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¡Qué calidad!

A su salida del CNA, después de cinco años de estar a la cabeza, Guillermo Hoyos, su coordinador, habla de la calidad de la educación superior en Colombia.

26 de agosto de 2005

Desde hace 10 años, el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) tiene la misión de evaluar los programas y -desde hace tres años- las universidades del país, para decir si merecen la acreditación de alta calidad. Actualmente, sólo 10 han pasado el filtro: Universidad de Antioquia, del Valle, Tecnológica de Pereira, Universidad Industrial de Santander, Universidad Javeriana, Eafit, Los Andes, Externado, Rosario y la Universidad del Norte.

Guillermo Hoyos, un hombre que ha dedicado su vida a la formación propia y las de los demás, concluyó la semana pasada su periodo de cinco años como coordinador del CNA. Por sus manos pasaron cientos de solicitudes de universidades que sienten que tienen las condiciones para someterse a una estricta evaluación de calidad. A su salida, Hoyos habló con SEMANA sobre la realidad de la educación en Colombia, en términos de calidad.

SEMANA: ¿Cuáles son los criterios para acreditar un programa de alta calidad?

Guillermo Hoyos: La acreditación de alta calidad es voluntaria. Para evaluar los programas, se miran varios factores: Misión del programa, planta docente, líneas de investigación, publicaciones, recursos académicos: biblioteca y medios audiovisuales, recursos físicos y financieros. Si el programa cumple con las condiciones, decidimos por cuánto tiempo se le otorga esa acreditación que va entre los tres y los 10 años.

SEMANA: ¿Cuántos programas hay acreditados en el país?

G.H.: Trescientos veinte. Son pocos, pero hay universidades comprometidas en invertir en calidad.

SEMANA: Y la acreditación de universidades, ¿de qué depende?

G.H.: Una primera condición para que una institución se pueda someter a la acreditación es que ya tenga mínimo cinco programas acreditados en cinco áreas diferentes. Un aspecto muy importante para la acreditación institucional es la pertinencia, qué tanto está comprometida la institución con la sociedad. Se mira la fortaleza institucional, la planta docente como una totalidad y una cantidad de cosas más. Hay universidades que dicen que tienen 800 profesores y se va a revisar y resulta que sólo 41 son de tiempo completo y que los doctores hay que buscarlos con lupa, entonces así no funciona.

SEMANA: ¿Por qué una universidad como la Nacional, que goza de prestigio, no está acreditada?

G.H.: La Universidad Nacional tiene una ley propia y cuando surgió el tema de la acreditación, el rector de ese entonces, el doctor Moncayo, se negó a que la miraran y la evaluaran otros, así que decidió que ellos mismos buscaban sus pares, se autoevaluaban y se acreditaban ellos mismos. A su llegada, Marco Palacios decidió incluir la Nacional en el proceso de acreditación de todo el mundo. En este momento ya se hizo todo el proceso del programa de enfermería y tenemos sobre la mesa 15 programas más, y estoy seguro de que la Nacional va a entrar al proceso por la puerta grande.

SEMANA: ¿Qué concepto tiene de los programas de licenciatura en Colombia?

G.H.: Se los ha tratado mal. Lo cierto es que hoy día hay programas en licenciatura, por ejemplo en la Universidad Pedagógica, que son óptimos. La gente suele pensar que las universidades dedicadas a los programas en licenciaturas son 'chandas', 'gozques' y no, son universidades que ofrecen programas muy buenos. Claro que hay programas malos, pero la mayoría son buenos.

SEMANA: ¿Los Ecaes miden la calidad de las instituciones?

G.H.: No pensamos, como lo sugirió una vez el señor Bogoya, director del Icfes, que los Ecaes reemplacen la acreditación, pero nos parece que son un insumo importante para mirar y hablar de calidad. Los Ecaes miden mucho más al estudiante -el producto- , nosotros miramos mucho más los procesos.

SEMANA: ¿Cuáles son los mitos en relación con la calidad?

G.H.: Que a mayor costo, mejor calidad. Eso no es cierto. No siempre las universidades de matrículas más altas forman los mejores seres humanos y eso cuenta mucho en la calidad. Los padres no deberían fijarse sólo por el ranking, sino por la calidad humana, la formación integral que dé la institución a sus hijos. En la educación pública, por ejemplo, los costos son bajos y hay universidades de altísima calidad.

SEMANA: El año pasado hubo debate porque no aparecía ninguna universidad colombiana en el 'ranking' de las 500 mejores del mundo ¿por qué no están ahí?

G.H.: La experiencia que tengo en acreditación en Iberoamérica me permite decir que las 10 universidades colombianas acreditadas no tienen que envidiarles a otras del continente que sí estaban. Hay que dejar la calentura de que la única manera de formarse bien es en Estados Unidos, además, los rankings los hacen ellos mismos. Que no estemos en esos rankings no quiere decir que no tengamos nada bueno, quiere decir que no hemos hecho la suficiente visibilidad porque sale sumamente costosa y más vale la pena hacer la inversión en bibliotecas y recursos. Creo que por lo menos tres universidades colombianas podrían estar entre las 500 mejores del mundo.

SEMANA: Usted ya está de salida, ¿qué le queda?

G.H.: La satisfacción de que la Universidad Nacional se incluyera en el sistema y haber iniciado la acreditación de instituciones.