Estados Unidos, Francia, la Unión Sovietica y Gran Bretaña.

Las condiciones para la separación de esa entidad territorial estaban dadas. Al contrario de la verdad oficial de ese tiempo, la separación formal de los dos sectores fue responsabilidad de la dirigencia occidental y eso parece demostrado por el hecho de que la primera en ser proclamada fue la Alemania Federal, en un intento de los aliados occidentales por imponer las reglas del juego a los soviéticos en la reconstitución del país. Como de ante mano se sabía que los rusos no accederían a que Alemania se reorganizara según las normas unilateralmente impuestas por los capitalistas, la división se hizo inevitable.

Por eso, hoy se afirma que el primer canciller federal Konrad Adenauer prefirió una Alemania parcial, pero integrada al concierto capitalista, que una Alemania más grande, pero separada del resto de Europa. Afirmar que esa era una jugada de largo plazo, destinada a demostrar que sus tesis prevalecerían con el paso de los años, resulta demasiado aventurado. Pero hay quien dice que Adenauer sentía que había más futuro en la porción occidental, de mayor influencia de Europa occidental, y por lo tanto más permeable a la democracia,que en la zona oriental, más protestante, dominada siempre por el autoritarismo y el militarismo y, para empeorar las cosas, más inclinado al socialismo desde finales del siglo anterior.

Si ya antes de la guerra eran evidentes las diferencias entre el sector occidental, que miraba hacia el oeste, y el oriental, que miraba al este, las cuatro décadas de historias separadas marcaron de forma mucho más fuerte las diferencias entre ellos.
Alemania Occidental se entregó con gusto a la democracia, dentro de la cual desarrollaron un sistema eleccionario maduro y hasta casi aburrido, los alemanes del oriente vivieron un nuevo absolutismo, el de la dictadura del proletariado, lo que les excluyó de toda probabilidad de madurez política. Eso añade un ingrediente a la actilud de los estealemanes: la absoluta inexperiencia democrática. Para ellos, la unificación es causa de grandes expectativas, en un entorno emocional que hace que sus posiciones políticas esten cargadas más de emotividad que de razón. Eso ha llevado a un extremismo político que se liquidó hace tiempo en el sector occidental. La amenaza de desempleo y de depresión económica a nivel regional, son el campo abonado para ello.

Pero los hechos son tozudos, y las cifras lo son aún más. Lo cierto es que en el centro de Europa surgió un gigante, aunque para los críticos de la idea, como el novelista Gunther Grass, sea más bien un monstruo. Nadie puede saber a estas alturas, si los alemanes podrán hacer por fin las paces con su pasado. Porque, para bien o para mal, lo que se ha producido en Europa no es la recontitución de un país, sino el surgimiento de uno enteramente nuevo.

DATOS DE LA NUEVA ALEMANIA
PODER MILITAR
Alemania Occidental tiene en el presente un ejército de reclutas con un potencial de 500.000 hombres en tiempo de guerra. Alemania Orienlal tiene, a su turno, unas fuerzas armadas integradas por 90.000 hombres. Según un acuerdo celebrado entre Moscú y los aliados occidentales, la Alemania unificada tendrá un ejército compuesto por un máximo de 370.000 hombres.
No se estacionarán tropas de la OTAN en el antiguo territorio de Alemania Oriental. Tampoco se podrán instalar armas nucleares o lanzadores de misiles allí. Las tropas soviéticas deberán regresar a su país hacia 1994.

PERTENENCIA A ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Alemania Oriental se integrará a la jurisdicción de la Comunidad Europea. Dieciocho ciudadanos estealemanes representarán su región en el Parlamento Europeo, con carácter de invilados con voz pero sin derecho a voto. Acuerdos de transición permitirán a Alemania Orienlal cumplir con las regulaciones de la Comunidad.
La Alemania unida será miembro de pleno derecho de la OTAN (Organizacion del Tratado del Atlántico Norte) y pertenecerá a la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Europa.

COMERCIO EXTERIOR
Alemania Occidcntal fue, por sí sola, el segundo exportador mundial de 1989. La nueva Alemania se favorecerá con los vínculos comerciales con la URSS. (Las cifras corresponden a los promedios mensuales, en millones de dólares de Estados Unidos)

País Valor de las Exportaciones menos Importaciones Estados Unidos 30.345 (-9.09)
Alemania Occ. 28.416 5.96 Japón 22.855 5.37
CIENCIA Y TEGNOLOGIA
Los alemanes occidentales han ganado dos premios Nobel y química y cuatro en física en los últimos diez años. Los productos farmacéuticos y la maquinaria industrial son los pilares de la economía. El fuerte de Alemania Oriental está en la tecnología médica y en la biología molecular. La unidad significa que el sistema académico de enseñanza e investigación se ampliarán al este. En el presente, los institutos que investigan en los campos científicos son independientes de las universidades. La industria oestealemana se beneficiará de muchos logros orientales en materia de investigación.

COSAS PENDIENTES
Entre octubre 3 y octubre 14:
Elección de nuevos gobiernos estatales en Alemania Oriental. Los representantes escogidos de las líneas partidistas, representarán los estados aún no creados en Bonn.
Octubre 3 a diciembre 2: Cuatro ministros sin cartera de Alemania Oriental tendrán asiento en el gabinete de Bonn como representantes del territorio. Los candidatos más factibles son Lothar de Maiziere, hasta la semana anterior primer ministro (único elegido popularmente) de Alemania Oriental; Sabine Bergmann-Pohl, la lider de la bancada mayoritaria en el desaparecido parlamento estealemán; GUnther Krause, antiguo secretario de Estado y principal negociador de Alemania Oriental en las conversaciones de la unión, y Hans Jurgen Walter, jefe del partido Unión Social Alemana. La responsabilidad de los ministerios de occidente será extendida a todo el territorio.
Diciembre 2: Los alemanes del este y del oeste elegirán el primer parlamento unificado. El sistema de votación permite que los partidos más pequeños formen coaliciones con organizaciones de mayor peso, para poder acceder a la corporación. Tras las elecciones, se deberá formar un nuevo gobierno en los 30 días siguientes. El parlamento, acto seguido, elegirá al canciller, quien nombrará a los ministros.

ALEMANIA EN CIFRAS
Extensión: La Alemania unificada es el tercer país en extensión en la Comunidad Económica Europea detrás de Francia y España. (km2)
Alemania Occidental 248.630
Alemania Oriental 108.178
Alemania Unida 356.808

Población: Con 78.42 millones de habitantes, Alemania se convierte en el país más populoso de la Comunidad Europea.

Religión:
Alemania Occidental
Católicos 42%
Protestantes 41%
Alemania Oriental
Católicos 7%
Protestantes 40%
Alemania Unida
Católicos 35%
Protestantes 42%

Política: La Alemania unificada adoptará la constitución, las estructuras políticas, los partidos, el sistema parlamentario y administrativo de Alemania Occidental. Alemania Oriental se integrará a la jurisdicción de las Leyes Básicas de su vecina occidental. El parlamento unificado tendrá alrededor de 600 miembros, de los cuales 144 provendrán del territorio oriental. Helmuth Kohl será el canciller (primer ministro), y Richard von Wieszacker el presidente.

Carreteras: (Km)
Alemania Occidental 462.321
Alemania Oriental 154.223
Alemania unida 616.544

DATOS DE LA NUEVA ALEMANIA
PODER MILITAR
Alemania Occidental tiene en el presente un ejército de reclutas con un potencial de 500.000 hombres en tiempo de guerra. Alemania Orienlal tiene, a su turno, unas fuerzas armadas integradas por 90.000 hombres. Según un acuerdo celebrado entre Moscú y los aliados occidentales, la Alemania unificada tendrá un ejército compuesto por un máximo de 370.000 hombres.
No se estacionarán tropas de la OTAN en el antiguo territorio de Alemania Oriental. Tampoco se podrán instalar armas nucleares o lanzadores de misiles allí. Las tropas soviéticas deberán regresar a su país hacia 1994.

PERTENENCIA A ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Alemania Oriental se integrará a la jurisdicción de la Comunidad Europea. Dieciocho ciudadanos estealemanes representarán su región en el Parlamento Europeo, con carácter de invilados con voz pero sin derecho a voto. Acuerdos de transición permitirán a Alemania Orienlal cumplir con las regulaciones de la Comunidad.
La Alemania unida será miembro de pleno derecho de la OTAN (Organizacion del Tratado del Atlántico Norte) y pertenecerá a la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Europa.

COMERCIO EXTERIOR
Alemania Occidcntal fue, por sí sola, el segundo exportador mundial de 1989. La nueva Alemania se favorecerá con los vínculos comerciales con la URSS. (Las cifras corresponden a los promedios mensuales, en millones de dólares de Estados Unidos)

País Valor de las Exportaciones menos Importaciones Estados Unidos 30.345 (-9.09)
Alemania Occ. 28.416 5.96 Japón 22.855 5.37
CIENCIA Y TEGNOLOGIA
Los alemanes occidentales han ganado dos premios Nobel y química y cuatro en física en los últimos diez años. Los productos farmacéuticos y la maquinaria industrial son los pilares de la economía. El fuerte de Alemania Oriental está en la tecnología médica y en la biología molecular. La unidad significa que el sistema académico de enseñanza e investigación se ampliarán al este. En el presente, los institutos que investigan en los campos científicos son independientes de las universidades. La industria oestealemana se beneficiará de muchos logros orientales en materia de investigación.

COSAS PENDIENTES
Entre octubre 3 y octubre 14:
Elección de nuevos gobiernos estatales en Alemania Oriental. Los representantes escogidos de las líneas partidistas, representarán los estados aún no creados en Bonn.
Octubre 3 a diciembre 2: Cuatro ministros sin cartera de Alemania Oriental tendrán asiento en el gabinete de Bonn como representantes del territorio. Los candidatos más factibles son Lothar de Maiziere, hasta la semana anterior primer ministro (único elegido popularmente) de Alemania Oriental; Sabine Bergmann-Pohl, la lider de la bancada mayoritaria en el desaparecido parlamento estealemán; GUnther Krause, antiguo secretario de Estado y principal negociador de Alemania Oriental en las conversaciones de la unión, y Hans Jurgen Walter, jefe del partido Unión Social Alemana. La responsabilidad de los ministerios de occidente será extendida a todo el territorio.
Diciembre 2: Los alemanes del este y del oeste elegirán el primer parlamento unificado. El sistema de votación permite que los partidos más pequeños formen coaliciones con organizaciones de mayor peso, para poder acceder a la corporación. Tras las elecciones, se deberá formar un nuevo gobierno en los 30 días siguientes. El parlamento, acto seguido, elegirá al canciller, quien nombrará a los ministros.

ALEMANIA EN CIFRAS
Extensión: La Alemania unificada es el tercer país en extensión en la Comunidad Económica Europea detrás de Francia y España. (km2)
Alemania Occidental 248.630
Alemania Oriental 108.178
Alemania Unida 356.808

Población: Con 78.42 millones de habitantes, Alemania se convierte en el país más populoso de la Comunidad Europea.

Religión:
Alemania Occidental
Católicos 42%
Protestantes 41%
Alemania Oriental
Católicos 7%
Protestantes 40%
Alemania Unida
Católicos 35%
Protestantes 42%

Política: La Alemania unificada adoptará la constitución, las estructuras políticas, los partidos, el sistema parlamentario y administrativo de Alemania Occidental. Alemania Oriental se integrará a la jurisdicción de las Leyes Básicas de su vecina occidental. El parlamento unificado tendrá alrededor de 600 miembros, de los cuales 144 provendrán del territorio oriental. Helmuth Kohl será el canciller (primer ministro), y Richard von Wieszacker el presidente.

Carreteras: (Km)
Alemania Occidental 462.321
Alemania Oriental 154.223
Alemania unida 616.544