Especiales Semana

Puntos y pintas

Este año los diseñadores aprovecharon el reinado para lanzar el último grito de la moda.

14 de diciembre de 1992

COMO TODOS LOS AÑOS, EL reinado de Cartagena se convierte en el termómetro para medir en que andan los diseñadores colombianos. Fueron 14 días que las candidatas pasaron prácticamente sobre las pasarelas, en las que en cada evento tuvieron la oportunidad no sólo de mostrar sus atributos físicos sino de lucir un promedio de 17 vestidos, por candidata. Este desfile hace que el concurso sea la mejor vitrina para los diseñadores.
Pero también como todos los años, tampoco faltaron las críticas de los "especialistas", y no fueron pocos los que llegaron a afirmar que algunas participantes parecían vestidas por sus peores enemigos.
Sin embargo, la versión del reinado de 1992 dejó la sensación de que por fin los diseñadores pensaron en la comodidad y la elegancia de las candidatas. De los vestidos confeccionados con toneladas de tela y aderezos e incómodos accesorios, se dio paso a trajes elegantes o al menos más prácticos para el agitado trajín del reinado.
Una nueva nota en las pasarelas fueron las prendas en tejido de punto y crochet. Claro que también este año los asistentes coincidieron en que pocas veces se había visto tanto destape junto. Pero cuando de ganar se trata, como en la guerra y en el amor, todo está permitido. Las faldas largas y amplias con aberturas tan atrevidas que salían casi desde la misma cintura fueron el grito de la moda en este año. También los cambios se reflejaron en el pantalón. Ya no ceñido al cuerpo que hizo furor el año pasado sino holgado y amplio pero con ingrediente: confeccionado en velos o encajes que dejaban traslucir los encantos de las candidatas . Pero la nueva tendencia de la moda no logró destronar a la minifalda. Lo cierto es que para lucir unas piernas largas y bien contorneadas, mejor prenda no puede haber. Así lo entendieron las candidatas quienes prefirieron lucir sus piernas llevando minis en la mayoría de los desfiles ante el público. Las blusas en tejido de punto y crochet también estuvieron en furor, compitiendo con los escotes.
Desde luego en este mundo de fantasía no podían faltar las lentejuelas y la pedrería. No fueron pocas las que se inclinaron por estos llamativos diseños incluso en los trajes de calle, como una forma de dar brillo a sus figuras . El sastre, al estilo de los años 60 también predominó en este reinado. Las grandes ausentes fueron las incómodas pavas que en otros años hacían parte del uniforme del día de llegada. Lo cierto es que este año la mayoría de los diseñadores se lanzó a la aventura de la originalidad, pero no todas las candidatas que lucieron sus creaciones salieron bien libradas.
Paola: Un año después
Antes de entregar la corona, Paola Turbay contó como vivió el reinado y cuáles son sus proyectos para el futuro.
AL FILO DE LA MEDIA NOche del pasado 16 de noviembre, Paola Turbay desfiló por última vez como reina Nacional de la Belleza por la pasarela del Centro de Convenciones Cartagena de Indias, segundos después entregaría el cetro y la corona a su nueva sucesora. Fueron 365 días de un reinado que la llevaron por todos los rincones del país y que a mediados de este año la pusieron a las puertas de un segundo título de Miss Universo para Colombia, reviviendo en los colombianos las emociones vividas 30 años antes cuando Luz Marina Zuluaga convirtió este sueño en una realidad.
Pero no sólo su destacado papel en Miss Universo ha llevado a Paola Turbay a ser considerada uno de los personajes nacionales del año que está a punto de expirar. Porque más allá de sus enormes ojos verdes, su piel color canela y sus 90-60-90, esta su arrolladora personalidad que es la clave de su éxito en las metas que se ha fijado. Cuando llegó a Cartagena hace un año, lo primero que dijo fue que ella iba a ser la Señorita Colombia; 12 días despues lo logró.
Cuando empacó maletas y se fue para Miss Universo dijo que en Colombia ya era hora de que hubiera otra Luz Marina Zuluaga. Cuando el Concurso Nacional de la Belleza atravesaba por uno de sus momentos mas críticos, al perder a principios de este año la franquicia de Miss Mundo, Paola emprendió una cruzada en todo el país para rescatarlo. Este año hubo record de participación: 28 candidatas.
Por todo eso, Paola Turbay es hoy considerada la sucesora de Susana Caldas, la reina de reinas de la última década. Susana se ganó el corazón de los colombianos en 1983 cuando encarnó el papel de la mujer clásica, que sueña con casarse y tener un lindo hogar. Ella lo logró, hoy espera su tercer hijo. Paola es hoy el prototipo de la mujer moderna, ejecutiva, que le gusta el poder y sabe cómo utilizarlo." Uno no se puede quedar viviendo de la belleza -dijo-. Esta se hereda, pero la inteligencia se trabaja y de la forma como la manejemos depende el éxito o el fracaso de los retos que nos imponemos".
SIN PERDER TIEMPO
Y los retos que se impuso Paola Turbay desde que fue elegida Señorita Colombia se cumplieron. Desfiló para obras de beneficencia en 85 oportunidades. Con ello logró que se recaudaran fondos por 250 millones. Una cifra que nunca antes una reina habia alcanzado. Eso le significó viajar por todo el país, conocer de cerca un poco más la realidad nacional. Suficiente para que desde hace varios meses ronde por su cabeza la posibilidad de lanzarse a la política. "Lo he pensado seriamente. Me gusta. Las experiencias que he vivido durante este año me han enseñado que el país necesita de muchas manos para salir adelante. Lo que ocurre es que hacer política en Colombia es muy complicado. Hay que pensarlo con más calma en el futuro".
Pero no sólo Paola desfiló para obras de beneficencia. Las agencias de publicidad encontraron que ella podía ser un excelente "gancho" para sus clientes. El resultado no pudo ser mejor. Cerca de una docena de comerciales para televisión, contratos especiales para lanzamientos de productos, desfiles privados con las principales casas de modas. Pero los ofrecimientos no paran ahí. Hoy tiene ofertas de Estados Unidos, Francia, Italia y España para trabajar mínimo un año en las principales agencias de publicidad. No son propuestas de "papel", son contratos en los que están especificados el tipo de trabajo que le ofrecen y el pago que le van hacer. Y las cifras en dólares son demasiado tentadoras. "Son muy buenas ofertas, pero yo no quiero terminar de modelo. Mis metas son otras muy diferentes. Primero que todo debo terminar mi carrera de sicóloga".
Como el trabajo ha llegado a manos llenas, Paola se ha convertido lentamente en una empresaria. Ella es quien personalmente estudia y decide cuáles son las propuestas que va a aceptar. En un principio, cuando sólo era Señorita Colombia, tenía una tarifa definida por su trabajo. Cuando llegó con el título de Virreina Universal las cosas cambiaron y las tarifas pasaron a cifras que superan los seis dígitos.
"Uno no puede quedarse dormido en los laureles. Yo he forjado una imagen y eso me ha costado mucho. He tenido éxito, suerte, y hoy la vida no puede ser más generosa conmigo. Pero igualmente tengo que sacar provecho de lo que yo misma construí. Muchos piensan que me he vuelto millonaria. Eso no es cierto, me he ganado unos cuantos pesos, pero no los que todos se imaginan".
La estrella de la buena suerte que ha acompañado a Paola a lo largo de su reinado nunca ha dejado de brillar. Si bien el jurado de Miss Universo no le dio la corona, si le abrió las puertas en otro aspecto. Paola también ha recibido ofertas de Holanda, Brasil, Bélgica, Australia y el mismo Venezuela, para que asesore a las reinas de sus respectivos países en los eventos internacionales en los que van a participar. "La idea que ellos tienen es que las niñas vengan a Bogotá y trabajen conmigo no sólo en el aspecto de belleza sino de personalidad. Ellos han encontrado en mí una especie de horma para sus reinas. Es algo muy extraño y que me sorprende".
Pero la sorprende mucho más los cientos de cartas que le han llegado de todo el mundo en las que la reconocen como la verdadera Miss Universo. Y de muchos países ha recibido invitaciones para que Paola presida desfiles de beneficencia en reemplazo de la propia Miss Universo. Todo ello se debe a la forma como se ganó a la gente en ese concurso. En medio de 60 participantes que hablaban todas un idioma diferente, Paola se las ingenió para que cada vez que se dirigían a ella lo hicieran por su propio nombre en lugar de Miss Colombia. Y no sólo las demás candidatas sino los directores y productores de la transmisión de televisión, quienes terminaron por incluirla en 17 tomas del baile de coronación.
EL FUTURO
El pequeño discurso que escribió para despedirse como Señorita Colombia la noche de la velada de coronación, lo hizo sola en su cuarto. Ese día se retiró unas horas del barullo del concurso para recordar cada uno de los momentos que vivió durante el último año. Llegó a muchas conclusiones. Entre ellas, que nunca ha sido la mujer mas linda de Colombia. Esta segura de que por los caminos y las calles de las ciudades del país hay mujeres mucho más bellas, con la diferencia de que Paola fue elegida como su representante. Por eso, desde el primer día de reinado se trazó la meta de mostrar no sólo la belleza física sino la espiritual de la mujer colombiana. Entre sus reflexiones, Paola sabe que su reinado ha llegado a su fin y que tiene que empezar a recorrer otros caminos. Pero todos esos caminos deben llevarla a realizar un papel tanto o más importante que el que acaba de cumplir. Porque siempre esa ha sido su meta. Nunca se ha conformado con segundos lugares, siempre quiere estar vigente y en primer plano.
"Yo quiero tener poder. Nombre. Ser una ejecutiva de talla mundial. Y esos pasos los estoy dando. Tengo una oferta de varias personalidades mundiales para que yo me convierta en su vocera. Ese es el camino que he elegido. Pronto volverán a oir hablar de mi. Pero no de la reina, sino de la gran ejecutiva". Porque su sueño es estar tras un escritorio donde tome decisiones y que esas decisiones tengan resonancia mundial. Mientras el sol rojizo cae sobre la bahía de Cartagena, Paola está perdida en sus pensamientos. Su cuarto está inundado de vestidos, zapatos, maquillaje, flores, regalos y cartas. Son muchas. De enamorados empedernidos, propuestas de trabajo, de políticos... Y entre todas ellas hay una que le llama la atención. Se la escribió un admirador que vive en Venezuela para contarle que en el Capitolio Nacional, al lado de las fotos de las Miss Universo venezolanas, colocaron la suya. "Esas son las cosas que nunca podré olvidar. Pero ha llegado el fin y hay que aprender a volar en el momento más apropiado". Y ese momentó llegó el lunes pasado, cuando el cetro y la corona pasaron a otras manos. Pero su reinado pasará a la historia y compartirá los honores que se han rendido a Luz Marina Zuluaga y Susana Caldas, y tal vez pasarán muchos años para que aparezca la sucesora de Paola Turbay. -