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Karl Marx, comunista bicentenario

Hace 200 años nació Karl Marx, el filósofo alemán que dio origen al comunismo. Este fue el hombre que con sus postulados puso de cabeza al mundo en el siglo XX, muchos años después de su muerte.

29 de abril de 2018

Cuando Karl Marx cumplió su primer centenario, en 1918, cientos de miles de entusiastas salieron a las calles en múltiples ciudades de Europa, y Moscú botó la casa por la ventana para celebrar la vida del ideólogo de la revolución que, en 1917, había cambiado su panorama político y social. Pero cuando Marx murió en 1883, a los 64 años, solo 11 personas asistieron a su sepelio en el Highgate Cemetery, de Londres. Sobre ese momento final, Dominic Sandbrook comenta en el diario The Times: “Aparte de un pequeño círculo de radicales de izquierda, nadie hubiera creído que ese apasionado, arrogante e irascible refugiado de su Alemania natal sería celebrado pocos años después como el gran pensador de su época”. Entre ellos estaba Friedrich Engels, su colega y ‘patrocinador’, quien en sus palabras de despedida aseguró que, tal como Darwin había descubierto la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx había descubierto la ley del desarrollo de la historia humana: el comunismo.

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Por sus opiniones que postulaban el fin del capitalismo y el comienzo de la lucha de clases, varios países como Francia y Bélgica persiguieron, espiaron y expulsaron a Marx a mediados del siglo XIX. Pero sus postulados solo tomaron dimensión global luego de su muerte, cuando Vladimir Ilich Lenin los adoptó y propagó ya entrado el siglo XX. El líder ruso tomó El manifiesto del Partido Comunista escrito por Marx con Friedrich Engels en 1848, y El capital, de 1867, y los convirtió en las biblias de la revolución bolchevique en 1917. Desde ese momento quedó planteado el conflicto a muerte entre capitalismo y comunismo que marcó a sangre y fuego casi todo el siglo XX. Para bien o para mal, Marx dejó una huella enorme, a la altura de los pensadores más influyentes del siglo XX.

Por eso, el 5 de mayo, fecha de su cumpleaños 200, el mundo reaccionará con todo tipo de exhibiciones, conferencias, conversatorios, historias y novelas. Su pueblo natal, Tréveris, tiene preparadas tres grandes exposiciones que acompañan la entrega de una nueva escultura de bronce, de 5 metros de alto, donada por el gobierno chino. Malu Dreyer, primera ministra de Renania Palatinado, aseguró que “fue necesario que terminara la Guerra Fría para que la ciudad pudiera encontrar un camino para confrontarse normalmente con Marx”. Hoy, curiosamente, la relación entre la ciudad y su hijo más famoso es contradictoria. Para celebrar su idea de abolir el dinero, imprimieron billetes de 0 euros con su rostro, que, sin embargo, venden por 3 euros. En los gift shops también se consiguen patos de hule con su barba característica que llevan bajo el brazo Das Kapital y, en el detalle menos capitalista, la luz de los semáforos tienen una simpática silueta suya. Cualquier parecido con las camisetas con la imagen del Che Guevara es pura coincidencia.

En Alemania más de 600 actividades están en carpeta, y también se vive con intensidad en Inglaterra, donde Marx vivió en el exilio hasta su muerte. En Manchester, varios tours muestran las calles que recorrió con su gran amigo Engels mientras discutían las condiciones de vida de la clase trabajadora. Por su parte, la British Library exhibe la Galería de tesoros Karl y Eleanor Marx, que exalta que Marx y su hija pasaron en su cuarto de lectura alimentando y puliendo sus teorías. La muestra brilla por las muchas cartas entre Marx y Engels y su familia, y por sus primeras ediciones. Entre estas, una versión de Das Kapital traducida al francés con sus anotaciones.

Marxismo rampante

Los abusos totalitaristas de Josef Stalin y otros déspotas comunistas, sumados a la caída del comunismo a finales del siglo XX, pusieron en tela de juicio el legado de Marx y lo hicieron casi tabú. El eterno debate sobre si Marx es responsable de estos abusos nunca terminará, pues como anota el analista Zoran Arbutina en el portal DW: “En su nombre se cometieron algunos de los peores crímenes en la historia de la humanidad: genocidio, persecuciones y hasta deportaciones indiscriminadas. Al mismo tiempo, se cometieron crímenes similares para luchar contra los cometidos en nombre de las ideas de Marx”.

Así como sus responsabilidades, sus ideas vuelven a flote cada vez que el capitalismo deja al descubierto sus grietas. Luego de la gran crisis económica de 2008, voces ilustradas como la del filósofo John Gray inyectaron nueva vida a Marx, asegurando que este colapso –que golpeó las vidas de millones de hogares de clase media y emergente– tenía el sello del capitalismo salvaje, y que, en últimas, Marx tenía razón. Y si bien en Colombia la palabra ‘socialismo’ está actualmente ligada al fantasma del castrochavismo, en Estados Unidos y en el Reino Unido ya no genera el repudio de hace unos años. Al contrario, encuestas recientes prueban que los jóvenes entre 18 y 24 años ven en las grandes corporaciones una amenaza mayor que en el comunismo, y prefieren la igualdad a la libertad. También, que la población general en el Reino Unido prefiere el socialismo al capitalismo.

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Con ese clima, aprovechando el natalicio de Marx y el aniversario 50 de las protestas estudiantiles de 1968, la London School of Oriental and African Studies prepara la madre de todas la conferencias académicas militantes, Marx 200, que resulta relevante precisamente por el impulso de los jóvenes. Según Ben Gliniecki, abogado de 26 años de la Universidad de Cambridge y organizador de la Federación Marxista Estudiantil, es ofensivo tildar este movimiento de moda, pues “los chicos de 18 años que están involucrándose no están interesados en pequeñas campañas, quieren discutir grandes ideas sobre la revolución y, fundamentalmente, cambiar la sociedad”.

De carne y hueso

Muchas biografías han dedicado sus cientos de páginas a Karl Marx, pues una vida de tantas repercusiones da para todo tipo de ángulos. Las más recientes, de Jonathan Sperber, Francis Wheen y Stedman Jones, enfocadas en distintos aspectos de su vida, descubren matices interesantes.

Jones, profesor de la Uni-versidad de Londres, separa a ‘Karl’ del marxismo, y desnuda las muchas contradicciones de su vida. Por ejemplo, señala su deuda con los filósofos y economistas de los siglos XVIII y XIX. Pero más interesante aún, plantea que el hombre nacido en Tréveris en 1818 dista mucho del que los marxistas citaron con insistencia durante el siglo XX, ese ser mitológico de “voluntad de hierro, un pensador de inclemente consistencia cuyos escritos explicaban cómo construir el reinado de los cielos en la Tierra, o mejor, la sociedad ideal, libre de clases”. Stedman plantea que el verdadero Marx era un tipo ansioso, enfermizo, lleno de defectos que muchas veces cambiaba de dirección y no terminó siquiera su obra maestra Das Kapital. Jones argumenta que si bien dio el puntapié inicial, “el marxismo le debe tanto a su colaborador Friedrich Engels (quien vivió más), y a sucesores como Lenin y Stalin”.

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Stedman también suma una dosis de detalles personales. Cuenta cómo en la década de 1830 Marx soñaba con ser poeta, y le escribía sonetos a su futura esposa. También que su abuelo fue rabino, pero su padre se convirtió al luteranismo antes de que él naciera. Por esto, Marx era sensible con respecto de sus raíces judías, escribió a favor de estas, pero, según el autor, “esto no le impedía incurrir en pequeñas diatribas antisemitas cuando le resultaba conveniente”.

Por su parte, la biografía escrita por Francis Wheen lo caracteriza como “un hombre que pasó la mayor parte de su vida adulta en la pobreza, afectado de forúnculos y de enfermedades hepáticas, y que en una ocasión lo persiguieron por las calles de Londres tras una noche de excesos tabernarios”. A esta descripción Anna Caballé suma que “vivió de la generosidad de su amigo Engels, vio morir a cuatro de sus hijos por falta de atención suficiente y condenó a su aristocrática y sufrida mujer, Jenny von Westphalen, a una vida llena de sufrimientos y penalidades”.

La película El joven Marx (2017) retrata la relación entre Marx y Engels desde que se conocen hasta que comienzan una vida de colaboración juntos. La cinta también proyecta esa característica incierta de Marx, un hombre inquieto, lleno de fuego, pero sin disciplina ni arraigo por el dinero y la seguridad que este podía representarle a su familia. Interesante línea de vida para alguien que en 1920, como asegura Stedman Jones, era visto como “el equivalente seglar de dios. Ningún pensador había inspirado un culto a la personalidad de tal magnitud”.