Especiales Semana

SAN ANDRES

14 de mayo de 1990

MADERA COLOR CARIBE
La arquitectura de San Andres es fruto de una alucinante receta en la que predominan los ingredientes europeos y la sazón africana. En el espiritu de los isleños esta impreso el mandato de conservar sus enormes casas de pino machihembrado y techos de cipres, porque saben que ahi reposa buena parte de su encanto.

Basta recorrer San Luis o La Loma, lugares tradicionales de la isla en donde conviven armoniosamente isleños y continentales, para contemplar las hermosas casonas de madera en las que se mecen, orgullosas, las matronas, mientras cuentan socarronamente los secretos de piratas y corsarios.

Segun los relatos de algunos isleños, las primeras casas de San Andres construidas con pino se elaboraron con la madera que vendían mister Matosson y mister Righ, y en su construcción trabajaron a la par familiares y amigos. Por esa epoca las familias que controlaban el culto procuraban acercar su asentamiento a la iglesia, centro de variada actividad que aun hoy refleja el fervor de un pueblo con acentuada religiosidad.

DEL BALCON A LA BUHARDILLA
En la construccóon de las viviendas se tuvo en cuenta el espacio para el patio, sitio de juego infantil, de labores domesticas, de reunión familiar y lugar ideal para refrescarse jugando una partida de dominó a la caIda de la tarde. El almacenamiento del agua fue otra preocupación constante. En un principio se utilizaron toneles de madera que poco a poco se reemplazaron con cisternas de concreto que guardaban celosamente el agua lluvia. Las cocinas fueron diseñadas en la parte trasera de las casas para impedir que las brisas de nordeste propagaran el fuego de la hornilla en el interior de la vivienda. Las puertas y las ventanas se colocaron en sitios estrategicos para que permitieran el transito permanente del aire.

En su mayoría, las casas sanandresanas estan levantadas sobre pilotes, para protegerlas de la humedad de las lluvias, del pantano y del mar. Los balcones son amplios y con frecuencia rodean la totalidad de la construcción.

Gozan de un encanto especial que los convierte en el sitio preferido para descansar, reunirse y sobre todo para mantener la comunicación con el vecindario.

Esta arquitectura, de marcada influencia inglesa pero con toques indiscutibles de los estilos norteamericano y holandes, es considerada especial en el Caribe. Las casas de San Andres son diferentes de todas, son unicas, y se caracterizan por la caida de los techos, que protegen las enormes buhardillas de las abuelas. Hay tipos semejantes en Jamaica, por ejemplo, pero detinitivamente es otra cosa.

TECHOS DE LUNA
Así son las wooden houses de la isla... enormes, atractivas y frescas. Estan pintadas con vivos colores caribeños que contrastan con los soberbios azules del mar de los siete colores. Las más antiguas son como sus dueños: han soportado huracanes, fuertes vientos y torrenciales aguaceros, pero continuan ahi, erguidas con orgullo tratando de resistir los embates del tiempo y, sobre todo, la influencia de otras culturas que ultimamente han arribado al archipielago.

Pero no solo las casas son motivo de orgullo para los isleños. La iglesia bautista de La Loma, construida con pino traido de Alabama en 1840, se ha constituido en un atractivo más de San Andres. En una excelente muestra de esta arquitectura y en un lugar obligado para la visita de los turistas. La luz de su torre es visible desde el mar y desde hace más de 140 años ha servido como un faro que guía hasta el fondeadero a los capitanes de goletas, e incluso a los de modernas embarcaciones.

La enorme casona de Arturo May, situada en San Luis, es un testigo mudo de esa brillante epoca comercial en la que las mercancías arribaban a San Andres por este sector y cuando unas pocas familias encopetadas manejaban en la isla su propia moneda.
La casa aun existe. Es fantasmal, pero en sus crujientes maderos se nota el paso de los años, y toda la historia represada la hace ver misteriosamente bella.
Como esta existen otras cuantas y tambien modernas viviendas trabajadas cuidadosamente en madera. Las hay enormes y espaciosas como la del Sena, y pequeñas y hermosas como la del Moonshine Restaurant, en la bahta de Cove... las hay de muchoS tipos, pero todas finalmente guardan un comun denominador: el poder mágico de inspirar a los poetas de todos los tiempos cuando la luna logra reflejarse sobre sus techos.-