Especiales Semana

PRUEBA DE FUEGO

En el desfile de vestido de baño lascandidatas se jugaron una de sus cartas para lograr el título de Señorita Colombia.

9 de diciembre de 1996

Los nervios estaban a flor de piel. Frente al espejo cada una se echó la bendición. Con paso lento se dirigieron en busca de la pasarela. Afuera el bullicio era ensordecedor y cerca de 300 personas esperaban impacientes que los animadores dieran comienzo a la función.Era la primera vez que las 22 candidatas se enfrentaban en traje de baño al ojo crítico de la prensa. Allí se jugaron su primera carta en busca de los puntos suficientes que las ubicaran en la recta final del título de Señorita Colombia. Durante hora y media los expertos en belleza examinaron sin piedad a cada una de las concursantes. Al final las apuestas estaban mucho más divididas. Algunas de las favoritas se mantuvieron a la cabeza. Pero otras, que en los primerosdías habían permanecido a la expectativa, subieron como la espuma.Para las que perdieron puntaje había un gran consuelo: el jurado calificador, que al final tuvo la última palabra, no estuvo presente y eso les dio una segunda oportunidad, pues tres días después se repitió el desfile. Esta vez en la piscina del Hotel Hilton, con televisión en directo y con el jurado frente a ellas. Sin embargo las cosas no cambiaron mucho. Sin lugar a dudas la gran perdedora de esa primera prueba en vestido de baño fue la representante de Huila, Maritza Eugenia Rubio, una de las favoritas para el título desde que pisó tierra cartagenera. La opita descrestó por su altura, color de piel, elegancia y porte. Pero a la hora de mostrar sus encantos las cosas fueron a otro precio. Cuando salió a la pasarela los asistentes enmudecieron. Sin embargo, unos segundos después, el comentario fue unánime: su cuerpo desencantó. Se habló de que no tenía cintura ni cola. Que sus piernas, si bien eran largas, estaban demasiado delgadas. Ella, sin importarle los comentarios de quienes la seguían impávidos con su mirada, desfiló segura y convencida de que en las pasarelas de Miss Universo importa mucho más la estatura y la elegancia. Mientras los seguidores de Huila se lamentaban por esta salida en falso, los fanáticos de Santafé de Bogotá, Chocó, Antioquia, Cauca, Cartagena y San Andrés no cabían de la dicha. Sus candidatas dejaron en claro que estaban para grandes cosas en Cartagena. Pero en ese primer desfile quien se robó el corazón de los críticos fue la candidata de Meta, Pilar Schmitt Fernández, una hermosa y descomplicada rubia que con su arrolladora personalidad puso a más de uno a pensar en el Claustro de las Animas que de pronto el Llano repetía corona.Dos horas después finalizó el desfile. Cuando las 330 personas abandonaron el Centro de Convenciones estaban convencidas de que la carrera hacia el título estaba muy reñida. Lo único claro que tenían era que la firma Armonía, patrocinadora oficial del desfile en vestido de baño, se había anotado un hit con sus diseños, colores y estampados, confeccionados para ese día de prueba de fuego.