Especiales Semana

Por la globalización

Grandes aportes de la economía privada favorecerán espacios culturales sostenibles.

4 de agosto de 2007

De acuerdo con un consejo comunal que hizo el presidente Álvaro Uribe Vélez hace un año, entre cerca de 400 intelectuales de todo el país, la tendencia de las actividades culturales se enfoca hacia el lado de la industrialización.

Es decir, la imagen ingenua y altruista va a desaparecer. Y ya se está viendo, la cultura será un negocio más, donde el lucro será el objetivo, no importa si el Estado subsidia parte -como es el caso de los teatreros, a quienes el primer ministro de Cultura que hubo, Ramiro Osorio, les dejó jugosos aportes-, o la empresa privada entrega donaciones.

De otro lado, la globalización continúa imponiéndose. Por eso el Museo Nacional trae importantes exposiciones de diversos puntos de la geografía mundial, prácticamente ignorando el talento nacional, lo cual no es criticable, puesto que acerca más a la aldea terráquea, al sacarla de lo localista.

María Victoria de Angulo de Robayo, directora de este museo, opina sobre el particular que "tendrá que haber una mezcla entre lo público y lo particular. El Estado deberá orientar, pero como los recursos no son suficientes, los gestores tendrán que buscar la sostenibilidad. La cultura es un legado, un patrimonio inmaterial que hay que proteger para que no se pierdan las tradiciones ni las costumbres. Y los que son bienes materiales hay que cuidarlos y conservarlos, y necesitaremos participación nacional. De todos modos, habrá que hacer alianzas entre Estado, empresa privada y sociedad civil, para que todos nos apropiemos de nuestra cultura".

Jota Mario Arbeláez, poeta nadaista, escritor y columnista, tiene otro punto de vista: "Pienso que la pregunta acerca del futuro de la cultura en Bogotá es contraproducente, porque al ritmo que va, con los apoyos cada vez más menguantes del ministerio, la cultura colombiana tiende a desaparecer. Por lo menos en sus manifestaciones externas. Pero siempre habrá creadores geniales y rebeldes que produzcan obras supremas, sin contar con el presupuesto".

No es un secreto que la cultura en Bogotá ha tomado una importancia de grandes dimensiones, tanto, que aparece como uno de los puntos principales en las agendas de los candidatos a la Alcaldía. El tema se convirtió en una forma de encuentro y de participación entre los capitalinos. De una gestión cultural con éxito, en futuras administraciones, dependerá la convivencia de los bogotanos.