Especiales Semana

Tendencia con altura

Lejos del estilo tradicional de la arquitectura colombiana, llega una tendencia que se mide no en metros cuadrados sino cúbicos: los'lofts'.

2 de febrero de 2004

La moda ya no sólo se ve en las calles, ahora también se encuentra en los lofts, un nuevo estilo de vivienda que se amolda a los contrastes y necesidades de la vida diaria colombiana.

Aunque en un principio los lofts fueron el resultado de la reconstrucción de zonas marginadas de Nueva York, Londres y Amberes cuando pintores, escultores y artistas comenzaron a adaptar bodegas y fábricas viejas para vivir, 60 años después los lofts colombianos se construyen en zonas residenciales de estratos altos que recogen diseños de otros países para crear escenarios que den amplitud a espacios reducidos.

"En Colombia se está tratando de 'criollizar' y disfrazar un concepto que nada tiene que ver con su origen, pues los apartamentos se construyen sobre lotes desocupados que no conservan ningún diseño arquitectónico. Si nuestras ciudades reflejaran una recuperación urbana en sus centros, los lofts serían un éxito", dice el arquitecto Héctor Uribe, quien actualmente tiene a su cargo varios proyectos.

Por ser este un proceso lento que tomaría años realizar, porque los colombianos buscan buena ubicación antes que espacio, por ahora sólo es posible importar algunos aspectos de los tradicionales lofts: espacios grandes sin divisiones, con techos entre cinco y seis metros de altura, escaleras sin barandas, ladrillo a la vista y mucha iluminación. De colores fríos como grises y azules, líneas rectas y delgadas, estas construcciones son un paso más de un concepto que ahora busca darle importancia a la cocina y al baño como lugares visibles, dejando atrás la vieja tendencia a ocultarlos

"Si el centro de Bogotá fuera como los 'downtowns' de Europa o Estados Unidos sería perfecto, pero no creo que la gente quiera vivir a dos cuadras del Palacio de Nariño, es decir, al lado de la Calle de El Cartucho", dice Uribe.

Además existen otros factores que han marcado una fuerte influencia en esta nueva tendencia: la moda. Luego de sobrellevar la crisis económica que paró la construcción y superar la desconfianza que se tenía al comprar propiedad raíz en el país, muchos ejecutivos jóvenes decidieron sacar sus ahorros o traer sus inversiones del exterior para ponerse a la moda con los lofts. Moda que resulta costosa ya que estos apartamentos pueden costar entre 200 y 600 millones de pesos.

Además de querer estar in, el gusto del hombre en su modus vivendi se refleja en los últimos diseños arquitectónicos: la rapidez al momento de hacer las cosas, los cambios repentinos del estado civil y el auge de la gastronomía.

Todos estos factores influyen directamente en la reestructuración de los espacios, en las necesidades y exigencias de cada persona. Por un lado las relaciones de parejas son más efímeras y obligan a los interesados en pensar en lugares que les sirvan como solteros, casados o divorciados.

Por eso, pensando en esto, la cocina también ha tenido transformaciones significativas y ha dejado de ser un espacio aislado para volverse social. Hoy, ha recuperado sus olores, sabores y esencias y ha vuelto a ser el sitio de reunión de la casa donde se integra el comedor y la sala conformando un solo espacio que permite realizar varias tareas al mismo tiempo.

Para los amantes de la buena comida, la cocina sin duda alguna se ha convertido en la carta de exhibición de lo último en utensilios y accesorios. Tanto así que comprar estos diseños también requiere de una alta inversión en una época en que la moda es más importante que los precios.

Si bien hoy en día los lofts se construyen en áreas residenciales estrato 6, tal vez, en unos años, con la idea del alcalde Lucho Garzón de devolverle a la ciudad su centro, sea posible construir apartamentos lofts en bodegas y fábricas viejas.