PERU, EN ALERTA
En busca de su reelección, Fujimori ha utilizado la amenaza colombiana como un trampolín <BR>electoral.
Terroristas, son terroristas", suele aclarar en tono severo el presidente Alberto Fujimori
cuando se le toca el tema de los guerrilleros colombianos. El mandatario peruano no se pierde en problemas
semánticos para definirlos y menos en la manera de enfrentarlos: "Combatiéndolos sin concesiones", dice.Para
un observador desprevenido parecería que los guerrilleros colombianos son una temible amenaza para Lima y,
aun si es difícil de creer, los incidentes en la frontera son bastante menos graves comparados con otros
vecinos. ¿Qué hay entonces detrás del tono enfático de Fujimori? Varios factores. Pero el más importante
es que la campaña reeleccionista del presidente enfrenta, por primera vez, las posibilidades de una derrota.
Con más de 70 por ciento de opinión desfavorable la tesis del enemigo externo (en este caso Colombia) es
la última opción del gobierno peruano para seducir al menos parte de un electorado escéptico que sólo
responde favorablemente a los estímulos de la economía y la reducción del desempleo.Los triunfos militares
de Fujimori contra la guerrilla en su país son indiscutibles (aunque quedan sobre el tapete todas las
denuncias por las violaciones a los derechos humanos). Antes de su ascenso al poder casi todos los
peruanos vivían aterrorizados por las acciones de Sendero Luminoso. Hoy la mayoría de los militantes de
ese movimiento guerrillero que no han muerto están tras las rejas. Los éxitos en la lucha contra la guerrilla y
el narcotráfico al imponer, entre otras decisiones, una virtual zona de exclusión aérea a lo largo de la frontera
en la cual se dispara a cualquier nave no identificada, le han merecido los aplausos de Washington.De ahí
que en menos de un año el presidente peruano haya aprovechado una intervención en el Consejo de las
Américas para anunciar que está dispuesto a "combatir, neutralizar y capturar a los terroristas de las Farc
y el ELN"; militarizar toda la frontera y ordenar a sus unidades de contraguerrilla de la Quinta División que
se acantonarán en Iquitos "dispuestas para el combate". Estas acciones vienen acompañadas por una
agresiva campaña a través de los medios peruanos con contundentes mensajes que dejan en los
espectadores la conclusión de que Pastrana es un pusilánime y Fujimori un hombre ganador y de carácter.
Esta imagen le produce buenos resultados en Estados Unidos a la hora de calificar la seguridad regional. Su
estrategia de mano dura ha logrado frutos incluso en Colombia, donde ya se ven grafitos callejeros que
dicen: "Necesitamos un Fujimori".