Especiales Semana

Tierra de contrastes

La riqueza de las regiones boyacenses no ha sido suficiente para resolver el problema de pobreza de sus habitantes.

19 de agosto de 2006

Boyacá sólo tiene paradojas. Su geografía exhibe una imponente belleza de desiertos, vegetación, páramos, nevados, valles y cordilleras, y en sus tierras se guarda la riqueza que otorga la variedad de pisos térmicos. Sin embargo, el norte, el oriente y el occidente del departamento sufren los estragos de un abandono estatal persistente, de un manejo clientelista de la política y de un rezago que deteriora la calidad de vida.

Durante años, estas zonas padecieron el hostigamiento de las acciones de las Farc. En los municipios, a las 6 de la tarde un pánico general impedía a los habitantes salir de sus casas hasta la mañana siguiente. Las carreteras eran intransitables por las noches. La llegada del Batallón de Alta Montaña José Santos Gutiérrez, en 2002, produjo todo un cambio de orden público que significó una nueva forma de sentir el departamento.

La Sierra Nevada de El Cocuy, situada en el norte de Boyacá, es una mezcla de múltiples dificultades que la retienen en un atraso permanente. Cuenta con 306.000 hectáreas y ecosistemas de selva, bosque andino, páramo y nevado, osos de anteojos, dantas, venados, tigrillos, frailejones y árboles maderables. Pero sus vías, que durante años han sido olvidadas por el gobierno, se convirtieron en un obstáculo para que este paraíso geográfico sea también un paraíso turístico.

Esto se convirtió en un círculo vicioso difícil de quebrar: los turistas no viajan porque no hay carreteras de acceso, y como no llegan turistas, no existe una infraestructura hotelera para ellos. Pero difícil no quiere decir imposible. La escasa oferta de hospedaje se ha empezado a resolver con el programa 'Aposentos boyacenses', que hoy cuenta con 80 casas campesinas que se han adecuado para recibir a los visitantes.

Quienes residen en esta región comprenden el turismo como su mejor salida debido a la dificultad de cultivar en estas tierras. "En las zonas periféricas del departamento la mayoría de la gente es pobre. La parte turística es la apuesta para que la gente acceda a recursos y tenga una fuente de empleo", anota el alcalde de Güicán, Óscar Fermín Correa.

Uno de los temas más preocupantes es el del efecto del cambio climático en el nevado. "Estamos perdiendo 15 metros de superficie por año debido al incremento de temperatura. A ese paso, la Sierra Nevada de El Cocuy, que alberga alrededor del 18 por ciento de los páramos en el país, será sólo un recuerdo", anota el director de Medio Ambiente de la gobernación, César Escallón.

El norte boyacense no es la única región históricamente relegada. El oriente, conocido como el Valle de Tenza, vive una situación similar. También afectados por la ofensiva guerrillera, el Batallón José Santos Gutiérrez trajo consigo la tranquilidad que por años les había sido esquiva.

De acuerdo con la Alcaldía de Guayatá, uno de los municipios que comprende este sector, el 80 por ciento de sus vías está sin pavimentar, y aunque la cobertura de educación y salud alcanza a la mayoría de la población, la pelea contra el analfabetismo aún no termina.

El índice de pobreza alcanza a más del 40 por ciento de los ciudadanos. El promedio de ingresos de las familias es de 250.000 pesos, y el pésimo estado de las vías representa un obstáculo para que los campesinos tengan oportunidad de comercializar sus productos, que se pierden en sus parcelas por no tener salida, a pesar de contar con terrenos aptos para diversos cultivos.

En medio de este panorama, la Asociación de Mujeres Campesinas no se dejó derrotar. En 1999, esta agremiación, bajo la batuta de Nina Pizarro, inició el proyecto Café Exótico Guayatá, que hace parte del abanico de cafés especiales que exporta el país. Con la ayuda del Departamento de Ayuda Solidaria, Dansocial, y de la Presidencia de la República, éste se convirtió en un programa regional pionero en su género, con el apoyo de las gobernaciones de Boyacá y de Cundinamarca. Hoy, cerca de 1.200 familias campesinas se han vinculado a este proyecto.

En el occidente boyacense el presupuesto apretado ha restringido la cobertura de educación y salud. Conocida como la zona esmeraldífera del departamento, los municipios del occidente apenas se dan abasto con pocos recursos para el tratamiento de pacientes, el cuidado de ancianos y el apoyo a la niñez.

De acuerdo con la Alcaldía de Maripí, en esta región, a pesar de la aparente riqueza que podría generar la explotación de minas de esmeraldas, el 92 por ciento de los pobladores viven en la pobreza. "Sólo cuatro o cinco familias se quedan con el dinero, y el resto de personas sobrevive con escasos recursos", afirma el alcalde de este municipio, Ricardo Castro.

En esta zona el problema de las vías es tan recurrente como en las demás, junto al de los campesinos que pierden sus cosechas por no poder venderlas. Pese a que el estudio es parcialmente subsidiado por el gobierno, más del 30 por ciento de la población en edad escolar, en especial quienes viven en las veredas, no pueden acceder a él.

Jaime Castro, ex alcalde de Bogotá y oriundo de Moniquirá, cree que el atraso de estas zonas del departamento se debe a tres factores: la violencia, el mal manejo político y el decrecimiento del departamento como destino turístico. "Boyacá tiene un inmenso potencial en turismo, pero ya no es el único lugar para visitar. Tiene que mostrar ventajas competitivas, porque ese potencial es sin duda su mayor riqueza".

Los problemas que presentan estas regiones apenas empiezan a ser subsanados. La actual Gobernación impulsó la construcción de dos rutas turísticas, la de los Nevados, que en un tramo de 57 kilómetros unirá a Soatá con Boavita, La Uvita, San Mateo, Panqueba, El Cocuy y Güicán; y el de los Dinosaurios, que conectará a Villa de Leyva con Ráquira y Santa Sofía. No obstante, las falencias en educación, salud y calidad de vida siguen siendo un reto a desafiar, para que así, Boyacá no permanezca en el contraste de tener inmensas riquezas en medio de una enorme pobreza.