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Christopher Hitchens murió a los 62 años de edad. | Foto: AP

OBITUARIO

Adiós a Christopher Hitchens, "una mezcla de Voltaire con Orwell"

Panfletario, polémico y ateo, el escritor, crítico literario y periodista británico Christopher Hitchens murió en EE.UU., a los 62 años de edad tras una batalla contra el cáncer. Y hasta el final lanzó invectivas.

Alianza BBC
16 de diciembre de 2011

Descrito como "una mezcla entre Voltaire y Orwell" y "de una inteligencia feroz", el escritor, crítico literario y periodista británico Christopher Hitchens murió en Houston, EE.UU., a los 62 años de edad tras una batalla contra el cáncer.

Autor del célebre libro "Dios no existe", Hitchens fue considerado como uno de los intelectuales más polémicos e influyentes en los últimos treinta años y colaboró con varias de las publicaciones más importantes de lengua inglesa como The New York Times Review of Books, The Times Literary, National Geographic y Vanity Fair

De acuerdo con esta última publicación "nunca habrá otro como Christopher".

En palabras de Graydon Carter, editor de Vanity Fair, Hitchens poseía "una inteligencia feroz" y "los que lo leían sentía que lo conocían y los que lo conocían eran espíritus profundamente afortunados".

Entre las reacciones por la muerte del escritor destaca la de su amigo, el autor angloindio Salman Rushdie, quien escribió en su cuenta de Twitter: "Una gran voz ha quedado en silencio. Un gran corazón se ha parado".

Para el parlamentario Denis McShane, quien estudió en Oxford con Hitchens, "Christopher iba siempre a contracorriente. Él era un cruce entre Voltaire y Orwell. Amaba las palabras".

En frases

Ir a contracorriente supuso que Hitchens -un bebedor y fumador empedernido- lo mismo perteneciera a la izquierda radical de la Inglaterra de los años 70 que defendiera la guerra de Irak y apoyara a George W. Bush para la reelección en 2004.

También apoyó la política de la ex primera ministra del Reino Unido Margaret Thatcher con respecto a Argentina porque pensaba que era una buena manera de que cayera el gobierno de facto del país latinoamericano.

Calificado como un "cínico siempre en contra", el autor es famoso por sus frases afiladas que casi siempre fomentaban la polémica.

Luego de que se le diagnosticara cáncer de esófago, en 2010 Hitchens reiteró su profundo ateísmo y llegó a decir: "No se ha presentado aún una prueba o un argumento que pueda cambiar mi forma de pensar. Pero me gustan las sorpresas".

Hablando en el programa Newsnight, de la BBC, ese año, reflexionó sobre una existencia que se acorta, lo cual: "Hace que la mente se concentre, por supuesto, y uno se percate de que su vida está más racionada de lo que uno piensa".

Y a propósito de su enfermedad reconoció: "Tenía mucho miedo de que eso detuviera mi escritura. Me quedé realmente petrificado de miedo ya que pensé que, además de otras cosas, podía disminuir mi deseo de vivir".

En un ensayo, escribió: "Me encanta la imagen de la lucha (...) A veces me gustaría estar sufriendo por una buena causa, o arriesgando mi vida por el bien de los demás, en vez de ser un paciente en grave peligro".

Hablando sobre figuras públicas, alentó la polémica al llamar al ex presidente de EE.UU. Bill Clinton "un cínico, egoísta y matón ambicioso" y calificó al ex secretario estadounidense de Estado Henry Kissinger como un "criminal de guerra".

A la Madre Teresa de Calcuta, entretanto, la definió como "fraudulenta" y "enana albanesa fanática".

Mil palabras

Nacionalizado estadounidense en 2007, Hitchens nació en 1949 en Portsmouth, Inglaterra, y estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Economía en la universidad de Oxford.

Entre sus obras destacan "Dios no existe", "Cartas a un joven disidente", "La victoria de Orwell" y "Amor, belleza y guerra", todas polémicas.

Sus mordaces críticas también le granjearon calificativos de sus oponentes y un antiguo amigo lo describió como "un mentiroso, oportunista".

Otro lo definió como "un papagayo ex-trotskista dominado por el alcohol".

En cuanto a su relación con la bebida, como describó el parlamentario Denis McShane: "Él bebía una botella de whisky cuando yo sólo apenas podía con dos vasos de vino y luego se levantaba por la mañana y escribía mil palabras perfectas".

Según McShane: "Él podía lanzar palabras al cielo, y estas caían siguiendo un patrón maravilloso".