Especiales Semana

TORERO CON GANAS

A "Gitanillo de América" le sobra valor pero le falta arte y técnica

24 de febrero de 1986

La fama y gloria de los toreros colombianos, exceptuando a Pepe Cáceres, parece ser, como dice el bolero, "Flor de un día" o mejor de una temporada. Los toreros colombianos brillan un año, o dos y después se vuelven mediocres, se quedan: falta de oportunidades, dicen algunos: a duras penas si torean quince corridas al año. Les falta afición y ganas, dicen otros.
No hay duda. Los unos y los otros tienen la razón. Sin embargo, el torero colombiano de esta temporada es un muchacho de 23 años de edad, al que le sobran afición y ganas y que asegura que las oportunidades se buscan, no llegan. Over Jelain son sus nombres: el primero, como el del padre, el segundo fue sacado por su madre de un libro sobre la Segunda Guerra Mundial. Fresneda Félix, son sus apellidos. Esos nombres sonaban poco taurinos, así que había que buscar un apodo más sonoro: "Como soy bastante negro, dice Over, en España el matador Gabriel De la Casa me apodó "Gitanillo" pero son tantos los toreros con este sobrenombre que decidí hacerlo más local y surgió "Gitanillo de América". Así que para cuando haya toros en Argentina, en Chile y en Brasil, se me identifique con toda esta tierra".
La primera vez que muchos colobianos oyeron hablar de "Gitanillo de América" fue el 26 de octubre de 1985, cuando tomó la alternativa en la plaza Santamaría de Bogotá, de manos de Pedro Moya, "El Niño de la Capea", y actuando como testigo Juan Antonio Ruiz, "Espartaco". Pero lo cierto es que "Gitanillo", conocía el mundillo de los toros desde muy niño, ya que su padre se ha ganado la vida modestamente como torero, acróbata, actuando en espectáculos como Superlandia, bajo el apodo del "Indio Vélez". En su adolescencia "Gitanillo" prefería el fútbol y se desempeñaba como marcador de punta pero hacia los 13 años decidió cambiar la pelota por la muleta. Una vez recibió su grado de bachiller en Cúcuta, se metió de lleno a los toros.
El padre de "Gitanillo", Over Franco Fresneda, además de ser torero cómico, ha trabajado con el empresario, ganadero y apoderado espaflol Jerónimo Pimentel, quien vio a "Gitanillo" en una tienta en Venezuela y se sorprendió ante su arrojo y valor y decidió ayudarlo, y encima ser su apoderado, cosa que no había hecho antes con ningún novillero colombiano. Así "Gitanillo" comenzó su carrera, primero toreando por plazas venezolanas y luego por todo Colombia. En la Santamaría toreó de novillero en dos oportunidades: la primera vez le fue regular y la segunda muy mal, confiesa el torero. En 1982 se va para España y torea 25 novilladas sin picadores. En el año 84, 30 novilladas con picadores, y en el 85, otras 25. En el año 84, "Gitanillo" se convirtió en el número uno de las estadísticas españolas por apéndices cortados: 66 orejas en total.
Sin duda alguna, parte de esas orejas cortadas provienen de una suerte que casi nunca ha sido practicada por los toreros colombianos y en la cual "Gitanillo" es excepcionalmente apto, la de banderillar, y que contribuye sin duda alguna al cartel como figura nacional que ya tiene este joven torero, quien con sus actuaciones en Bogotá, Cali, Cartagena y Armenia, en trece tardes ya ha cortado 10 orejas, y llega a ganar US $10 mil por tarde.
"Gitanillo", según el comentarista taurino Fernando González Pacheco "tiene dos cosas a su favor que son fundamentales en un torero: personalidad y un valor arrollador. Le falta técnica, que se aprende lentamente.
Sin embargo, la personalidad la puede perder si se le suben los humos y el dinero lo enloquece. Y el valor se le puede ir si los toros lo irrespetan demasiado, es decir, si sufre muchas cornadas".
Hasta ahora sólo lleva en su haber una cornada, la que sufrió en Une (Cundinamarca). Pero su temeridad tremendista impresiona a los aficionados, sobre todo cuando lo ven esperar la salida del toro más cerca que nadie de la puerta de toriles para recibirlo "a portagayola": con un capotazo de rodillas. Se emocionan tanto que se sueltan a gritar: "Colombia, Colombia". "Gitanillo" dice que en ese momento no le da miedo sino que cruza los dedos para que el toro no le pase por encima y en vez de hacer el pase, haga el ridículo.
Es ahí, en el tercio de capa, donde "Gitanillo" parece fincar sus ilusiones. Asegura que va a imponer los quites (pases con la capa después de la pica) que ya casi no se usan. Todos los días se entrena para realizar "tapatías", "mariposas", "gaoneras", "chicuelinas" y "orticinas" (como las que hiciera a la limón con "El Soro", el domingo 19 de enero en Bogotá)
"Me falta mucho, dice "Gitanillo", con toda sinceridad y con un entusiasmo infantil. Pero lo único que me encarreta en la vida es torear". Y parece que verlo torear con ese tremendismo y ese valor es lo que tiene encarretada a la afición colombiana que espera que sus triunfos no sean "flor de un día", y que por fin esté llegando el sucesor del maestro Pepe Cáceres. --