Foto: Cortesía FITB.

Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá

Peter Stein y el rigor de la palabra

El director de Boris Godunov madrugó el sábado 12 de marzo para inaugurar los Encuentros con grandes directores, una serie de charlas de entrada libre de la Escuela del Festival de Teatro de Bogotá que convoca a grandes personalidades del teatro mundial para que dialoguen con el público.

Francisco Giraldo Jaramillo
16 de marzo de 2016

La Escuela del Festival, la cara académica del FITB, abrió por lo alto su decimoquinta versión: por lo menos 150 personas –sobre todo estudiantes de artes escénicas– asistieron al encuentro de Peter Stein, considerado un referente del teatro mundial. Sus monumentales montajes han recorrido los más importantes escenarios de Europa y América, y algunos de ellos (como su adaptación de Los Demonios de Dostoievsky) duran más de 10 horas.

Con una dosis de humor ácido, el alemán respondió las primeras preguntas que le formuló el actor y antropólogo colombiano Nicolás Montero, que se concentraron en su vida. Nació en Alemania en 1937 y vivió por partida doble el drama de la Segunda Guerra Mundial: no solo tuvo que irse del país a los 5 años, sino que su padre manejaba una fábrica de materiales de guerra. Es quizá por eso que, como afirmó en la charla, siempre fue reacio a ver en la generación anterior una pauta de autoridad: “¡tú no puedes ordenarme nada, porque tú estuviste involucrado en la guerra!”, se convirtió en la respuesta que le daba a su padre cada vez que le ordenaba algo. Esta resistencia a la jerarquía paterna, conjugada con un contacto comprometido con la realidad contemporánea, marcaría para siempre su trabajo como director.

Su entrada al mundo del teatro fue como un agradecido espectador. Después, como actor aficionado en un teatro estudiantil, y por último, como ayudante de dirección Münchner Kammerspiele. Jamás estudió dramaturgia o actuación. De hecho, estudió Filología e Historia del arte. Pero es su formación académica, como afirmó Stein durante la charla, su única y más preciada fortaleza en el mundo del teatro: su profundo conocimiento del lenguaje le ha permitido transformar las palabras en movimientos, convertir pensamientos en gestos. Es, en pocas palabras, su sensibilidad frente a la palabra lo que lo ubica hoy como uno de los directores de teatro más reconocidos del mundo, pues dirigir teatro es, según él, tener el talento y la capacidad de comprender una frase, una réplica o una descripción, y poder trasladarla al mundo de la escena.

Es por esto que su función como director no es enseñarles a sus actores a moverse o a respirar; para eso hay escuelas dedicadas a educar esa destreza física (“muy importante, por cierto”, insistió Stein). Su papel es otro: él se sienta en la silletería y se dedica a escuchar a sus actores, exige que digan una y otra vez sus réplicas, hasta que sea a través de la palabra misma que el sentido de lo que dicen se haga visible y pueda convertirse en una acción. Pues el teatro debe ser eso: una serie de acciones que están conectadas consistentemente entre sí, de manera que el resultado sea un drama coherente y orgánico al que no le sobra ni le falta una palabra.


Nicolas Montero y Peter Stein/ Foto: cortesía FITB

Se ha dicho, como recordó Montero, que Stein es vanguardista por ser tradicional, refiriéndose al lugar central que su trabajo como director le asigna al texto. Boris Godunov, estrenada el 11 de marzo en el FITB, es indudablemente prueba de su respeto por la palabra y del rigor con que se enfrenta a ella.

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