Especiales Semana

Primero los niños

El próximo 28 de abril se celebra en Colombia el Día del Niño.

21 de mayo de 2001

Si en Colombia se acordaran de nosotros el país sería distinto”, dice el pequeño Sebastián mientras habla de porqué quiere ser elegido personerito en la localidad de Soacha. Después de contar cómo piensa promover los derechos de los niños en su comunidad se zambulle en una piscina de pelotas con sus amigos y se olvida de sus aspiraciones electorales para entregarse al placer del juego. A su alrededor también corretean, pintan, arman, desarman y aprenden varios niños que, como él, asisten a la ludoteca inaugurada en la Casa de la Cultura de Soacha. Sebastián es uno de los 1.000 pequeños que mensualmente se benefician del programa de ludotecas-naves que adelanta la Corporación Día del Niño, presidida por la primera dama de la Nación, Nohra Puyana de Pastrana. En total se han abierto 25 ludotecas en diferentes ciudades y municipios del país. En ellas se han dispuesto espacios recreativos para niños entre los 5 y los 12 años, dotados con computadores, televisores y material didáctico, entre otros elementos, que contribuyen al esparcimiento y la recreación de los niños colombianos.

“No solamente es el juego por el juego —dice Elizabeth Hurtado, una de las ludotecarias—, se trata de trabajar por un mejor aprovechamiento del tiempo libre como complemento a la formación de estos niños, que en muchas ocasiones son desplazados que llegan a las comunas y cinturones de miseria que rodean a Bogotá”.

El proyecto de las ludotecas-naves arrancó por una iniciativa del sector privado que cobró vida gracias a la labor de la primera dama de la Nación (ver entrevista) y que ha logrado consolidar una serie de programas a nivel municipal, departamental y nacional. Según Ruth Camelo, directora de la Corporación Día del Niño, “ésta se creó con la idea de ser la pionera en Colombia en el diseño y desarrollo de una fecha que nos está recordando que los niños no sólo deben ser escuchados, sino que también nos demandan poner en práctica lo que dicen y sienten. Ojalá podamos programar un Día del Niño en el que ellos mismos nos digan cómo quieren celebrarlo”.

Detrás de los logros obtenidos por las iniciativas de la primera dama, los empresarios y las entidades públicas y privadas de todo el país, hay que destacar el deseo de ayudar a miles de niños que padecen incontables problemas como consecuencia de la difícil situación de orden público, el maltrato, la discriminación y la falta de programas de este tipo que rescaten sus derechos y los hagan valer en medio de las dificultades. No se trata, pues, de poner en boca de los niños el discurso de los adultos y de dejar en sus manos las complejas tareas que los grandes no han podido resolver. El espíritu de estas iniciativas parte del hecho de que la niñez no es solamente el futuro del país sino también su presente inmediato y es allí donde hay que empezar a trabajar.

“Uno de los grandes retos que tenemos es enseñar a la sociedad a mirar con ojos de niño y no a la inversa. La más importante muestra de diversidad en una sociedad está en su población infantil”, dice Carlos Alberto Rico, director de la Fundación Colombiana de Tiempo Libre y Recreación, Funlibre, y miembro del consejo de la Corporación Día del Niño. Si bien es cierto que los niños colombianos están en medio de un país violento, sacudido por la miseria y la falta de oportunidades, también hay que decir que en ellos se gesta la oportunidad para que nuevos ciudadanos intenten la reconciliación y no la guerra, la sonrisa y no el insulto, la herramienta antes que el fusil. “La Patria es la infancia”, escribió Ernesto Sabato. Y es hacia los niños que el país debe volver sus ojos, no para mirarlos en la magnitud de su indefensión, sino para compartir la alegría de sus juegos y aprender más de su infinita capacidad de soñar. El 28 de abril es una buena ocasión para comenzar.