Especiales Semana

SECTOR FINANCIERO

30 de octubre de 1989

FELIPE SAMPER DAVILA-
"El leasing es la mayor innovación financiera de los últimos años"
Vinculado a la actividad de leasing desde sus orígenes en Colombia, Felipe Samper Dávila habló para SEMANA de este instrumento que cada día toma más fuorza en el país. Samper Dávila es economista de la Universidad de los Andes, realizó estudios de postgrado en Administración de Empresas y desde 1981 se desempeña como gerento general de Leasing Bogotá.

SEMANA: Entre las ventajas del sistema leasing, los beneficios tributarios suelen ser lo que más atrae al gran emprosario. ¿Es esto cierto?
FELIPE SAMPER DAVILA: Sí, el sistema leasing ofrece un enorme beneficio tributario para el empresario que desea financiar la adquisición de sus activos fijos por esta vía, puesto que el ciento por ciento de los arrendamientos pagados son deducibles de impuestos. Además, al final del período pactado, el cliente puede hacer uso de la opción de compra del equipo, de tal manera que, después de impuestos, el costo efectivo para el empresario es mucho menor en el sistema leasing que en los sistemas de crédito tradicional.
S.: No obstante, los detractores del leasing aseguran que esto sistema cobra las tasas de interés más altas del sector financiero...
F.S.D.: En primer lugar, hay que aclarar que en el sistema leasing no se pagan tasas de interés, sino cánones de arrendamiento. En segundo lugar, no se debería comparar la tasa de un crédito bancario con el costo que resulta de una operación de leasing, porque estamos hablando de plazos totalmente distintos; mientras los créditos tradicionales se trabajan, por ejemplo, a noventa días, en el leasing la mayoría de los plazos excede los dos años. En tercer lugar, se debe tener en cuenta el total de beneficios y reciprocidades que ofrece cada sistema, y los requisitos que se exigen en uno y en otro. Pero aun así, si se evalúa el costo de una operación de leasing después de impuestos, es válido afirmar que en la mayoría de los casos es más bajo que el de los instrumentos financieros tradicionales.
S.: Se dice que gracias a sus plazos amplios, el leasing constituye un promotor ideal de la industria. ¿Lo es en realidad?
F.S.D.: El sistema leasing es, prácticamente, la única innovación del sector financiero colombiano en los últimos quince años y constituye el único medio que permite la adquisición de activos con financiación a mediano plazo, excluyendo, por supuesto, ciertos créditos de fomento como los del Banco de la República. El enorme crecimiento del leasing se explica, precisamente, por el hecho de que es la única fuente de financiación a la que tienen acceso el empresario medio y el empresario pequeño, a mediano plazo.
S.: ¿Podría pensarse, entonces, que el leasing está entocado especialmente hacia los empresarios más débiles?
F.S.D.: No necesariamente. Lo cierto es que el leasing no sólo es beneficioso para este tipo de empresario, sino que además constituye una de las pocas alternativas disponibles para él, puesto que tal vez por sus estados financieros y por sus flujos de caja no tenga acceso a los créditos tradicionales. El leasing no exige mayores requisitos y garantías, porque el equipo arrendado es la garantía.

Pero esto no quiere decir que para el gran empresario o para la gran industria, que tiene fácil acceso a todas las fuentes de crédito, no sea ventajoso. Lo que ocurre es que las motivaciones pueden ser otras, como los beneficios tributarios, los operativos o los presupuestales. En resumen, para cada tipo de cliente hay una motivación distinta.
S.: ¿Existe alguna especialización o división del sistema de acuerdo con el valor del bien arrendado?
F.S.D.: Desde luego que en el mundo entero sí hay una especialización muy grande en las compañías de leasing. Algunas se dedican de manera exclusiva a adquirir y arrendar, con o sin opción de compra, bienes tan costosos como una planta nuclear o un barco. Igualmente, hay especialización respecto al tipo de usuario. En Colombia, el crecimiento acelerado del sector ha llevado a cierta especialización, pero no muy marcada. Las compañías grandes hacen negocios grandes. Las que no son tan grandes, como es el caso de la que yo gerencio, Leasing Bogotá, se han especializado más bien en hacer negocios al estilo taylor made, es decir, a la medida del usuario.
Lo importante es plantear los términos de la manera más conveniente para las necesidades específicas de cada cliente. Esto se traduce en agilidad, y esta es otra motivación para recurrir al leasing.
S.: Usted habló de crecimiento acelerado. ¿Cómo ha sido, en términos reales, la evolución del sistema?
F.S.D.: Las primeras operaciones de leasing en Colombia las hizo una compañía que para tal fin fundó el Citibank, a comienzos de la década del 70. Con estas se exploró el campo de acción y se midieron las posibilidades de desarrollar el sistema. Luego, el sector fue creciendo lentamente de 1975 a 1982, apoyado básicamente en la captación de depósitos del público. A raíz de la crisis financiera del 82, se prohibió a las compañías de leasing, entre otras, la captación masiva y habitual de ahorros del público. Esto llevó a que muchas compañías tuvieran que desmontar su forma de operación y, desde luego, su volumen de negocios bajó. Por fortuna el sector no era muy grande entonces y las entidades se fueron acomodando a obtener sus recursos de otras fuentes, como el crédito bancario, los depósitos de ciertos clientes--con las limitaciones de número y valor que señala la ley--y la emisión de bonos, por ejemplo.
S.: Tal vez por esa limitación el leasing se ha ido especializando en captar fondos de las grandes empresas y por eso se lo ha mostrado como asesor ideal para inversionistas. ¿Cómo se comporta esta otra faceta del sistema?
F.S.D.: El sistema leasing puede ofrecer al inversionista que tenga liquidez un rendimiento interesante sobre sus recursos. Esto se hace en Colombia, básicamente en dos modalidades: la primera, la más tradicional, es que el inversionista o la empresa con gran liquidez haga un depósito o un préstamo a la compañía de leasing y obtenga una tasa de interés que normalmente es más alta que la que ofrecen otros instrumentos financieros. El segundo mecanismo que ha empezado a surgir en el país es lo que se llama el leveraged lease, en el cual la compañía de leasing aporta simplemente una porción de los recursos necesarios para adquirir el activo que se va a arrendar y vende o sindica parte del contrato al inversionista que tiene fondos a mediano plazo:
al participar en este negocio, este obtiene un rendimiento muy superior al de cualquier otro instrumento.
S.: ¿Cuáles son los sectores que más se están valiendo del sistema?
F.S.D.: Con base en estadísticas de finales del 88, el 30% de los usuarios pertenece al sector industrial, el 40% al sector servicios, el 11% al de la construcción y el resto se distribuye entre los sectores agropecuario, minero y comercial. Respecto al tipo de equipo que se está financiando, el 40% corresponde a automóviles y medios de transporte en general y el otro 60% se distribuye en equipos industriales, agrícolas, de computación y de comunicaciones. Lo cierto es que cualquier sector puede participar del sistema, porque a través del leasing se puede financiar toda suerte de equipos.
S.: ¿Hacia dónde va el leasing en Colombia? ¿Cómo cree usted que debe evolucionar?
F.S.D.: Yo creo que el hecho de que el sistema haya tenido un crecimiento tan espectacular indica que hay un nicho en el mercado, que hay una necesidad de él. Pienso que el crecimiento seguirá siendo bueno, pero tal vez no tenga un ritmo tan acelerado como hasta el momento. Hay que dejar que los sistemas se desarrollen, y para esto es indispensable que se financien; sería interesante, por ejemplo, permitir que las compañías de leasing captaran depósitos del público, como se permite en la mayoría de los países, sin que se exceda una proporción o un multiplicador de su patrimonio y siempre y cuando se establezcan plazos mínimos consistentes con los flujos de caja. Si se permite que el sistema se financie y cumpla su función, va a ser muy benéfico en términos de inversión y en términos de promoción y desarrollo de la industria.