Especiales Semana

Robo de arte

Ola de robos y saqueos de obras de arte en el país.Detrás de ella se esconde una mafia de ladrones, falsificadores y lavadores de narcodólares.

30 de agosto de 1993

LAS DENUNCIAS SON CADA DIA MAS FREcuentes. Se habla de un cuadro original de Picasso que fue robado a una crítica de arte, de dos obras de Fernando Botero hurtadas a un coleccionista privado, de un cuadro de Alejandro Obregón que se perdió en el Instituto de Cultura del Tolima, del atraco al Museo de Arte Religioso de Santa Fe de Antioquia...
Se habla de que a pintores como Enrique Grau, David Manzur, Armando Villegas y Carlos Rojas, entre otros, los han robado en sus propias residencias y se han llevado varios cuadros de su más reciente producción. Museos, galerías, coleccionistas, iglesias, artistas... todos están siendo víctimas de lo mismo: las mafias dedicadas al robo y tráfico de arte. En este año se han registrado más de 10 casos. Y según las autoridades, por cada robo que se reporta hay tres que no se conocen.
Los artistas que no venden en galerías sino que exponen la obra en su propia casa, parecen ser los primeros blancos. A Armando Villegas le robaron 26 obras que estaban avaluadas en 150 millones de pesos. "Entraron a mi casa, me encañonaron y se llevaron los cuadros -explica el pintor-. No sé a dónde se fue mi obra. Pero de lo que sí estoy seguro es de que el que les informó sobre mí fue una persona que se hizo pasar por cliente y que logró ganarse mi confianza ".
Algo similar le sucedió a una pintora y comercializadora de arte extranjera que reside en el país, y que pidió no hacer público su nombre, a quien la misma persona que aseguró estar interesada en su obra le robó 16 de sus cuadros. Una valiosa colección dentro de la cual había un Picasso original -Retrato de un hombre con pipa, avaluado en 12 millones de dólares-, un Zurbarán y un cuadro de Bartolomé Murillo, de dos millones de dólares. Algunas de las obras se recuperaron justo en el momento en que iban a ser vendidas a una persona en Cali. Pero la mayor parte se halla en el mercado negro.
En la misma situación se encuentran dos obras de Fernando Botero, una escultura -Mujer acostada-y un pastel -El cardenal-,que fueron robados a un judío que regresaba al país y que traía por avión su colección de arte. Tan pronto salió del aeropuerto, fue interceptado por delincuentes que se llevaron las obras, avaluadas en 250 mil dólares.
MERCADO NEGRO
Esta proliferación del robo, tráfico y falsificación de obras de arte no existiría si no tuviera detrás un mercado negro dedicado a fomentarla. Se trata de una larga cadena de delitos cuyo último eslabón, en gran parte de los casos, es el lavado de dólares del narcotráfico. Los carteles encontraron en la compra y venta de arte la mejor forma de limpiar el dinero derivado de la droga. O al menos de poder usarlo para su provecho personal. En efecto, la adquisición de una obra de arte, que suele ser pagada en una cuenta internacional, les permite utilizar los dólares que andan volando en el exterior y obtener así una propiedad en el país, que pasa a formar parte de su fortuna personal o puede negociarse de nuevo con dinero totalmente legal.
La mafia está perfectamente organizada. Aunque el trabajo sucio lo hacen delincuentes comunes, relacionados también con hurto a bancos y joyerías, la cabeza de las bandas son personas de cuello blanco -llamados iniciadores- que son los encargados de crear los vínculos en el círculo artístico y de sacar a la venta las obras robadas. Se trata de especialistas en arte, que suelen frecuentar galerías, colecciones privadas, residencias de los artistas, y que saben qué obras pueden ser robadas y a quién se las pueden ofrecer.Las autoridades han detectado en el país la existencia de por lo menos 10 de estos iniciadores. En Barransluilla, Cali y Medellín se trata de personas vinculadas al gremio de galeristas y, en Bootá, es una persona que pertenece al limitado círculo artístico. Los investigadores ya conocen los nombres, pero SEMANA se abstiene de revelarlos para no entorpecer la investigación.
El negocio de estos iniciadores con los miembros de las mafias no consiste únicamente en ofrecerles cuadros robados sino también en cumplir sus encargos. En muchas ocasiones son los propios miembros de la mafia los que hacen sugerencias de robar una determinada obra de arte. En este caso el procedimiento es el mismo. El intermediario localiza en dónde se puede encontrar el cuadro y contacta la banda para el robo. Los delincuentes llegan al lugar donde esté la obra, se hacen pasar por miembros de la Policía y realizan el asalto. En los robos por encargo resulta más difícil seguir la huella de las obras o de los ladrones, pues los cuadros ni siquiera alcanzan a entrar al mercado negro. Ya tienen compradores fijos.
PRECIOS INFLADOS
La participación del narcotráfico, sin embargo, no sólo está en la compra sino también en la venta de arte robado.Las autoridades confiscaron en una ocasión, por ejemplo, obras hurtadas -de importantes artistas internacionales- a un miembro de la mafia que pretendía venderlas a precios más elevados en el país. No hay duda de que algo similar sucede con muchos de los narcotraficantes que en sus épocas de bonanza, durante los años 70 y principios de los 80, compraron obras de arte, no sólo en el mercado negro sino a través de intermediarios en las más reconocidas galerías del país.
Fue tal la presión que se vivió en el medio artístico debido a esa inmensa cantidad de obras que se vendieron, que los precios del arte se inflaron llegando a niveles desproporcionados. Los expertos aseguran que este interés del narcotráfico en el arte colombiano terminño perjudicando a la propia pintura nacional porque la situó en costos irreales. Pero ese auge pasó. Los precios cayeron y ahora esos mismos cuadros están regresando al mercado nacional e internacional.
Obregones, Boteros, Graus, que hace algunos años adornaban las lujosas casas de los miembros del cartel dc Medellín -cabe recordar la extensa colección que se dio a conocer tras el allanamiento del edificio Mónaco, de sl Pablo Escobar- están de nuevo a la venta. Varios miembros de los carteles, especialmente el de Medellín, han comenzado a tener problemas de liquidez debido a la presión que ha caído sobre ellos en estos últimos dos años. Y muchas de esas obras están entrando al mercado negro o volviendo a las galerías a través de los intermediarios que las compraron años atrás.
COPIAS PERFECTAS
Pero el problema no para ahí. Las mismas bandas de delincuentes que roban el arte original se dedican a contactar imitadores para entregar, en lugar de los cuadros originales, una copia de la obra. El negocio, entonces, resulta verdaderamente redondo. Aunque altamente riesgoso. Se han conocido por lo menos dos casos -uno en Cali y otro en Barranquilla-en donde los llamados iniciadores han tenido que huir del país luego de haber intentado estafar a narcotraficantes con cuadros no originales.
Lo cierto es que los engañados no son sólo los compradores. Galeristas, e incluso los mismos artistas, han quedado sorprendidos de la calidad de las actuales falsificaciones. En el mercado abundan copias -unas burdas y otras casi irreconocibles- de Botero, Obregón, Villegas y muchas de arte colonial. Se sabe que en Cali se realizan, por ejemplo, unas falsificaciones tan buenas de Obregón que resulta difícil distinguirlas de un original. Y hasta la conocida revista Christies, especializada en subastas de arte internacional, en su edición dedicada a Fernando Botero hace apenas dos meses, publicó en su portada un cuadro que resultó ser una perfecta falsificación.
Sin embargo, para el objetivo de lavado de narcodólares, que es lo que está detrás de esta mafia de robo y tráfico de arte, poco importa que se trate de una copia barata, o incluso de una obra no terminada, con tal de que tenga bien clara la firma del artista. Es conocido el caso del maestro David Manzur, a quien atracaron en su propio estudio y lo obligaron a firmar unos cuadros que aún no estaban acabados. "Puse mi nombre con carboncillo, sabiendo que con este material no se firma un cuadro -anota Manzur-. Además, marqué uno en la pura mitad. Es decir que la obra se dañó, pero los ladrones no se inmutaron". De cualquier forma, esos cuadros tienen salida en el mercado negro.

ARTE RELIGIOSO
Esta mafia no sólo está tras la obra de los artistas contemporáneos. De hecho existe un amplio mercado, sobre todo internacional, que está interesado en los cuadros de arte religioso de los siglos XVII y XVIII. Las bandas de delincuentes reciben continuos encargos de parte de coleccionistas privados de España, Italia y Estados Unidos que pretenden conseguir obras de los grandes pintores de la Colonia. En el saqueo que se presentó en el Museo de Arte Religioso de Santa Fe de Antioquia -quizás el más grande que se ha registrado de esta clase de arte-, se robaron 18 obras, entre ellas seis cuadros originales de Gregorio Vásquez y Ceballos (ver recuadro).
La pregunta que muchos se hacen es a dónde se está yendo tanto el arte religioso como el contemporáneo. Para muchos expertos resulta poco creíble que obras de artistas colombianos -con excepción de un Botero- tenga tal demanda internacional, que incluso se estén contratando bandas de delincuentes para alimentar el mercado. Un galerista consultado por SEMANA considera que "el valor de una obra de Vásquez y Ceballos en España o en Italia es de cero frente al arte religioso de cualquier artista europeo que fácilmente se puede encontrar allí".
Pero esto va en contra de lo que refleja la realidad. Los hechos demuestran que el arte colonial, en particular, tiene una excelente acogida en varios países europeos. De hecho gran parte de las obras robadas están saliendo por barco o avión directo a las residencias de los coleccionistas privados de estos países, muchos de los cuales también forman parte del narcotráfico y tienen nexos con los miembros de los carteles colombianos. Y es que, al parecer, detrás del negocio a nivel internacional están las mismas manos:grandes redes internacionales de compra y venta de arte a cargo de personas vinculadas con el tráfico de drogas, una de las cuales, según las autoridades colombianas, estaría liderada por Fidel Castaño.
Hace menos de dos semanas las autoridades de Roma denunciaron que miembros del narcotráfico colombiano, italiano y chino están involucrados en el robo de arte que se viene presentando en ese país y que ha afectado un gran número de museos y de colecciones privadas. Igualmente quedaron al descubierto las fuertes relaciones que existen entre ambas mafias para el comercio de obras de arte provenientes de Suramérica.
FIRMAS OCULTAS
Todo esto tiene alarmado al círculo artístico. Y con razón. La lista de pintores, galerías, museos, colecciones privadas, que han sido víctimas de los atracos podría no acabarse nunca. A pesar de los esfuerzos de las autoridades y de las investigaciones en curso, no ha sido fácil identificar a los iniciadores, que se hacen pasar por expertos en arte y que en realidad están planeando el próximo golpe.
La situación es especialmente grave para artistas y galeristas. Y ellos mismos están empezando a tomar medidas. Con tanto cuadro robado y falsificado, algunos pintores optaron por inventarse ciertas señales individuales para que sus clientes no caigan en ninguna de las dos trampas. Unos sólo firman sus obras cuando están camino a la galería y otros colocan ciertas huellas escondidas que ni el mejor imitador podría copiar. Por su parte, los galeristas están tratando de que cada obra tenga su hoja de vida, que señale quiénes han sido sus propietarios y que demuestre su autenticidad. Porque son muchos los casos en los que los propios certificados de autenticación han sido falsificados.
Pero los que deben estar más atentos son los compradores, pues algunos anticuarios y galerías de poco prestigio están sirviendo de salida para la venta de obras de arte del mercado negro. Por eso si se piensa adquirir un cuadro -sobre todo si se trata de Boteros u Obregones- lo mejor es acudir a galerías serias y reconocidas y no hacerlo a través de intermediarios. De otra forma, puede ser que se esté adquiriendo un cuadro robado, una buena falsificación, o contribuyendo a lavar dólares del narcotráfico. Así que lo mejor es ponerle mucho ojo al arte. -

¿EL ROBO PERFECTO?
UN DOMINGO A LAS SEIS DE la tarde, un grupo de delincuentes entró al Museo de Arte Religioso de Santa Fe de Antioquia y se llevó la colección completa de obras coloniales, avaluada en más de 200 millones de pesos, y de la que formar ban parte seis cuadros originales de Gregorio Vásquez y Ceballos. Esto sucedió hace dos meses, y a pesar de que las autoridades han tratado de seguirle el rastro a los asaltantes, hasta el momento no se ha logrado dar con el paradero ni de la banda ni de ninguna de las obras.
Este no ha sido el único caso de robo de arte religioso. De hecho, en los últimos meses la mafia del arte ha asaltado, entre otras, la colección de obras del Santuario de la Peña, de la iglesia de San Sebastián de Tenerife, del Colegio Agustiniano, en Bogotá, y de la iglesia de los Confines, en Santander. Sin embargo, el caso que tiene perplejos a los organismos de seguridad es el de Santa Fe de Antioquia. Incluso aseguran que se trata del robo perfecto.
Los datos que han arrojado las investigaciones son contradictorios. Unos señalan que el trabajo lo realizó una de las mafias nacionales y que las obras se encuentran en Bogotá, aunque todavía no han salido al mercado. Sin embargo, cada día se hace más fuerte la teoría de que en este caso en el cual los ladrones no dejaron ni siquiera una huella dactilar pudo haber participado una red internacional de tráfico de arte que vino expresamente a realizar el robo y que ya sacó del país toda la colección.
Actualmente todos los esfuerzos están puestos en dar con el paradero de estas obras. La Policía, el DAS, la Fiscalía y hasta la Interpol están tratando de descifrar el misterioso caso.Incluso la gobemación de Antioquia se ha dedicado a repartir afiches pidiendo información y alertando para que no sean adquiridos por ninguna persona. Sin embargo, hasta el momento no se sabe nada. Sólo se tiene la seguridad de que las obras ya se encuentran formando arte del mercado negro nacional e internacional.

ARTE RELIGIOSO
Esta mafia no sólo está tras la obra de los artistas contemporáneos. De hecho existe un amplio mercado, sobre todo internacional, que está interesado en los cuadros de arte religioso de los siglos XVII y XVIII. Las bandas de delincuentes reciben continuos encargos de parte de coleccionistas privados de España, Italia y Estados Unidos que pretenden conseguir obras de los grandes pintores de la Colonia. En el saqueo que se presentó en el Museo de Arte Religioso de Santa Fe de Antioquia -quizás el más grande que se ha registrado de esta clase de arte-, se robaron 18 obras, entre ellas seis cuadros originales de Gregorio Vásquez y Ceballos (ver recuadro).
La pregunta que muchos se hacen es a dónde se está yendo tanto el arte religioso como el contemporáneo. Para muchos expertos resulta poco creíble que obras de artistas colombianos -con excepción de un Botero- tenga tal demanda internacional, que incluso se estén contratando bandas de delincuentes para alimentar el mercado. Un galerista consultado por SEMANA considera que "el valor de una obra de Vásquez y Ceballos en España o en Italia es de cero frente al arte religioso de cualquier artista europeo que fácilmente se puede encontrar allí".
Pero esto va en contra de lo que refleja la realidad. Los hechos demuestran que el arte colonial, en particular, tiene una excelente acogida en varios países europeos. De hecho gran parte de las obras robadas están saliendo por barco o avión directo a las residencias de los coleccionistas privados de estos países, muchos de los cuales también forman parte del narcotráfico y tienen nexos con los miembros de los carteles colombianos. Y es que, al parecer, detrás del negocio a nivel internacional están las mismas manos:grandes redes internacionales de compra y venta de arte a cargo de personas vinculadas con el tráfico de drogas, una de las cuales, según las autoridades colombianas, estaría liderada por Fidel Castaño.
Hace menos de dos semanas las autoridades de Roma denunciaron que miembros del narcotráfico colombiano, italiano y chino están involucrados en el robo de arte que se viene presentando en ese país y que ha afectado un gran número de museos y de colecciones privadas. Igualmente quedaron al descubierto las fuertes relaciones que existen entre ambas mafias para el comercio de obras de arte provenientes de Suramérica.
FIRMAS OCULTAS
Todo esto tiene alarmado al círculo artístico. Y con razón. La lista de pintores, galerías, museos, colecciones privadas, que han sido víctimas de los atracos podría no acabarse nunca. A pesar de los esfuerzos de las autoridades y de las investigaciones en curso, no ha sido fácil identificar a los iniciadores, que se hacen pasar por expertos en arte y que en realidad están planeando el próximo golpe.
La situación es especialmente grave para artistas y galeristas. Y ellos mismos están empezando a tomar medidas. Con tanto cuadro robado y falsificado, algunos pintores optaron por inventarse ciertas señales individuales para que sus clientes no caigan en ninguna de las dos trampas. Unos sólo firman sus obras cuando están camino a la galería y otros colocan ciertas huellas escondidas que ni el mejor imitador podría copiar. Por su parte, los galeristas están tratando de que cada obra tenga su hoja de vida, que señale quiénes han sido sus propietarios y que demuestre su autenticidad. Porque son muchos los casos en los que los propios certificados de autenticación han sido falsificados.
Pero los que deben estar más atentos son los compradores, pues algunos anticuarios y galerías de poco prestigio están sirviendo de salida para la venta de obras de arte del mercado negro. Por eso si se piensa adquirir un cuadro -sobre todo si se trata de Boteros u Obregones- lo mejor es acudir a galerías serias y reconocidas y no hacerlo a través de intermediarios. De otra forma, puede ser que se esté adquiriendo un cuadro robado, una buena falsificación, o contribuyendo a lavar dólares del narcotráfico. Así que lo mejor es ponerle mucho ojo al arte. -

¿EL ROBO PERFECTO?
UN DOMINGO A LAS SEIS DE la tarde, un grupo de delincuentes entró al Museo de Arte Religioso de Santa Fe de Antioquia y se llevó la colección completa de obras coloniales, avaluada en más de 200 millones de pesos, y de la que formar ban parte seis cuadros originales de Gregorio Vásquez y Ceballos. Esto sucedió hace dos meses, y a pesar de que las autoridades han tratado de seguirle el rastro a los asaltantes, hasta el momento no se ha logrado dar con el paradero ni de la banda ni de ninguna de las obras.
Este no ha sido el único caso de robo de arte religioso. De hecho, en los últimos meses la mafia del arte ha asaltado, entre otras, la colección de obras del Santuario de la Peña, de la iglesia de San Sebastián de Tenerife, del Colegio Agustiniano, en Bogotá, y de la iglesia de los Confines, en Santander. Sin embargo, el caso que tiene perplejos a los organismos de seguridad es el de Santa Fe de Antioquia. Incluso aseguran que se trata del robo perfecto.
Los datos que han arrojado las investigaciones son contradictorios. Unos señalan que el trabajo lo realizó una de las mafias nacionales y que las obras se encuentran en Bogotá, aunque todavía no han salido al mercado. Sin embargo, cada día se hace más fuerte la teoría de que en este caso en el cual los ladrones no dejaron ni siquiera una huella dactilar pudo haber participado una red internacional de tráfico de arte que vino expresamente a realizar el robo y que ya sacó del país toda la colección.
Actualmente todos los esfuerzos están puestos en dar con el paradero de estas obras. La Policía, el DAS, la Fiscalía y hasta la Interpol están tratando de descifrar el misterioso caso.Incluso la gobemación de Antioquia se ha dedicado a repartir afiches pidiendo información y alertando para que no sean adquiridos por ninguna persona. Sin embargo, hasta el momento no se sabe nada. Sólo se tiene la seguridad de que las obras ya se encuentran formando arte del mercado negro nacional e internacional.